urdax - Urdax vivió ayer una auténtica fiesta. El final de la 11ª etapa de la Vuelta a España, que terminó en la localidad baztanesa, desbordó el pueblo con decenas de aficionados al ciclismo que no quisieron perderse un evento de tal magnitud. La multitud invadió, literalmente, el pueblo por todos los costados: desde el sur llegaron aficionados navarros y del resto del Estado y por el norte, muchos franceses y vecinos de otros países europeos hicieron lo propio. Pero no era la primera vez que ocurría. En 1794, en plena Guerra del Rosellón que enfrentó a los reinos de España y Portugal contra Francia, las tropas galas invadieron Navarra entrando por el valle de Baztan y a su paso incendiaron Zugarramurdi y Urdax.

Los comentaristas que ayer narraron la Vuelta se hicieron eco de este pasaje histórico durante la retransmisión de la carrera. Y ayer el pueblo volvió a ser invadido, pero esta vez por la fiesta de uno de los eventos deportivos más importantes del momento y del que pudieron disfrutar tanto los participantes como los aficionados.

El reloj del campanario del Monasterio de Urdax marcaba el mediodía cuando el gentío ya llenaba de vida las calles de la localidad. Los bares y restaurantes estaban hasta los topes hasta tal punto que en varios de ellos se agotaron las existencias de pan, y eso que ya habían previsto la que se les venía encima. Banderas de todos los colores y países inundaban las inmediaciones de la llegada a meta, donde nadie perdía la oportunidad de inmortalizar ese momento con una fotografía. También los gigantescos camiones cortaban muchas de las calles del pueblo, varios helicópteros sobrevolaban la zona y las fuerzas de seguridad recorrían las calles para asegurarse de que no se produjese ningún incidente.

Todo estaba preparado para acoger la carrera, que iba a ser protagonizada por el guipuzcoano Mikel Iturria, que tras una gran escapada logró pasar el primero por la línea de meta.

Poco a poco la muchedumbre se iba agolpando en el tramo final del recorrido mientras los más adelantados de la carrera, la caravana de patrocinadores, amenizaba la espera con música y bailes. Allí, Maite Goñi danzaba con su hijo Xabier en brazos. Son vecinos de Elizondo y al igual que hicieron en 2016 -cuando la Vuelta terminó en Dantxarinea, muy cerca de Urdax- acudieron a disfrutar del espectáculo: “No sé mucho de ciclismo, pero ver el ambiente y la velocidad a la que llegan los corredores es muy emocionante”, declaró Maite.

Y es que el deporte también es la fiesta que lo rodea y los vecinos de Urdax se mostraban encantados de acoger un evento así entre sus casas. Por ejemplo, el balcón de José Luis Sadaba, vecino de Urdax de toda la vida, lo “ocuparon” rápidamente varios medios de comunicación gracias a la hospitalidad familiar. “Está siendo una jornada muy agradable. Para el pueblo es muy importante, sobre todo para el comercio local”, apuntó José Luís, que añadió que tras el sabor agridulce de la etapa de 2016 -en la que el pelotón se dio un paseo y llegó media hora más tarde que el ganador- la Vuelta “ha tenido el detalle” de repetir en esta edición.

una etapa “especial” Para quien también fue una etapa especial fue para el speaker de la Vuelta, Juan Mari Guajardo. El navarro explicó que pasar por su tierra “es siempre una alegría”, además de que supone un impulso a la actividad económica y social de la zona. “Es especial porque ha venido mi familia y esta noche dormiré en casa”, señaló el comentarista. Aunque recordó que la Vuelta todavía está en su ecuador, destacó que está siendo una edición “muy interesante”, en la que varios ciclistas tienen opciones reales de llevarse el campeonato. “Roglic lo está haciendo muy bien pero Movistar también tiene para jugar las dos bazas de López y Valverde”, comentó.

Tras el paso de los ciclistas por la línea de meta, la maquinaria de alrededor de 3.000 trabajadores comenzó a funcionar, el mejor reflejo de lo que supone organizar un evento de tal magnitud. Los medios llegados de todos los rincones del mundo ultimaban sus conexiones y las entrevistas a los protagonistas y recogían sus bártulos para desplazarse hasta Los Arcos, donde hoy comienza la 12ª etapa. Los trabajadores no tardaron en empezar a recoger el colosal montaje de vallas, pórticos de meta y stands informativos. También fue el momento en el que las compañías patrocinadoras recogieron sus carpas en las que cabían desde hinchables para los más pequeños hasta muestras de sus productos. Tampoco se descuidó el merchandising, ya que en las tiendas oficiales se podían adquirir camisetas, guantes, llaveros, gorras y un sinfín más de objetos relacionados con el evento.

“fomentar el deporte” Como no podía ser de otra manera, un acontecimiento deportivo de tal magnitud contó con la presencia de la principal representante de Navarra. La presidenta del Ejecutivo foral, María Chivite, estuvo presente durante la llegada de los corredores a la meta y fue la encargada de entregar el maillot rojo al líder de la general, que tras la etapa de ayer sigue siendo el esloveno Primoz Roglic (Jumbo Visma).

“Que la Vuelta a España pase por Navarra es muy importante para dar visibilidad y disfrutar, en este caso, del entorno de Urdax, así como para fomentar el deporte en nuestra comunidad”, sostuvo la presidenta. En cuanto a si el año que viene la carrera volverá a pasar por la Comunidad Foral, Chivite señaló que “ya se verá”: “Tenemos que ver qué eventos queremos traer a Navarra y marcar una línea estratégica”, sentenció.