El amanecer del Euskaltel-Euskadi en su retorno como ProTeam fue magnífico. El color naranja brilló como un neón en la noche cerrada al comienzo del curso. Entonces nadie imaginaba lo imposible, la pandemia que ha paralizado el mundo. El ciclismo puso pie a tierra y las piernas colgaron del barbecho. Durante el confinamiento, Jorge Azanza junto a Jesús Ezkurdia, mánager general del equipo, cuidaron de la muchachada, enrolada en el rodillo. Ahora, cuando los ciclistas pedalean en semilibertad y el curso ciclista, achicado e intenso, abre una rendija a la competición en verano, el director del Euskaltel-Euskadi está inmerso en el diseño de una campaña que el técnico navarro quiere aprovechar al máximo para que la luz del equipo vasco continúe encendida con intensidad tras el apagón de estos meses.

¿Cómo ha vivido esta situación de confinamiento desde su posición de director?

—Tanto Jesús (Ezkurdia, mánager general del equipo) como yo hemos estado muy cerca de los corredores, en constante comunicación. En todo momento hemos trasladado tranquilidad a los corredores para hacerles pasar este mal trago de la mejor forma posible. Dentro de los chavales, los ha habido que lo han pasado mejor que otros. Ha habido de todo, pero ahora todos son optimistas y están con muchas ganas.

Supongo que no esperaba un estreno así en el salto de categoría.

—No. Todo esto era impensable. De hecho, estábamos con muchísima ilusión con el equipo que habíamos configurado. Además las carreras en las que pudimos competir mostramos un gran nivel y se crearon unas expectativas altas, de que podía ser un año bonito en cuanto a la funcionalidad del equipo y en cuanto a resultados que se podían obtener. A pesar de lo ocurrido, los chavales han mantenido mucha disciplina y rigor durante el confinamiento y estamos a la espera de que esto vuelva a arrancar para poder demostrar. Tenemos muchas ganas de volver a correr.

Se han producido recortes salariales en no pocas estructuras. ¿Cómo se encuentra financieramente el equipo?

—En ese aspecto nosotros no hemos tenido ningún problema con los pagos. Tenemos suerte de contar con patrocinadores como Euskaltel, Orbea o DBA-Bilbao Port. Euskaltel entró semanas antes de que todo esto ocurriera y hemos sido muy afortunados. Lo que hace falta ahora es que vuelvan las carreras porque al final somos un equipo ciclista y ese es el sitio en el que tenemos que estar.

Como equipo, ¿tomarán medidas concretas para tratar de evitar contagios?

—Llevaremos a cabo los protocolos que indiquen las autoridades sanitarias y los distintos gobiernos y lo que como ciudadanos estamos obligados a realizar para evitar contagios. Si las organizaciones exigen otra clase de medidas extras, las cumpliremos, evidentemente.

En una situación como la actual, da cierto vértigo el hecho de tener que viajar a otros países, hospedarse en hoteles…

—Bueno, va a ser todo un poco progresivo, así que se irá viendo con el tiempo y día a día. La tranquilidad la tendremos si esto se va a apagando, pero si hay rebrotes o repuntes crecerá el nerviosismo y quizás las medidas que tengamos que cumplir cambien.

Entre los escenarios que se manejan está el de competir a puerta cerrada, sin público. ¿Lo imagina?

—No lo pienso, pero sí ha de hacerse… lo importante es que vuelva el ciclismo. No se puede comparar un Tour con o sin público, pero controlar todo esto es muy complicado. No es lo mismo controlar el Trofeo Agostinho en Portugal que el Tour. Habrá que esperar qué pasa.

Apenas habían podido competir, pero el Euskaltel-Euskadi mostró un gran rendimiento. ¿Mantener ese nivel es el objetivo del equipo cuando se pueda retomar la competición?

—Sí, queremos retomar la temporada con el nivel en que lo dejamos. Hacer lo que hizo este equipo a principio de temporada no es sencillo porque se trataba de formar un grupo nuevo con ciclistas de distintos equipos, diferentes edades… Lo más difícil es que ese motor engrane y desde las primeras carreras vimos que todo iba perfecto. Los líderes estuvieron donde tenían que estar e incluso más arriba y los jóvenes estaban creciendo junto a ellos. Éramos muy optimistas de cara al futuro, pero vino todo esto justo cuando la progresión era ascendente. Se demostró que el equipo está muy bien compenetrado y que es competitivo y que se podían hacer cosas bonitas este año.

Los corredores llevan unas semanas entrenando en la carretera. ¿Cómo se encuentran, qué sensaciones le transmiten?

—Los chavales están bien. Los datos que manejamos son buenos. Están dando un buen rendimiento en los test que hemos llevado a cabo. No se han descuidado durante el confinamiento y el trabajo que han realizado con el rodillo ha sido bueno. No se han quemado y han sabido mantenerse, que era lo que buscábamos. Ahora, cuando han salido a la carretera están haciendo grandes entrenos. En ese aspecto, somos optimistas. Los datos son muy buenos, lo que nos lleva a pensar que cuando los chavales vuelvan a competir, estaremos donde los dejamos.

