Aunque ya no tiene opciones de pelear por las medallas, a España le espera hoy un partido importante. Es verdad que el premio gordo del Mundial se lo va a llevar otro -el campeón sacará billete para los Juegos de Tokio de 2020-, pero no es lo mismo quedar quinto que octavo, sobre todo porque los siete primeros clasificados se van a asegurar una plaza en uno de los tres torneos preolímpicos que se disputarán el próximo año. Y tampoco es lo mismo quedar quinto que séptimo, puesto que la entidad de los rivales en los citados preolímpicos será mayor o menor en función del puesto que ocupe cada selección en el Mundial. Así que los Hispanos se juegan algo más que el honor en el partido de esta noche contra Alemania.

En este sentido, el equipo de Jordi Ribera va a contar con la ventaja de jugar su duelo ante el combinado anfitrión -el choque es en Colonia- en el último turno. Si antes Brasil gana a Islandia y Francia puede con Croacia, España será tercera de grupo independientemente del resultado de su enfrentamiento y peleará el sábado por el quinto puesto. En cambio, si Brasil pierde, España quedará condenada a jugar por la séptima plaza. Sin embargo, los Hispanos también tienen otro reto, que no es otro que el de sorprender a los anfitriones. Por orgullo. Y por si los resultados de otros partidos les obligan a sumar dos puntos más para seguir aspirando a la quinta posición.

Aunque asegurar su presencia en un preolímpico es uno de los objetivos de España, no hay que olvidar que en 2020 hay Europeo y el campeón también sacará billete directo para los Juegos de Tokio. Pero, por si las moscas, cuanto más arriba quede en el Mundial, mejor.

El autor es técnico navarro de la Federación Española de Balonmano