pamplona - La inversión extranjera directa en España alcanzó en 2018 un récord. Tanto en términos brutos como una vez descontadas las desinversiones. En cifras brutas, la inversión foránea sumó el año pasado los 46.827 millones, un 71% más que en el ejercicio precedente. En el neto -que es más importante porque refleja los flujos de entrada y de salida- se captaron 39.746 millones, un 153% más que el año anterior, según los datos del registro de inversiones del Ministerio de Industria.

Habría que remontarse al pico de la burbuja para siquiera acercarse a semejantes cantidades. El anterior récord en inversiones netas directas ascendió a 26.365 millones justo en 2008. Y en inversiones brutas los máximos se anotaron en 2007 y 2008, con unos 30.000 millones en cada año.

Según el Ministerio de Economía, estas buenas cifras se deben a que España está obteniendo unos crecimientos mayores que la media de la zona euro. Los datos no incluyen inversiones financieras. Se trata de inyecciones directas, destinadas a comprar una participación de control, abrir una fábrica, adquirir un activo inmobiliario o crear empleo.

En definitiva, son proyectos a más largo plazo, ligados a las expectativas de crecimiento de la economía y, por lo tanto, tardan mucho más en marcharse que los capitales puramente especulativos.

Por el contrario, las cifras de Catalunya vuelven a retroceder. En 2018 descendieron un 12%. Entre 2016 y 2018, la comunidad ha pasado de recibir 8.273 millones brutos a solo 2.985 millones. En medio del desafío soberanista, su peso en el total de la inversión foránea en España ha caído desde el 31% al 6,4% en tres años. - D.N.