¿Tienen pensado llevar a cabo algún tipo de concentración antes de correr?

—No realizaremos una concentración como tal antes de competir, pero sí que tenemos programados unos entrenamientos en grupos para hacer valoraciones, tests y ver cómo están los chavales. Tenemos a buena parte del equipo en casa, así que haremos 6-7 entrenamientos en grupos para adquirir esa puesta a punto. Haremos entrenamientos de calidad. Hemos empezado esta semana y cada 8 o 10 días llevaremos a cabo algún entrenamiento en grupo.

¿Qué calendario realizarán?

—Tenemos un borrador de calendario previsto. Luego, se verá qué se puede hacer. En principio tenemos unos 60 días de competición, pero todo depende de muchos factores. Nosotros trabajamos en estar lo mejor posible para afrontar ese calendario que manejamos, pero siempre a expensas de qué y cómo se corra. Al principio contamos con tres citas en las que habría que desdoblar el equipo. Las carreras que tenemos previstas son Agostinho y Vuelta a Portugal, después Vuelta a Burgos y Getxo y luego Route de Occitanie y Mont Ventoux. Después vendrían los campeonatos de España, el Tour de Limousin, una serie de clásicas en Italia, el Tour de Croacia, si se corre y otras carreras en Francia además de Ordizia. Sobre el papel tendremos competición.

No estarán en la Vuelta a España. ¿Le dolió mucho no obtener una plaza para diputarla?

—Te da pena, pero de entrada, no estar en la Vuelta era de esperar. El hándicap que teníamos es que había muy pocas plazas y es difícil que el primer año abran la puerta, aunque el Euskaltel lleva 27, pero es en este en el que hemos vuelto a ser ProTeam después de varios años fuera. Además, los equipos que optaban a esas invitaciones tenían más recorrido que nosotros en esta categoría en los últimos años. Eso sí, siempre te da pena porque nos hacía mucha ilusión correrla. Era una decisión que tomaron los organizadores y hay que respetarla. Lo que tenemos que demostrar es que somos un equipo con garantías para correr la Vuelta y luchar por ello para el año que viene.

La campaña será de apenas tres meses, ¿cómo se la plantean?

—Yo espero que si se vuelve, se vuelva tal y como lo dejamos, como si fuera un libro que lo dejas en una página y lo retomas desde ahí. Quiero que sigamos al nivel que apuntamos en las primeras carreras. Al final hay que jugar a todo. En apenas tres meses de temporada hay que pensar en empezar lo mejor posible y después ir día a día. Queremos empezar a buen nivel, aunque habrá corredores que entrarán poco a poco debido a sus características. La idea es empezar con el bloque a buen nivel, pero va a ser difícil porque el planteamiento del resto de equipos será el mismo. Va a ser una temporada corta e intensa, pero la forma se puede mantener durante los tres meses de competición.

¿Se puede evaluar en tan poco tiempo el nivel de los corredores o es un año, aunque se corra, semiperdido?

—Lo cierto es que es complicado, porque una temporada así no da para evaluar a un corredor. Veremos cuántas carreras se pueden volver a correr. Eso sí, en las carreras que compitamos los chavales se tienen que mentalizar a dar el mejor nivel posible porque es ahí donde se determinará el futuro de los corredores.

¿Cuáles serán los objetivos o se trata de ir de carrera en carrera?

—Creo que la clave será llegar bien de forma y luego la dinámica será correr y descansar. Habrá que ver cuáles serán los calendarios de cada corredor y dentro de esa programación creo que sí se puede hacer una imitación de una temporada grande. En nuestro caso no tenemos vueltas grandes que disputar y eso te da margen a poder jugar más con los estados de forma de los corredores. La idea es que en lo que quede de temporada lo hagamos bien.

¿Considera que puede haber más sorpresas en un escenario tan singular como este?

—Creo que puede haber sorpresas en un cuanto a corredores que han dominado antes y que quizás en una temporada así no dominen tan claramente, y ciclistas que en estas épocas del año no han estado tan fuertes pero que en una temporada que se comenzará a balón parado tengan más opciones que una campaña normal. En ese aspecto, en un curso tan corto, el aspecto físico va a ser determinante. Mentalmente todos irán a tope desde el principio porque todos tienen muchas ganas de competir. Creo que el que mejor acierte con la preparación física, más en una temporada tan atípica, tendrá mucho ganado.

“No hemos tenido ningún problema con los pagos. Tenemos suerte de tener patrocinadores como Euskaltel, Orbea o DBA”

“Llevaremos a cabo los protocolos que indiquen las autoridades sanitarias y los distintos gobiernos para evitar contagios”

“Tenemos un borrador de calendario. Contamos con unos 60 días de competición. Luego, se verá qué se puede hacer”

“Te da pena, pero no estar en la Vuelta era de esperar. El hándicap que teníamos es que había muy pocas plazas”

“Va a ser una temporada corta e intensa, pero la forma se puede mantener durante los tres meses de competición”