Pamplona - El corredor Xabier Isasa se proclamó ayer vencedor de la Vuelta a Pamplona tras una jornada memorable, en la que el ciclista guipuzcoano del Bellota se lanzó a por la victoria a más de 50 kilómetros para la línea de meta. Su compañero de fuga, Kinght (HMT), se llevó el triunfo de la etapa. Ambos, que sufrieron una caída en los últimos 10 kilómetros de la etapa, consiguieron mantener su distancia ante el empuje del seleccionado pelotón.

Tras varios kilómetros con continuos intentos de escapadas en la parte inicial de la jornada, una caída masiva marcó el devenir de la prueba. Umba y Franco, tercero y cuarto respectivamente en la clasificación general hasta la jornada de ayer, vieron cómo se difuminaban sus opciones de triunfar en la carera pamplonesa. Ambos estuvieron implicados -aunque sin consecuencias graves- en la montonera que partió el pelotón. El tropel, partido en tres grupos, encaró la parte más quebrada de la etapa.

Así las cosas, la cabeza de carrera, en el que estaban todos los demás hombres importantes de la clasificación general, inició la primera de las cotas de la jornada. Isasa y Retegi (Lizarte-Ermitagaña) probaron suerte en la cuesta de Ihaben, sin conseguir abrir distancia con el resto de rivales. Fue en la siguiente ascensión, en Oskotz -precedida del sinuoso descenso de Etxaleku- donde se apreció la debilidad del hasta ayer líder, Ari Scott (Antiga Casa Bellsola). Isasa, como ya había anunciado tras el final de la tercera etapa, volvió a demarrar en busca de romper el gran grupo. Junto al guipuzcoano, Oliver Kinght y Alex Haines -ambos del HMT- formaron un terceto que comenzó a abrir hueco con el resto de corredores con opciones en la general.

Se presentó la situación perfecta para Isasa. Los tres corredores colaboraron: el del Bellota en busca del maillot verde de líder y los ingleses del HMT, para asegurarse su segunda victoria parcial de esta Vuelta a Pamplona y, de paso, llevarse el premio de las Metas Volantes. La falta de entendimiento en un grupo perseguidor de 9 unidades, privó a los navarros Retegi y Alberdi de luchar por la etapa y avanzar posiciones en la general.

Por detrás, el conjunto del líder trabajó para reducir la diferencia con el terceto, que a falta de 20 kilómetros, obtuvo una ventaja de minuto y medio. El grupo de Scott, que pagó los esfuerzos de días anteriores, no logró siquiera alcanzar a los 9 corredores que perseguían a la cabeza.

Isasa, líder virtual de la carrera, rodó por las carreteras navarras con la convicción de proclamarse vencedor. Haines, tras un gran trabajo para su compañero Kinght, quedó descolgado del grupo que comandaba la prueba en el muro de Atondo. Sin embargo, los dos corredores de cabeza sufrieron una caída a diez kilómetros de la llegada. Ambos, con el resultado de la edición en el aire, no sufrieron daños en sus bicicletas ni lesiones graves, y reanudaron sin más demora la marcha.

Con un Scott debilitado, Isasa consiguió, pese a la caída, la renta necesaria para proclamarse vencedor de la Vuelta y cedió la victoria de etapa a su compañero de fuga, Kinght, en el Caballo Blanco de Pamplona.

Las abrasiones en la piel, el dolor en un brazo y la ropa echa jirones, fue la estampa que presentó el nuevo vencedor de la carrera que, junto con su director deportivo, Aitor Chico, se dirigió a la ambulancia antes de subir al podio, en una imagen que describía la entrega absoluta del nuevo maillot verde. Isasa mostró ayer el compromiso y la mentalidad necesaria para ser ciclista. El futuro le espera.