- David Mansoa se levantó ayer satisfecho tras haber completado el domingo un Everesting (lograr una ascensión de 8.848 metros) subiendo escaleras en su casa de Oteiza. El desafío va a suponer más de 4.000 euros para el programa Cruz Roja Responde, un plan integral para atender a personas en situación de vulnerabilidad a causa del COVID-19. Es la primera experiencia en un reto de estas características para el miembro del club de triatlón Tri Ur Gazia de Estella-Lizarra y no descarta nuevos desafíos a largo plazo.

¿Cómo se encuentra?

-Estoy cansado, pero con la sensación de que el esfuerzo realizado ha merecido la pena. Nunca había estado tanto tiempo subiendo escaleras y cabía el riesgo de no acabar.

¿Es más complicado el aspecto físico o el psicológico?

-Hubo un momento en el que a la cabeza le costaba seguir. A las 2 de la tarde paré a comer, a darme a una ducha y a cambiarme de ropa. Cuando retomé las escaleras, ahí hubo una hora en la que notaba que me costaba más. Hasta que dieron las cuatro. En ese momento ya pensé que si no me daba algún calambre, iba a poder acabarlo.

Se libró de la tormenta por unas horas...

-Sí, eso pensé cuando por la noche empezó a caer agua... Llovió cuatro gotas a las 9 y hacia las 6 de la tarde. Y la temperatura era muy agradable, unos 19-20 grados, y yo con el calor respondo bien. En un principio lo había pensado hacer dentro de casa, pero con el sudor tantas horas era imposible.

¿Cómo se alimentó?

-Desayuné antes de empezar y por la mañana fui tomando barritas, plátanos, isotónico y agua. Paré a comer arroz con pollo y ya por la tarde comí menos porque tenía menos hambre.

¿Cómo controlaba las subidas?

-Ya había calculado que eran 3.32 metros de desnivel de las escaleras y tenía que hacer 2.665 subidas. Le tenía que dar al reloj cuando subía y ahí me marcaba las que llevaba y por tiempo más o menos me hacía a la idea de lo que me quedaba.

¿Le llegaban ánimos?

-Vivo solo, pero sí que sentía los ánimos de la gente de Oteiza y a las ocho dijeron que ese día me aplaudían a mí. No me gustan estas cosas, pero como es por un motivo solidario no lo llevo mal. Al final me trajeron la bandera de Oteiza desde el Ayuntamiento y aún subí unas veces más para celebrarlo.

¿Cómo surgió la iniciativa?

-Llevaba dos o tres años dándole vueltas a la cabeza. Pagas dinero por ir a carreras de Ironman, Ultraman, duatlones, triatlones… y a veces pensaba si se podría hacer algo solidario. Con esto del Estado de alarma y no poder salir a la calle, me compré la cinta para correr en casa, pero me tardó ocho o diez días en llegar, así que me puse a subir y bajar escaleras diez o quince minutos al día para entrenar. Y así se fue concretando. La idea del Everesting la tenía en mente para intentarlo alguna vez en el monte, pero como ahora toca quedarse en casa, calculé el desnivel de la escalera y los metros que había y pensé que con esfuerzo podía conseguirlo. A partir de ahí se lo comenté al presidente del club por si le gustaba la idea y cómo se podía mover para que fuera por un fin benéfico. Yo me quería encargar del aspecto físico, de hacer el esfuerzo, pero necesitaba que ellos contactaran con alguna asociación y gestionaran el tema del dinero para que no hubiera ningún problema legal. Así que desde el club le dieron difusión y casi fue demasiada para lo poco que a mí me gusta el protagonismo, pero hacía falta para conseguir que ayudar a los que más lo necesitan. Me metieron presión.

¿Cómo se preparó?

-Estuve entrenando la semana anterior en casa. El miércoles por la mañana hice una prueba en las escaleras de tres horas y media y ese día por la tarde estuve hora y media. Acabé bastante mal. El viernes y el sábado estuve una hora, ya con pulsómetro, y mucho mejor. Para hacer larga distancia, viene muy bien. Así que calculé y pensé que lo podía hacer en 14 horas, pero al final me sobró tiempo y lo conseguí en 13 horas y 15 minutos. De todos modos, me daba igual que me hubiera costado 16 horas, porque lo importante era acabar.

