Con el alto precio de la electricidad, el gas o el gasóleo, las alternativas a los sistemas tradicionales de calefacción en las casas se están multiplicando como un recurso para mantener la vivienda con una temperatura que garanticen los niveles de confortabilidad y bienestar sin que tu bolsillo sufra cuando te llegue la factura.

Para mantener la casa caliente con los rigores del invierno es normal recurrir a los sistemas de calefacción tradicional y los radiadores, pero también hay en el mercado soluciones prácticas y cómodas que muchas veces complementan los sistemas de calor habituales y otras veces se utilizan en una estancia concreta de la casa sin necesidad de poner en funcionamiento la calefacción para toda la vivienda.

Uno de los productos más recurridos, y que deberías tener en cuenta cuando el frío aprieta, son las alfombras térmicas, un elemento que además de proteger los suelos y decorar permiten calentar una habitación o cuarto de estar y al mismo tiempo ahorrar energía.

Son prácticas porque no necesitas instalación, ni realizar obras, ni acometer cambios drásticos en la decoración de tu casa, tan sólo necesitas un enchufe a mano, y además se adaptan a cualquier espacio ya que las principales marcas disponen de variedad de tamaños y grosores.

Son similares a los sistemas de suelos radiantes (circuitos de agua caliente bajo el suelo), aunque menos potentes, y más económicas porque permiten racionalizar más su utilización, ya que calientan los suelos de la casa y aprovechan el calor que generan como una fuente más de calefacción.

La alfombra térmica es un tapete o moqueta de varias capas y diferentes materiales equipada con un sistema de calefacción eléctrico que funciona con un sistema de cables calefactores que se ubican entre dos capas de material aislante. La corriente eléctrica que circula por los cables calienta el material aislante, que a su vez calienta el suelo, que irradia el calor hacia el resto de la estancia.

Son sistemas silenciosos, rápidos (alcanza un calor óptimo en 30 segundos) y con un rango de temperaturas entre los 10 y los 60 grados centígrados. En el momento en el que se alcanza la temperatura establecida, la calefacción interna se apaga automáticamente.

Estas son algunas de las ventajas de estos productos que cada vez están teniendo más éxito entre los consumidores.

Las alfombras térmicas ahorran energía porque necesitan menos energía para calentar la casa que con otros sistemas de calefacción, como los radiadores.

Proporcionan un calor uniforme y confortable, cuestión especialmente importante para las personas mayores o con movilidad reducida, que pueden tener dificultades para mantenerse calientes.

Se pueden instalar en cualquier habitación de la casa, incluso en las más pequeñas, difíciles de calentar o sin radiadores. También se pueden encargar a medida o comprarlas entre un gran abanico de tamaños, formas, decoraciones y modelos. Otras incluso imitan la madera u otros materiales para camuflarse y pasar desapercibidas.

Son seguras, ya que tienen un termostato incorporado que las apaga si la temperatura sube demasiado o están mucho tiempo enchufadas. Este mismo termostato te posibilitará controlar la temperatura de la estancia.

También están confeccionadas con materiales seguros, duraderos y fáciles de limpiar como son lana, poliéster o vinilo. El primero es uno de los más cálidos y acogedores; los otros dos, más fáciles de limpiar.

Sus precios son variados en función de la calidad de los materiales y del tamaño. Las hay desde medio metro por medio metro hasta dos por dos. También se pueden adquirir de mayor tamaño por encargo. Los precios son asequibles, entre 50 y 100 euros las más sencillas y pequeñas, hasta los 300 las más grandes.