está muy claro que cada uno de nosotros o de nosotras se toma la vida de diferente manera. Lo que para unos es un vaso medio vacío para otros puede ser un gin tonic en el mejor garito de Pamplona. La gente que sabe de esto dice que un tanto por ciento pequeño es lo que te pasa en tu vida y un tanto por ciento muchísimo más alto es cómo te lo tomas. Y ahora no hablo de gin tonic.

Nadie tiene tanta capacidad para decidir lo que va a pasar, pero todos tenemos algo que decir cuando nos toca reaccionar ante lo que pasa, para bien o para mal.

Sin cambiar de tema les quiero hablar de las reacciones de los espectadores en los partidos de fútbol base que veo cada fin de semana. Me parece importante decir que esos espectadores son en su mayoría padres y madres de miles de niños y niñas que juegan a fútbol federado hoy en día.

Entiendo la alegría que supone meter un gol o ganar un partido de niños de 9 años, pero creo que nuestras reacciones y las de muchos entrenadores marcan el camino más corto, pero quizá no el mejor. Tanta alegría por ganar ese partidito de Fútbol 8 muestra de lleno al niño que el premio gordo se lo lleva si gana y solamente si gana. Los papás, felices, los tíos, también, los abuelos, más y el míster de turno no cabe por la puerta del vestuario ese día.

Por suerte todos los niños también pierden a menudo y, si no es esta temporada, será la que viene, que nadie se crea que aquí solo se gana. También se pierde, y mucho.

La frase más típica que se le dice a ese niño de 9 años cuando se pierde es que no pasa nada. Realmente ese nada es el mismo nada que cuando se gana. Para ir caminando por el fútbol y seguramente por esta vida es bueno, o muy bueno, darte de bruces con la derrota, así que veamos el gin tonic de antes y a seguir jugando.

A mí me encanta que la gente viva el fútbol base con tanta energía. Reconozco que a veces me dan envidia, pero también reconozco que a veces nos pasamos siete pueblos y les aseguro que no nos va la vida en ello.

Cuando hablamos de niños tan bueno es ganar como perder, así que las emociones y los gin tonic mejor en su justa medida.

El autor es técnico deportivo superior