- Licenciado en Educación física, preparador físico y entrenador del Grupoempleo Pamplona Atlético, François Beoringyan ha tenido que reinventarse en la forma de entrenar desde casa según las posibilidades y el material del que disponen sus atletas, pero con la incertidumbre de cómo afectará al rendimiento de sus pupilos.

Más de un mes de cuarentena, como entrenador, ¿cómo lo está viviendo?

-Cómo entrenador mal. Con la actividad parada lo único que se puede hacer es que los atletas mantengan una rutina en casa con el material que tengan. Desde luego que no era lo que habíamos previsto. Teníamos unos objetivos grandes y todo esto se lo está llevando al traste.

Entre sus pupilos de atletismo están Izaskun Turrillas, Laila Lacuey, Nerea Bermejo o Asier Martínez. ¿Cómo están pasando ellos el confinamiento?

-Al principio no pensábamos que iba a ser tan largo y nos lo tomábamos con filosofía y esperando a que todo pasase. Pero se han ido alargando los plazos y cancelando las grandes competiciones. Ahora vamos a tener una vuelta a los entrenamientos diferente sabiendo que no tenemos competiciones que preparar.

¿Cómo es dirigir los entrenamientos desde casa?

-En el caso de los atletas les he hecho unos entrenamientos personales con objetivos según el material del que disponen. Sí que estamos aprovechando para trabajar aspectos que antes no hacíamos tanto, como la flexibilidad o intentar ejercitar algunas zonas que antes daban problemas. Hacemos dos sesiones diarias para que cuando volvamos a entrenar se haya perdido lo mínimo posible.

¿Cómo cree que afectará a la forma física de los atletas este parón?

-Es una incógnita difícil de valorar ahora mismo. Por mucho entrenamiento que se haga en casa hay aspectos que no se pueden trabajar. Para un corredor no es lo mismo una cinta que la calle, la fuerza es diferente trabajarla desde casa. Para mí, durante estos días se trata más bien de perder lo menos posible que de pretender que, cuando se vuelva algo a la normalidad, seguir como si nada.

¿Hasta qué punto se puede mantener la forma en esta situación?

-Creo que estamos rozando un poco los límites. Todavía no sabemos qué va a pasar ni cuando a los deportistas de élite les van a dejar entrar a los centros, aunque sea con medidas. Pero cuanto antes sea mejor. Ni en vacaciones estamos tantos días parados. Si el confinamiento se alarga dos o tres semanas más será muy complicado pensar en algo que se parezca a una temporada.

Se está hablando de que se pueden rebajar las medidas del confinamiento dentro de poco. ¿Cómo será la vuelta a los entrenamientos?

-Todo lo relacionado con los gimnasios donde se juntan particulares veo complicado que la situación mejore pronto. Si hablamos del atletismo, puede que limitando el aforo, organizando las jornadas e incluso el tiempo, habría posibilidad de volver poco a poco a la normalidad. Es algo que se puede hacer más controlado. Yo me imagino un plan con unos horarios, limitando el número de personas que puedan acceder y con distancia de seguridad. A nivel de entrenamientos habría que ver el estado físico en el que están los atletas para organizarlo todo. Será un proceso que también necesitaría ir paso a paso. Creo que con cuidado y control se podría volver a la normalidad.

¿Cuánto le puede costar a un atleta recuperar el rendimiento que tenía antes?

-En el caso de que el atleta haya podido seguir un programa sin problema de material sería más sencillo. Pero el atletismo es algo especial. Una cosa es tener un estado que permita competir y otra la forma, que se va cogiendo con el tiempo. Puedes empezar la temporada de competiciones pero el nivel lo vas alcanzando más adelante. No será que empieces a entrenar y a las semanas ya llegues a estar en forma. No es como un deporte de equipo donde alcanzando un nivel mínimo puedes defenderte.

¿Puede llegar a afectar mentalmente?

-Al principio creo que se podía llevar peor al haber competiciones previstas y no poder entrenar. Eso podía generar estrés al deportista pensando que estaba perdiendo el tiempo y que no se iba a llegar al rendimiento óptimo. Pero una vez se han aplazado las competiciones creo que todo estará más relajado. Al no haber competiciones no hay una carrera contrarreloj. Todo esto genera una cierta tranquilidad y, ahora mismo, la clave es seguir entrenando para no perder el trabajo de la primera parte de la temporada, casi pensando ya en año que viene. Sí que habrá algunos inquietos porque habían hecho una buena temporada en pista cubierta y tenían ganas de dar lo mejor en la temporada al aire libre. La vuelta a la normalidad además les va a servir para disfrutar más que nunca después de tanto tiempo sin poder hacer lo que les gusta.

La temporada de pista cubierta para el atletismo navarro fue un éxito. Después de este parón, si la situación lo permite, ¿se puede esperar lo mismo?

-Es complicado. Cada atleta tiene una situación diferente y está entrenando según sus posibilidades. El que tiene más medios va a perder menos. Creo que, si hay idea de competir, será hacia julio o agosto, y será la competición la que evalué el nivel de los deportistas. Temo que lo que queda de temporada está perdida. Un atleta está tres o cuatro meses entrenando para hacer buenas marcas. Considero que toda esta temporada al aire libre la hemos trasladado al año que viene. En el caso de mis atletas, los Juegos Olímpicos puede que estén un poco lejos, pero sí que estaban los europeos de París, los Juegos del Mediterráneos. Ahora la idea es acabar lo más alto posible para que el año que viene retomarlo donde lo dejamos para seguir subiendo. Al final, las marcas que se han realizado se quedan, y el entrenamiento no desaparece. Los objetivos para este año quedan un poco apartados, salvo que los campeonatos se desplacen en vez de suspenderse y nos dé tiempo a prepararlos bien.

Por último, ¿qué mensaje mandaría a los deportistas que están en sus casas?

-El mensaje es de ánimo. Los deportistas siempre viven en situaciones en las que hay que adaptarse, reinventarse y no darse por vencido. Hay que seguir trabajando. Nos ha tocado vivir esta situación y hay que salvar los muebles para volver con más ganas que nunca.