BAZTAN Del Campo, Aguirre (Igarabide), Azpiroz II, Azpiroz I, Merino, (Elorza) Azpiroz III, Iturriria (Dendarieta), Lizarza, Goñi, Astiz y Urrutia.

BETI ONAK Pablo, Úriz, Óscar, Gastón, Eransus, Echechiquia, Manero (Olleta), Juan, Tellería (Ceballos), Torres, Borja (Eguilaz).

Gol 0-1, min.75: Olleta.

Árbitro Labiano.

Estadio Giltxaurdi, 300 espectadores.

- El Baztan dio una imagen medianamente aceptable en la primera mitad, bajó sensiblemente en la continuación y se encontró con un gol en contra en una jugada aislada y fue incapaz de solucionar lo que empieza a ser su principio del fin.

El equipo local salió a por todas en la primera mitad, con velocidad y coraje y se impuso al Beti Onak que solo llegaba de forma aislada, y un balón al área propició un cabezazo a bocajarro de Urrutia que repelió de forma prodigiosa el portero visitante, para ir a vestuarios sin moverse el marcador.

En la segunda parte sin embargo surgieron las dudas, el Baztan se echó atrás de forma incomprensible como hace últimamente, con Urrutia más solo y desasistido que nunca en el ataque, un desorden absoluto en medio campo donde Iturriria se veía igual de solitario y una defensa tan titubeante como en toda la campaña. Si en la primera parte los locales renunciaron por completo a la banda derecha, en la siguiente volvieron a hacer lo mismo por la izquierda, con Lizarza perdido en una posición que nunca ha sido la suya, y el Beti se fue creciendo ante tal cúmulo de errores y facilidades, se acercó a la puerta de Imanol Del Campo y en una nueva indecisión defensiva se encontró con un gol que a la postre le daría la victoria.

El Baztan lo intentó con más corazón que juego, entró Iñigo Dendarieta después de ocho meses ausente por rotura del cruzado, recibido con agrado y muchos aplausos, pero nada pudo aportar en un centro del campo absolutamente roto. Hubo al menos tres balones largos que se perdieron por la izquierda totalmente vacía y el reloj fue corriendo para desesperación general.

El Beti ganó con lo mínimo exigible, orden y posición y contundencia achicando balones al final, cuando sobró la necia acción de un sustituido visitante que originó un ruidoso jaleo al entrar a vestuarios que, con el 0-1, certificó el peor final.