En el debate intenso y complejo que se ha suscitado por la posible huelga de las futbolistas de Primera se ha colado un argumento tramposo: comparar el fútbol femenino con el masculino y echarse las manos a la cabeza con las indudables diferencias. Y es tramposo simplemente porque nada es comparable al fútbol masculino. Ni el fútbol femenino ni otra competición deportiva femenina o masculina. Nos guste o no nos guste, el fútbol masculino es el que más pasiones despierta, más personas atrae y más ingresos genera. Un dato demoledor: la Liga española ingresa unos 3.700 millones de euros por temporada (la Premier, casi 6.000), mientras que la ACB de baloncesto no llega a 35... Las futbolistas exigen condiciones dignas -es sencillo: quien quiera contratar profesionales que cumpla con la legalidad o se dedique a otra cosa-, pero pocas son las que caen en el error de compararse con quien saben que genera 800 o 1.000 veces más ingresos.