ATLÉTICO DE MADRID Oblak; Vrsaljko, Savic, Felipe, Lodi; Koke, Thomas, Saúl, Lemar (Llorente, m.46); Correa (Diego Costa, m.76) y Morata (Vitolo, m.70).
LIVERPOOL Alisson; Alexander-Arnold, Van Dijk, Gomez, Robertson; Henderson (Milner, m.80), Fabinho, Wijnaldum; Salah (Oxlade Chamberlain, m.72), Firmino y Mané (Origi, m.46).
Gol 1-0, m.4: Saúl.
Árbitro Szymon Marciniak (Polonia). Amonestó al local Correa y a los visitantes Mané y Joe Gómez.
Estadio Wanda Metropolitano, ante 68.000 espectadores.
madrid - El Atlético resurgió con ímpetu, se rebeló contra los pronósticos y doblegó 1-0 al Liverpool en la ida de octavos de final de la Champions, un ejercicio de determinación contra el actual campeón de Europa y con un gol de Saúl Ñíguez para agitar una eliminatoria tremenda.
Aún queda la visita definitiva a Anfield, el 11 de marzo, pero el Wanda Metropolitano relanzó al conjunto rojiblanco con una fuerza imprevista, no sólo capaz de repeler cada ataque del mejor equipo del momento, sino de hacerle daño también en el otro área y de derrotarle con merecimiento... Y con ocasiones para más.
Nadie contaba con el Atlético... Menos el Atlético. Cuanto más gigantesco parece el desafío, cuanto más en su contra siente todo, ante la eliminatoria en la que se presuponía con más inferioridad que nunca en la era Simeone, en el momento también más incierto de estos ocho años, surge de nuevo un equipo que no entiende de lógica.
Sin el balón casi siempre, el partido que planteó le salió prácticamente perfecto. Ni siquiera en el mejor encuentro imaginado, el Atlético habría marcado tan pronto. A los tres minutos y 46 segundos, por medio de Saúl, que empujó el gol frente a Alisson, tras un saque de esquina y un rechace hacia atrás de Fabinho.
Despertó después el Liverpool, pero con posesiones tan largas como ineficaces, sin un solo daño en el marco de Oblak, protegido por una defensa inexpugnable. No necesitó ninguna parada en todo el choque, incluso cuando se sintió más encerrado; al contrario que Alisson, porque, entre tal panorama, el Atlético fue mucho más incisivo cuando acertaba a salir de la presión contraria. De no ser por el portero brasileño, Morata habría anotado el 2-0. Cada vez que atacó el equipo rojiblanco, hubo sensación de amenaza.
No la demostró la ofensiva del Liverpool hasta el segundo tiempo, cuando aún apretó más el acelerador, arrinconando al Atlético con una convicción que no había tenido antes. Pero fueron los locales los que pudieron haber sentenciado con otra ocasión clarísima de Morata. El 1-0 deja todo abierto para Anfield.