ndudable en talento, desborde y capacidad, Joao Félix se enfrenta ahora a la inconstancia que aún le persigue en el Atlético de Madrid, a la que opone algunos partidos incontestables que reafirman sus posibilidades, reivindican sus cualidades y pronostican toda la dimensión que puede alcanzar el atacante portugués, aún pendiente de la confirmación absoluta de la regularidad, tan compleja como definitiva para su consolidación.

"¿Si es mi mejor partido? Es algo que os cabe decirlo a vosotros", esquivaba Joao Félix, ya al borde de la medianoche en su comparecencia ante la prensa tras una actuación indispensable para su conjunto en la Liga de Campeones. Su encuentro contra el Salzburgo, como también lo fue su partido frente al Granada en la primera jornada de la Liga de este curso, la segunda parte ante el Huesca o el Betis o, remontándose a la pasada temporada, su irrupción frente al Leipzig, su doble duelo contra el Lokomotiv Moscú o su doblete al Osasuna el pasado mes de junio, no admiten duda, ninguna, pero otros encuentros sí. Son sus altibajos.

La inconstancia es su déficit hasta ahora. Y una de las cuestiones más recurrentes que surge de nuevo después de su transcendente partido. ¿Es su eclosión definitiva? ¿Ha encontrado ya la continuidad que no ha tenido antes? A sus ejemplos precedentes, también duelos de altísimo nivel, le siguieron otros menos buenos.

Ahora, en cualquier caso, desprende sensaciones distintas. Hay motivos para pensar que su imponente encuentro contra el Salzburgo será mucho más que un momento puntual, como ya tuvo en el pasado, y que tendrá un recorrido más amplio en el tiempo de los que tuvieron sus duelos con el Lokomotiv u Osasuna durante el curso precedente.

De sus siete partidos de la actual temporada, hay al menos tres en los que fue de los mejores -o el mejor- de su equipo, con la puesta en escena contra el Granada quizá por encima de todos, aunque entonces sólo aportó un gol por los dos que logró este martes ante el Salzburgo. Su segundo tiempo en Huesca también fue de alto nivel. ¿Quién irá a El Sadar?