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Arcosal, con 53 empleados, abocada al cierre al no superar el concurso

UGT lamenta la falta de ayuda de los bancos y del Gobierno de Navarra para salvar la empresa

Arcosal, con 53 empleados, abocada al cierre al no superar el concurso

Pamplona. La empresa, ubicada en el Polígono Mocholi de Noáin, arrastraba desde 2009 una importante caída en sus ventas (en torno al 60%) y no ha podido hacer frente a la deuda que soportaba, según explicaron ayer fuentes cercanas a la compañía. Con ella desaparece una de las industrias más importantes del sector de la madera que quedaba en Navarra.

A 31 de diciembre de 2011, el sector de la madera y el corcho ocupaba apenas a 1.498 trabajadores, una cifra que vuelve a reducirse y que habla de la salud de una industria que, en 2001, empleaba todavía a unas 2.300 personas. La cifra no ha dejado de reducirse desde entonces, sin que se observe síntoma alguno de mejoría. El valor de su producción ha caído de modo ininterrumpido desde el año 2008, hasta quedar por debajo de los 90 millones de euros.

El caso de Arcosal es sintomático, por tratarse de una empresa con más de 30 años de antigüedad, surgida como cooperativa y que llegó a contar con casi 80 trabajadores. Ahora quedaban 53, la mayor parte de ellos por encima de los 50 años. "La gente ha hecho mucho esfuerzo por seguir", explicaba José Mejías, responsable del área de construcción y madera de UGT, quien confirmó que a los trabajadores se les adeudaban ya las tres últimas nóminas. Mejías criticó con dureza la "actitud de los bancos", que en su opinión han negado a la empresa la liquidez que necesitaba para sobrevivir: "Todavía se conservaba aproximadamente un 40% de la cartera de clientes y la plantilla era partidaria de seguir aunque fuera con una veintena de trabajadores, pero los administradores concursales han entendido que no había viabilidad por la deuda".

"Los bancos llevan una política nefasta con las pymes", insistió Mejías, quien señaló que el concurso ya había sido aprobado y que ahora faltaba por recibir el auto de extinción. Con ello, la empresa se ve abocada a un proceso de liquidación, si bien cuenta con pocos activos de valor, al tener las instalaciones hipotecadas y una maquinaria con difícil salida en el mercado. "El sector está mal -reconocía Mejías-, tras el cierre de Salcedo esta era la mayor empresa que quedaba".