¿Con qué sensación se queda?

-Más satisfecho que después de terminar quinto o sexto en un triatlón. Esto es diferente.

La pandemia le ha enseñado que es capaz de realizar un reto solidario. ¿Qué más aprenderemos?

-Que hay que aprovechar el día a día, hay que valorar lo que tenemos. Muchas veces le damos importancia a tonterías.

¿Tiene alguna otra cosa en la cabeza?

-Muchas, pero de momento la próxima cita será un Ironman al que estoy apuntado en Gandía en octubre. No sé si se celebrará. De cara al año que viene tengo algo en mente, pero tengo que madurarlo. Esto ha salido muy bien, aunque no estaba muy bien entrenado, por eso tenía miedo a no acabarlo.

¿Ha seguido haciendo deporte durante el confinamiento?

-Sí, hago rodillo, hago cinta y voy a trabajar. Como trabajo en la Papelera de Allo haciendo papel higiénico, eso no ha parado. He llevado bien el confinamiento porque estoy entretenido.

¿Qué será lo primero que haga cuando se levante el estado de alarma?

-Salir a andar en bici. Si puede ser el día 2, mejor, haga sol o llueva. Lo echo de menos. Y el día que pueda, ir a la piscina, porque nos juntamos unos cuantos del club, tenemos muy buen ambiente y se pasa bien. En verano solemos ir al pantano de Alloz a nadar y después nos quedamos a cenar.

Muchos le conocen como jugador de fútbol en Tercera...

-Sí, jugué en la Peña Sport y después estuve en el Idoya y en el Izarra. Pero ya lo he dejado de lado. Cuando hacen algún partido de veteranos, ni me acerco. No quiero deporte de contacto, porque no quiero lesionarme la rodilla y que no me deje hacer lo que me gusta. Ya cuando jugaba a fútbol me gustaba ir a correr y el ciclismo. Y eso que dicen que jugando a fútbol era un falso. A la vejez, viruelas. Dejé el fútbol, por mi cuenta hice algún duatlón y hace cuatro o cinco años me animaron a apuntarme en el club de triatlón Ur Gazia, donde estamos gente de la zona. Un buen deporte para hacer amistades.

Todavía falta contabilizar. Aunque lo que se ha recaudado hasta el momento son algo más de 3.000 euros, David Mansoa espera superar los 4.000. “Falta por contabilizar las transferencias de Bizum, pero yo creo que se llegará a 4.000. Estoy contento, porque irá a Cruz Roja para sus proyectos de ayudar a los que lo más necesitan a raíz de la pandemia. Ese era el objetivo”. Con esta colaboración en el proyecto Cruz Roja Responde se pretende ayudar a responder a las necesidades sanitarias, sociales, educativas o de empleabilidad de los colectivos que están siendo más afectados por la pandemia y, especialmente, personas mayores, con problemas de salud, con discapacidad, niñas, niños y jóvenes, personas sin hogar, mujeres en dificultad social, inmigrantes y refugiados y población general. Rafa Nadal y Pau Gasol son algunos de los deportistas que se abanderan a esta iniciativa, que cuenta con muchos colaboradores.

Fecha y lugar de nacimiento. 27-6-1979, Estella. “Viví en Oteiza unos años y como mi padre fue celador en Tafalla me fui allí hasta los 24 años. Después volví a Oteiza”.

Trabajo. Papelera de Allo.

Trayectoria. Empezó a jugar a fútbol en la Peña Sport y después en Artajonés, Idoya e Izarra. “Dejé un año y como no hacía más que salir, volví al Idoya. Coincidió que vino un entrenador que conocía de Tafalla, Jesús Mari Ozcáriz, y me animó. Hace cinco años me apunté al club de triatlón Ur-Gazia”.