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Urzante duplica las ventas de aceite desde 2008 y factura ya más de 160 millones

Los hermanos Marín Fuentes, propietarios de la firma de Cascante, reciben el premio Empresario del Año 2014Es la cuarta compañía del sector en España y sigue invirtiendo en su planta industrial de Tudela

Urzante duplica las ventas de aceite desde 2008 y factura ya más de 160 millones

pamplona - Mientras los tres máximos responsables de Urzante recibían ayer en Pamplona el premio Empresario del Año 2014, cuatro de sus comerciales trataban de cerrar ventas en distintos puntos del planeta. Uno en Ghana, otro en Japón, un tercero en China y el cuarto en Tailandia. “Y mañana -por hoy- sale otro hacia Colombia”, explicaba ayer Jesús Marín Fuentes, uno de los tres hermanos que dirigen y gestionan una empresa especializada en el envasado y la comercialización de aceite, que ha duplicado sus ventas desde 2008, que factura ya más de 160 millones de euros y que da empleo a 110 personas de modo directo.

Urzante es una empresa diferente y exitosa -la cuarta de España en su sector-, más comercial que productora, y profundamente familiar: los tres hermanos se reparten las funciones y sus hijos ya se están formando para tomar un día el relevo. De este modo, Jesús Marín, quizá el más conocido de los tres, es responsable del área nacional, donde la empresa obtiene el 60% del negocio. José Luis es el responsable del área internacional, que aporta ventas desde 51 países y más de 60 millones de euros en ingresos. Y María Dolores es la responsable del área de administración, y la que resume lo que ha supuesto la crisis económica en la empresa de Cascante. “Nos ha hecho ser más rigurosos, con un mayor control de los procesos”. “Esta crisis -añade su hermano Jesús- ha enseñado a valorar hasta el último céntimo”.

La vena comercial atraviesa la empresa desde sus propios orígenes, trazados por un padre, “inquieto y emprendedor”, que “tuvo un taxi, ganado, que vendía sacos para los agricultores, que se iba en tren a Zaragoza para vender pan. No se conformaba con tener un sueldo, así que tocó muchos palos”, explica José Luis. En los años 50, además, Cascante era uno de los municipios de Navarra con mayor producción de aceite, con 15 pequeños trujales que fueron desapareciendo con los años, una vez que los olivos iban siendo sustituidos. Así que el fruto de la oliva entró de modo natural en la cartera de productos de José Marín Celorrio, que lo vendía de pueblo en pueblo, que consiguió a sus primeros clientes y que tuvo asimismo el tino de ceder a tiempo el testigo a sus hijos.

En 1975 registraron la marca Urzante, en un momento en el que lo habitual era pasarse el día viajando, llevando aceite ya no solo a pequeños pueblos, sino a Bilbao, San Sebastián, Estella y Pamplona. “De ese modo -dice José Luis- fuimos creciendo, sofisticando poco a poco los sistemas de envasado”, y abandonando así las viejas prácticas tradicionales, aún frecuentes en un mundo que se extinguía en silencio.

“Si hay que buscar una fecha para ilustrar el paso de España del subdesarrollo al desarrollo, yo elegiría 1981”, dice Jesús Marín. Fue el año de del escándalo del aceite de colza, con miles de afectados. Un drama que marcó al país y del que se extrajeron consecuencias. A partir de entonces comenzaron a generalizarse los registros sanitarios industriales. “Comenzamos a presentarnos a los concursos públicos que se publicaban en el Boletín Oficial del Estado, y ganamos el del Hospital Santiago de Vitoria”, explicó Jesús en el discurso de agradecimiento del premio. Tras aquel concurso llegaron bastantes mas y durante los años 80 la empresa vivió años de crecimiento. Pronto la primera bajera se quedó pequeña.

“Entonces decidimos complicarnos la vida”, interviene José Luis. Corría 1989 y el impulsor del Urzante, José Marín Celorrio, fallece en un accidente de tráfico tras haber adquirido los terrenos en los que se levantarían las nuevas instalaciones. De 3.000 metros, a partir de los años 90 permiten a Urzante introducir su aceite en los supermercados de Navarra y la Comunidad Autónoma Vasca. Se convierte en una empresa industrial, capaz, por ejemplo, de fabricar sus propias botellas y que comienza a diversificar sus marcas. A Urzante, la marca de mayor calidad, se añade Ondoliva, primer paso de un camino que les ha conducido hasta hoy, cuando envasan para 110 marcas y etiquetan en 14 idiomas.

