Ni el león serbio era tan fiero como algunos lo pintaban, ni las gradas del Stark Arena ejercieron el miedo escénico esperado ni el Baskonia estaba muerto pese a su titubeante trayectoria de los últimos tiempos. Fruto de estos condicionantes, el Baskonia recuperó ayer algo de aliento en la Euroliga. Y lo hizo con grandes dosis de consistencia defensiva y una versión demoledora de Nik Stauskas, brazo ejecutor de una victoria de indudable prestigio que permite a los vitorianos reengancharse a la pelea por el Top 8. Sus 16 puntos en un atronador tercer cuarto ahuyentaron posibles fantasmas y proporcionaron un amplio colchón de seguridad para vivir de las rentas en lo que restaba de encuentro.

Tras cinco derrotas consecutivas a cada cual más hiriente y dos largos meses de sequía como visitante desde aquel triunfo inaugural en Kaunas, reapareció un equipo más reconocible y sólido como visitante que cimentó su éxito frenando la sangría de puntos en contra. En la pelea que el Baskonia mantiene contra sí mismo en esta campaña, surgió esta vez un grupo comprometido, aguerrido y en el que casi todos remaron en la misma dirección.

A falta de un baloncesto de alta escuela, los discípulos de Perasovic sí opusieron las dosis de seriedad justas para domar sin grandes problemas a un Estrella Roja tan correoso y justísimo de calidad como falto de convicción desde el salto inicial. Ya llegarán las florituras en otro momento cuando el colectivo recupere la autoestima y puedan sumarse más efectivos a la causa. De momento, el técnico croata fue ayer más intervencionista que otras veces sacrificando a Polonara y concediendo más libertad a Vildoza en el dos.

En un partido que no pasará a la historia, el Baskonia fue práctico y efectivo merced a un sacrificado trabajo de intendencia. Supo interpretar lo que demandaba un partido de perfil árido y paró con acierto los pies a un Estrella Roja que venía lanzado frenando a sus mejores piezas del perímetro (Brown y Baron) e igualando la batalla física en todos los puestos.

dominador de principio a fin Tan solo unas pequeñas desventajas en los albores de la velada antes exhibir una sólida coraza que impidió cualquier acto de rebeldía al anfitrión serbio, que perdió la fe en cuanto Stauskas entró en erupción tras el descanso. A la sombra del killer canadiense, Shengelia -nuevamente sometido a un desgaste sobrehumano con casi 38 minutos sobre el Stark Arena- también contribuyó de forma decisiva con canastas de un valor incalculable.

El Baskonia llevó el control del partido con más suficiencia de la esperada. Apagado Lorenzo Brown, que debió enfilar el camino hacia el banquillo a cuatro minutos de la conclusión tras torcerse un tobillo en una acción fortuita, los peligros de un Estrella Roja huérfano de talento se redujeron a la mínima expresión y la velada resultó propicia para alimentar la baja autoestima azulgrana.

La del cuadro balcánico fue una defunción lenta pero segura. Poco importaron las dudas de Henry a la hora de otorgar fluidez al juego, la nula pegada de un desacertado Janning, las pobres prestaciones de Eric o los problemas de faltas de Shields. Pese a estos inconvenientes, no hubo que lamentar daños en una jornada con muchos brotes verdes.

El conjunto vitoriano tuvo contra la lona al Estrella Roja en la primera parte, pero le dejó escapar vivo por culpa de una grave parálisis ofensiva en los minutos finales del segundo cuarto. Perasovic explotó la fórmula de dos bases en pista durante muchos minutos desplazando al recuperado Vildoza al puesto de escolta. El técnico croata también excluyó por sorpresa de la rotación interior a Polonara y los contados minutos de descanso para Shengelia fueron suplidos por Diop.

Tras el descanso, Stauskas alzó la voz para reivindicarse en el perímetro vitoriano. Con una pegada devastadora permitió al Baskonia ensanchar nuevamente el marcador. El canadiense mostró un instinto asesino pocas veces apreciado esta temporada y supo erigirse en un demonio para el Estrella Roja. Pese a la debilidad balcánica, las ventajas azulgranas no fueron lo suficientemente concluyentes hasta la incontestable explosión anotadora de un escolta tocado por una varita mágica y que se convirtió en el blanco de las iras de los aficionados serbios.

Solidez atrás El Baskonia supo parar los pies a un Estrella Roja que venía lanzado con una buena tacada de triunfos. Merced a una sacrificada labor de intendencia y un notable compromiso colectivo, el equipo vitoriano redujo a la mínima expresión los peligros locales (Lorenzo Brown y Baron) sumando un incontestable triunfo.

Stauskas, la punta de lanza El canadiense, que tuvo sus más y sus menos con los aficionados serbios, maltrató sin piedad al campeón de la Liga Adriática en un inconmensurable tercer cuarto donde se fue hasta los 16 puntos. Shengelia le secundó a la perfección para recuperar el hábito ganador como visitante en la Euroliga.