TOYOTA AYGO 1.0 VVT-I 5P Esencial, básico y suficiente
TOYOTA HA VENDido EN EUROPA MÁS DE 100.000 UNIDADES DE SU UTILITARIO DE 3,4 METROS DE LARGo, TRES CILINDROS Y 68 CV
LA memoria es uno de esos patrimonios personales a los que uno, aunque en ocasiones resulte doloroso ejercitar, nunca debe renunciar voluntariamente. Supongo que una de las grandezas de hacerse mayor y cumplir años es la de acumular recuerdos y experiencias con las que ir fortaleciendo y consolidando los criterios, eso que nuestro apreciado profesor Luka Brajnovic definía como el "patrimonio más valioso que podíamos tener", mientras nos daba clases de Periodismo entre cigarrillo y cigarrillo. Viene todo esto a colación de la prueba del Toyota Aygo 1.0 VVT-i cinco puertas porque ha sido un coche que me ha recordado vivamente a los utilitarios que en los años setenta del pasado siglo XX eran el sueño de cualquier joven y adolescente.
Todos queríamos poseer, incluso a nuestros catorce años, un Seat 127, un Renault 5 o un Ford Fiesta, por citar tres modelos de referencia, tres coches con lo que ir al colegio o a la universidad, salir el fin de semana, hacer la compra, viajar a la playa o ir de copas -por aquel entonces beber y conducir luego no era pecado como ahora, aunque por el contrario morían más del doble de personas que hoy en la carretera-.
Pues bien, este pequeño, coqueto, moderno y supereficiente Toyota Aygo es como aquellos utilitarios de los setenta, es decir, esencial, básico y suficiente como coche para todo, siempre que no pidamos un gran maletero (sólo dispone de 139 litros) o necesitemos una habitabilidad notable en las plazas traseras: un servidor y su 1,83 metros de altura no cabían atrás, aunque niños y personas de estatura media se alojaban sin problemas. Otras pequeñas carencias del Aygo son su depósito de combustible con tapón con llave, el faldón delantero que roza en las aceras más altas, la ausencia de retrovisor exterior izquierdo panorámico, el reglaje manual de los retrovisores, las ventanillas batientes posteriores, la ausencia de asideros en el techo y la falta indicador de temperatura del refrigerante, sólo avisa si está frío o muy caliente.
También para conductores muy exigentes o a los que se les olvide lo barato que resulta de adquisición este Aygo, puede ser criticable el aislamiento acústico de motor y rodadura o la menor finura de funcionamiento de su motor de gasolina atmosférico de tres cilindros frente a un más silencioso, regular y progresivo cuatro cilindros en línea. Pero no seré yo quien critique este apartado, porque el tres cilindros del Aygo tiene carácter, poderío y genio y además resulta supereconómico de consumo.
CON TRES BASTA Lo mantengo, con tres cilindros, 998 centímetros cúbicos, 68 CV a 6.000 revoluciones por minuto, 93 Nm de par máximo a 3.600 vueltas, 157 km/h de velocidad punta, 14,2 segundos en el paso de 0 a 100 km/h, consumos de 5,5 litros en ciudad, 3,9 en carretera y 4,5 de promedio, junto a unas emisiones medias de CO2 de 106 gramos, el Aygo 1.0 VVT-I es más que suficiente como modelo urbano y utilitario, y muy especialmente como segundo coche, ya que mide 3,415 meros de largura, 1,615 de anchura, 1,465 de altura y 2,340 de distancia entre ejes. Además, se permite lujazos impensables para otros modelos como girar en sólo 9,46 metros, tener rueda de repuesto de tamaño normal (155/65 R14), haber sido elegido Motor del Año en su categoría, contar con garantía de tres años o 100.000 kilómetros, haber comercializado más de 100.000 unidades en Europa o pesar tan solo 800 kilogramos.
Su estética está muy conseguida, ya que bien por su imagen o su tamaño contenido, a todos resulta convincente o simpático. Por dentro también se gana nuestro favor, pues aunque su terminación resulta austera cuenta con todo lo necesario, numerosos huecos portaobjetos (al menos 14 y de diferente capacidad) y su habitabilidad, especialmente delante, y ergonomía se antojan todo un acierto. La clara y bien provista climatización con aire acondicionado, el radiocd con navegador Tom Tom de la versión Connect, con conexión USB/iPod y Bluetooth, además de un aceptable equipamiento en seguridad (ABS, EBD, anclajes Isofix y airbags frontales y laterales), con el programa de estabilidad, el control de tracción, los antinieblas delanteros y las llantas de aleación de 14 pulgadas como opcionales, dejan al Aygo en una excelente posición, que incluso puede satisfacer a los más exigentes que demandan un cambio automático (pilotado) con la versión Confortdrive y esta misma mecánica.
Así, quienes buscan un utilitario urbano y de medio alcance, ideal para el tráfico de la ciudad por su agilidad, rapidez y reducidas dimensiones, que le permiten además aparcar en lugares en impensables para otros modelos; con buena respuesta en carretera y suficientes prestaciones en autopista, donde viaja a 130 km/h de marcador sin forzar la mecánica para nada, y provisto de sobresaliente economía de consumo y fiabilidad, tienen en el Aygo una propuesta asequible y consistente, disponible desde 8.700 euros en tres puertas o desde 9.000 en cinco (el portón trasero lo conforma la luneta posterior), por 10.900 euros en el completo acabado Connect y cinco puertas y por 550 euros más con el cambio automático, tarifas a las que hay que sumar los gastos de matriculación y descontar la campaña de este mes en Toyota para el Aygo.
Para terminar, cabe apuntar que su motor es un prodigio de rendimiento y buen hacer, que todavía brillaría más con unos desarrollos no tan largos: 110 km/h de marcador en quinta a sólo 3.000 rpm es una desmultiplicación más propia de un 1.600 de gasolina y 110 CV, pero el caso es que el Aygo responde bien desde apenas 2.000 vueltas, estira con garbo hasta la zona roja (6.500 rpm) y raramente necesitaremos pasar de 3.500 o 4.000 rpm para viajar o realizar adelantamientos, aunque insistimos en que con desarrollos menos desmultiplicados la cuarta sería más utilizable en ciudad sin sobrepasar rápidamente los 60 km/h de marcador. Lo mejor, de todos modos, es ese tacto consistente, de motor con poderío, y unos consumos de mechero, casi como un scooter de media cilindrada, aunque sin mojarte ni pasar frío en invierno y con la calidad Toyota.
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