Y también producen. Con 350 hectáreas de olivar, la cantidades son de momento pequeñas y se destinan a crear el aceite más cuidado de Urzante, con DO Navarra. Con el resto, que llega en buena parte de Andalucía, la empresa navarra asume la inmensa mayoría de las exportaciones de aceite de Navarra, que en algún trimestre han llegado a superar las de vino. “No porque seamos productores. Navarra, de hecho, apenas representa el 0,3% o 0,4% de la producción española, pero envasamos entre el 15 y el 20% del total nacional”. Más de 100 millones de litros, una cifra alcanzada a base de “ser currantes natos”, dice José Luis y sin perder nunca de vista al cliente, dice Jesús, quien aún recuerda a la clienta de San Sebastián que le llamó hace años un día para decirle que su aceite “sabía raro”. “Al día siguiente, me presenté allí, incluso ella se sorprendió. Probé el aceite y entendí lo que pasaba. Era aceite virgen extra más intenso y mejor que el que empleaba hasta entonces. Le hice ver lo bueno y saludable que era. La agregué a mi agenda de contactos y aún hoy nos felicitamos la Navidad”.

el salto a tudela Todo el crecimiento no sería posible sin haber dado el salto en 2007 a la Ciudad Agroalimentaria de Tudela, donde la empresa se ha hecho definitivamente mayor. La construcción de una refinería ha permitido a Urzante vender en grandes cantidades y consolidarse como uno de los grandes grupos del sector en España. Y, pese a encontrarse a un 60% de su capacidad de producción, ha logrado duplicar ventas, haciendo también un esfuerzo por ajustar márgenes en un periodo duro, de tensiones de mercado y financieras. “Parece que ahora los bancos ya vuelven a dar crédito. Aunque ahora lo tienen más fácil, quien ha quedado es porque está fuerte”, dice Jesús.

La empresa, además, no abandona nuevos proyectos. Y apuesta “por la diversificación de productos y por profesionalizar al máximo la gestión”, dice José Luis, quien apunta al uso del aceite como cosmética como una de las nuevas vías de negocio de una empresa que seguirá invirtiendo. Una nueva bodega con capacidad para 11.000 toneladas y en la que invertirá dos millones de euros, le permitirá sortear fluctuaciones del mercado e irá completando la inversión hecha en la Ciudad Agroalimentaria, de cerca 40 millones de euros. Un paso más en la misma dirección, seguir vendiendo. “Enviamos aceite a 51 países -dice Jesús Marín-, pero yo recuerdo que en los últimos Juegos Olímpicos desfilaron 202. Así que cuando alguien celebra que hemos sumado otro país le digo que aún hay trabajo por hacer”.

Los otros nominados. Al premio organizado por Negocios en Navarra y CEN estaban nominados Jesús Aguirre (Navarra Maquinaria Agrícola), Alfonso Antoñanzas (Excal), José Antonio Azcárate (Seguridad Industrial), Sergio Beni (Elaborados Naturales de la Ribera), Juan Carlos Busca (Replasa), Ascen Cruchaga (Orbital) Daniel Echávarri (Ega Textil), Miguel Erburu (Indusal), Javier Etxeberria (Microlan), Félix Ginduláin (Jofemar), Luis Ilundáin (Viguetas Navarras), Hermanos Díez de Ulzurrun (Castillo de Gorraiz), Hermanos Lana Asiáin (Integralia), Ramón Jauregui (Navarest), Felipe Larrión (Oxicortes), Alberto Rubio Sarasa (Aceitunas Sarasa) y Santiago Sala (Apex).

“Con VW nos quitamos una losa”

Defensa de la gestión. Yolanda Barcina, presidenta del Gobierno de Navarra, fue la encargada de cerrar la entrega del premio al empresario del año. Y lo hizo con una defensa de su gestión en estos cuatro años, al asegurar que era más fácil gestionar antes, al recordar que 2014 se cerró con un déficit del 1% y al felicitarse por la resolución del caso del IVA de Volkswagen. “Era una losa que teníamos desde hace años y con este acuerdo, que tendrá rango de Ley, nos la quitamos”, dijo Barcina, quien señaló que el asunto salta por la acción “de unos inspectores de Hacienda en Barcelona en 2011”. - J.A.M.