os problemas del Athletic en este atropellado inicio de temporada son muchos y muy variados. Se puede poner el foco de atención en el entrenador, en la dirección deportiva o en la Junta Directiva, pero también en los jugadores. La imagen ofrecida sobre el terreno de juego, con la salvedad de la segunda mitad del derbi frente al Eibar, ha sido la de un equipo sin alma, sin ideas y de mucha fragilidad. Justo todo lo contrario que se le supone al Athletic, que tras sus cuatro primeros encuentros de liga y habiendo jugado ante equipos que finalizaron la pasada campaña por detrás suyo, únicamente ha sido capaz de sumar tres de los doce puntos en juego. Por si fuera poco, ha perdido aquello que le aportaba fiabilidad en el pasado, la solidez defensiva, y el camino hacia el gol cada vez parece más empinado. Los dos únicos tantos marcados por el equipo han llevado la firma de Unai López, que hizo doblete ante el Eibar. Hasta la fecha no hay rastro de los delanteros, con especial mención al que Gaizka Garitano calificó como "jugador franquicia". ¿Qué le pasa a Iñaki Williams?

Lo más lógico parece pensar que el atacante aún está lejos de su mejor forma. Y seguro que hay mucho de verdad en ello, pues si la pretemporada ya de por sí fue más corta que de costumbre, este estuvo varios días encerrado en su casa tras dar positivo por coronavirus. Se incorporó al trabajo con el grupo en la primera semana de septiembre y sin apenas carga de trabajo en sus piernas participó en el choque inaugural ante el Granada. No fue titular, un hecho poco habitual para él, pero disputó los últimos 34 minutos del partido. Su entrada dotó de un aire nuevo al equipo, algún chispazo puntual y poco más, frente a un muy serio equipo granadino, que ya ganaba por dos goles a cero cuando el delantero bilbaíno saltó al terreno de juego. Aunque este estrelló un balón en el larguero sus otros dos intentos por superar a Rui Silva tampoco encontraron portería.

Al choque ante el Granada le siguió un fin de semana sin fútbol debido al aplazamiento del choque frente al Barcelona, que se tradujo en una especie de prolongación de la pretemporada que, visto lo visto, no ha dado demasiados buenos frutos. Esos días de trabajo extra, eso sí, le bastaron a Garitano para depositar su confianza de nuevo en la figura de Williams, que salió de inicio en los tres partidos disputados durante la semana pasada.

En el derbi ante el Eibar se vio su mejor versión en meses. Participativo, intenso, dio una asistencia de gol, pero ni tan siquiera llegó a rematar a puerta. Algo que se repetiría también frente al Cádiz y ante el Alavés. Ernesto Valverde, quien le hizo debutar en Primera División, se mostraba tranquilo tiempo atrás ya que este al menos disponía de ocasiones de gol, algo que se ha reducido notablemente de unos meses a esta parte. Cierto es que el juego que desarrolla el equipo con Garitano tampoco le beneficia.

Así las cosas, son ya 15 los partidos de liga que encadena el bilbaíno sin ver puerta. A los once encuentros del final de la pasada liga, todos los que se disputaron tras el confinamiento, le siguen los cuatro de la presente temporada. Un registro cuando menos preocupante y que equivale al 40% de una liga. El futbolista, que en enero de 2018 aseguró estar "feliz" tras haber firmado un "pedazo de contrato" que acababa en junio de 2025 -en agosto de 2019 amplió su vínculo con el Athletic hasta el verano de 2028- sabe que su aportación al colectivo debe ser mayor y así se lo recordó también hace poco menos de un mes el entrenador: "Es un jugador franquicia. He hablado con él. Es un jugador de los más importantes y como todo el mundo tiene que dar pasos al frente y mejorar. Él tiene la obligación de marcar más goles, lo sabe y va a trabajar para ello. Tiene que asumir esa responsabilidad".

A lo largo de su carrera en la élite no ha destacado Williams precisamente por su facilidad para relacionarse con el gol; sí por otras cualidades. El domingo alcanzó su partido 200 en liga, a los que hay que sumar 23 de Copa y 30 más de la Europa League, que hacen un total de 253 apariciones con la elástica rojiblanca. En ellas, el delantero ha marcado 59 goles, lo que se traduce en que para marcar necesita algo más de cuatro partidos (4,3 concretamente). En liga el dato es ligeramente peor, ya que marca en uno de cada cinco partidos (50 en 200), es mucho mejor en Copa, con un tanto cada 1,9 encuentros (12 en 23), y en la segunda competición europea el registro es idéntico al de la media de su carrera, 4,3 choques para marcar (7 en 30).

Sin la competencia de Fernando Llorente, una incorporación que frenó el lunes parte de la Junta Directiva pese a que el presidente, Aitor Elizegi, el director deportivo, Rafa Alkorta, el entrenador, Gaizka Garitano, y algunos miembros del vestuario le querían de vuelta, Williams debe dar el paso al frente que por status, salario y necesidad del equipo le exige el técnico de Derio. Disponible en la inmensa mayoría de partidos de la temporada, lo que habla muy bien de su físico, el atacante ha participado en los últimos 161 encuentros de liga, una racha que comenzó el 20 de abril de 2016, en la jornada 34 de la campaña 2015-16, y que va ya camino de los cuatro años y medio. A poco que añada un puñado de goles más a este registro, se acabará con la manida cuestión de su falta de gol.

En los 253 partidos que ha disputado Iñaki Williams con la camiseta del Athletic ha logrado anotar un total de 59 goles