tradicionalmente las barreras han sido foco de conflictos para los árbitros, durante muchos años el problema surgía porque era prácticamente imposible que estuvieran quietas, desde el momento en que el árbitro conseguía, a veces con dificultades, colocar a los jugadores a las diez yardas (nueve metros y quince centímetros) reglamentarias, se iniciaba un progresivo acercamiento hacia el balón que acababa con la barrera a un par de metros más próxima de lo permitido.

Sorprendentemente un invento tan simple como el uso del spray consiguió solucionar en gran medida el problema, a veces las soluciones sencillas son las más efectivas y qué fáciles parecen a toro pasado.

En los últimos años un nuevo problema se ha ido agudizando, el fútbol es algo vivo y le surgen “enfermedades”, los jugadores atacantes se incrustaban en las barreras y para intentar hacerse sitio utilizaban los brazos y los codos, lógicamente los defensores actuaban con las mismas armas y la situación daba lugar a no pocos conflictos, con el añadido de que al situarse muchas veces las barreras dentro de las áreas podían dar lugar a jugadas de penalti cuando el balón se ponía en juego.

Para cortar la situación surge esta temporada una modificación a la Regla 13 que impide que los jugadores del equipo atacante se sitúen a menos de un metro de los integrantes de la barrera.

Convenía definir qué se considera barrera y la norma lo establece en tres o más jugadores juntos, de modo que una vez situados habrá un espacio de un metro por detrás, por delante y a los lados de este grupo que no podrá ser invadido por jugadores atacantes.

Hecha la norma es preciso prever un castigo para su incumplimiento: “Si durante la ejecución de un tiro libre, algún jugador del equipo atacante estuviera situado a menos de 1 m (1 yarda) de la barrera formada por tres o más jugadores del equipo defensor, se concederá un libre indirecto.” El castigo es considerable porque puede darse el caso de que un equipo consiga gol en el lanzamiento de un tiro libre directo y ese tanto sea anulado por haberse situado incorrectamente uno de sus compañeros. Conviene que los entrenadores conciencien a sus jugadores sobre estas modificaciones para sacar provecho de ellas y evitar disgustos.

El autor es vocal de Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol