En los correveidiles de Wimbledon se especulaba qué es lo que necesitaría Taylor Fritz para ganar. "Un partido perfecto", "un 90 % de primeros", "un milagro". Pero da igual, porque cuando Carlos Alcaraz quiere, no hay fórmula que pueda derrotarlo; y el murciano, seis partidos después, ya está a un paso del ansiado triplete en Wimbledon (6-4, 5-7, 6-3 y 7-6 (6)). El tenista se enfrentará a Jannik Sinner, que se impuso a un tocado Novak Djokovic en la otra semifinal del torneo.

Bajo un calor infernal en Londres -para los estándares británicos, no para los murcianos-, Alcaraz demostró que la brecha entre él (y Sinner y Djokovic) y el resto es abismal. Ni Fritz, el mejor en hierba este año, con el mayor número de partidos ganados y dos títulos en el bolsillo -menores, eso sí-, le puede toser. Sí, le ganó un set e incluso estuvo cerca de arrancarle dos, pero el partido nunca estuvo lejos de la raqueta de Alcaraz.

Veinte victorias seguidas en Wimbledon

Porque en estos momentos el murciano es invencible. 24 triunfos seguidos este año, veinte victorias consecutivas en Wimbledon, a un paso de un triplete consecutivo en el All England Club que solo tienen esos hombres con los que soñaba emular el Alcaraz niño: Bjorn Borg, presente, por cierto, en la grada, Pete Sampras, Roger Federer y Novak Djokovic. No son malos nombres a los que unirse.

Incluso, en uno de los pasillos del All England Club alguien apostaba a un compañero por el resultado del primer juego. "Si Fritz empieza sacando, lo pierde". Esto abre una pregunta, ¿por qué desconfiar de la mejor arma de un jugador ya de primeras?. Simple, porque estos partidos, unas semifinales de Wimbledon, no van tanto de calidad, sino de cabeza.

Fritz no tardó muchos puntos en demostrar que aunque hayan pasado tres años aún cuenta con los lastres que le enterraron en esta pista contra un Rafael Nadal partido por el abdomen. En seis puntos, los que duró el primer juego, se le escapó el primer 'break' y con ello el set. Esto confluía, además, con un Alcaraz excelso al servicio que le hizo ganar 15 de 15 primeros y solo perder cuatro puntos con el saque.

Ni siquiera algo que le metió en el ojo en los primeros compases trastocó su inicio apabullante ante un Fritz que se fue sintiendo más cómodo con el paso de los minutos. El segundo set fue soporífero, por el bochorno, por las paradas médicas por los golpes de calor y porque ambos estaban casi infalibles. En todo el set, el estadounidense solo cometió tres errores y Alcaraz, con 5-6, quebró una racha de 42 turnos de saque seguidos ganados. Regaló el servicio en blanco y dio una bocanada de oxígeno a Fritz.

Ahí, cuando mejor estaba él y peor Alcaraz, tomó una decisión inexplicable. Se fue al baño durante diez minutos, tiempo que el murciano aprovechó para hablar con los suyos y recomponer filas. Perdió todo el 'momentum', empezó a no meterla en una piscina y sin saber cómo, Fritz había pagado con la pérdida de un set su visita al baño.

Caro castigo, quizás, pero una buena lección. El problema es que Fritz no tiene ya 19 años, sino 27, y en estas semifinales quedó demostrado que puede tener todo el tenis del mundo, pero eso no te lleva por sí solo ganar estos títulos. Tampoco es que el estadounidense exhibiera ese tenis magnífico, jugó un partido decente, brillante en puntos concretos, pero lejos de lo necesario para derribar a un cinco veces campeón de Grand Slam y ganador de Wimbledon en dos ocasiones.

Al final, daba igual lo que Fritz hiciera, por muy bien que jugara el 'tie break' del cuarto set y dispusiera de dos bolas de parcial. La victoria estaba en la raqueta de Alcaraz. Cuando se vio al borde del abismo, del quinto y peligroso set, recuperó la iniciativa y el puño dominante y esquivando el bache, Alcaraz reabrió esa brecha que antes tenía el 'big three' sobre el resto, con permiso por entonces de Andy Murray, y que ahora empuñan Sinner, Alcaraz y Djokovic sobre los mortales. No, Fritz no pudo con Alcaraz, pero es lo lógico y lo normal en este tenis actual.

Ahora el español podrá irse a descansar, mientras Djokovic y Sinner corretean por la otra semifinal, y el domingo (17:00 hora española) jugará su tercera final en un lugar en el que no pierde desde 2022 y en el que optará a ser el quinto en la Era Abierta en ganar tres títulos seguidos.