- Es habitual verla en la grada del pabellón Anaitasuna, con su bufanda del Xota y su camiseta verde. También en Ibarra, en Gipuzkoa, donde procura no perderse ningún partido del Lauburu KE Dos escenarios, dos pistas de fútbol sala, que guardan un nexo común para ella: ver jugar a sus dos hijos.

Maite Martinicorena es la madre de Dani y Javi Saldise. Dos hermanos de Irurtzun que han forjado sus carreras dentro del fútbol sala y que hoy ejercerán sobre todo de hijos para felicitar a su progenitora en un día tan especial. No habrá comida en la Borda, ni en ningún otro restaurante, como suele ser habitual. Tampoco se reunirá la familia en Errotz, como en años anteriores. Esta vez la celebración será atípica, diferente en estos tiempos de pandemia, pero igualmente especial. Porque el mensaje que le quieren transmitir es el mismo: "Estamos muy orgullosos de ti, mamá".

No es para menos. Maite Martinicorena, además de madre y seguidora fiel de sus hijos, es también una de las sanitarias que, día tras día, reciben el aplauso desde los balcones. Su trabajo no está en la primera línea de lucha contra el COVID-19, pero sí en una área tan fundamental como son las Urgencias de Pediatría del Complejo Hospitalario de Navarra. Allí, desde su faceta de auxiliar, atiende a los pequeños. Les ayuda y consuela, al igual que hacen el resto de sus compañeros, con todas las precauciones y medidas necesarias debido a la pandemia de coronavirus. Una labor que le satisface y que, según reconoce la propia Maite, también se ha visto alterada por toda esta situación excepcional. "El confinamiento se está notando mucho en las urgencias que nos llegan. Ahora vienen las que tienen que venir. Los niños están en casa y no paran quietos, así que sobre todo tenemos bastantes accidentes domésticos", explica. Y añade: "Desde el primer momento se les pregunta a ver si tienen fiebre o no y, si es así, pues hay que ponerse en alerta. Todo lo que está pasando es duro, da bastante respeto, pero donde estoy yo no hay tanto agobio como en otros sitios".

El aplauso de las ocho de la tarde se ha convertido en un momento "sagrado" para Maite, sea en el hospital o en casa. Un aplauso al que también se suman Javi y Dani, y más en un día tan bonito como el de hoy. "Lleva toda la vida en la sanidad. Ella es muy extrovertida, amable y sociable con la gente. Se implica mucho. Estamos muy orgullosos", asegura Javi Saldise, el mayor de los hermanos, de 28 años, y jugador del Lauburu K.E. Ibarra. Su hermano Dani, de 24, integrante de Osasuna Magna, añade: "Yo aplaudo con más énfasis por mi madre. Los primeros días de toda esta situación por el coronavirus los vivía con más preocupación, porque se me pasaba por la cabeza que pudiera contagiarse. Pero ahora hay más tranquilidad. Además, mi madre es una campeona y sé que tiene una salud muy fuerte", subraya.

A veces le toca hacer malabares entre turnos de trabajo y partidos de fútbol sala, pero Maite Martinicorena procura asistir siempre que es posible a los encuentros de sus hijos. Reconoce que está muy contenta de que ambos "se hayan educado en el deporte", ya que tanto para ella como para su marido "tiene muchos valores positivos". Hasta los 20 años, Maite fue jugadora de voleibol, rematadora más concretamente, e incluso llegó a jugar con la selección de Euskadi. Además, fue entrenadora en el colegio Santo Ángel. No es de extrañar, por lo tanto, que haya sabido transmitir esta pasión por el deporte a sus hijos. "Dani es más abierto, espontáneo y directo, mientras que Javi, cuando era pequeño, era muy movido a la vez que tímido. Así que el deporte le permitió abrirse y relacionarse más", recuerda.

Javi, que sigue residiendo en la casa familiar, tendrá la oportunidad de poder abrazar a su madre físicamente y felicitarle este día. No así Dani que, aunque vive en Irurtzun también, está ya independizado. "No pasa nada. Les haré una videollamada a los tres y me tomaré un vino o dos a la salud de mi madre. Lo disfrutaremos de otra forma", bromea.

Javi y Dani quieren seguir sumando momentos emotivos junto a su madre. El mayor de los Saldise aún guarda en la retina cuando, con 9 o 10 años, saliendo de la clase de kárate, acabó en urgencias y con los nervios de su progenitora a flor de piel. "Me subí a una canasta en la escuela de Irurtzun, me caí y me rompí el radio. Ella estaba hablando con otras madres, con Dani en la silleta, y me tuvo que llevar rápidamente a urgencias", recuerda Javi, quien está seguro de que en la memoria de su madre también ha quedado el día en que saltó a la pista, a la vez que su hermano, en su debut con el Xota en División de Honor.

Por su parte, Dani siempre recordará la Copa de España de 2017, en Ciudad Real, después de que el equipo navarro eliminase al Barça en los penaltis y se clasificara para las semifinales. "Le acabábamos de ganar a todo un Barcelona, con Ferrao y compañía. De repente, vi a mi madre que bajaba de la grada a la pista y me dio un abrazo llorando. Recuerdo que le dije: "Esto va por vosotros". Esa frase se le quedó grabada y a mí, también. Fue todo muy especial", asegura.

Disfrutar este día con salud será, sin duda, el mejor regalo para una madre. En este caso, para Maite, a quien sus hijos le mandan también un mensaje claro y directo: "Sin ti nada sería posible".

"Estamos contentos de que Dani y Javi se hayan educado en el deporte"

Madre de los Saldise y sanitaria

"Ella es extrovertida, amable y sociable con la gente. Se implica mucho en su trabajo"

Jugador del Lauburu KE Ibarra

"Al principio me preocupaba que se contagiara, ahora es todo más tranquilo"

Jugador de Osasuna Magna