un microcrédito de 300 soles, apenas ochenta euros, puede mejorar una vida en Perú, donde la pobreza sigue acechando detrás de las grandes cifras macroeconómicas. Quizá sirva, por ejemplo, para que una peluquera de Arequipa compre unas planchas de pelo y las señoras salgan del local, quizá el salón del modesto domicilio, más satisfechas. Y regresen al mes siguiente, o se lo digan a sus amigas y así lleguen clientas nuevas y los ingresos crezcan y llevar al hijo a un médico o comprar las medicinas para el abuelo no se convierta en un obstáculo insalvable. Son solo 300 soles, apenas ochenta euros, pero significan muchas cosas.

Lo sabe ahora Nuria Luri, una pamplonesa de 23 años que ha sido becada por Fundación Microfinanzas BBVA, que lleva desde primeros de agosto en Perú. Después de cuatro días en Lima voló hasta Arequipa, al sur del país, a más de 2.300 metros de altura, rodeada de volcanes. Allí comprueba de primera mano el modo en que estos microcréditos integran en el sistema financiero a cientos de personas, muchos de ellos pequeños emprendedores. “Aquí es muy habitual comer cuy (un pequeño roedor), uno de los últimos préstamos que hemos dados -cuenta Nuria Luri vía telefónica desde la oficina de Arequipa- es para una señora que los vende y que quiere ampliar y criar alguno más”.

Aunque no todos los planes de negocio son tan modestos -la financiera Confianza (Fundación Microfinanzas BBVA) ofrece préstamos de hasta 20.000 soles, unos 5.300 euros-, el 80% de los créditos que se conceden no cuenta con ninguna garantía, por lo que una de las tareas de los asesores financieros, a los que Nuria Luri acompaña estos días, es ir a visitar a los morosos. “Es lo más duro”, explica la pamplonesa, recién graduada en Economics, Leadership & Governance en la Universidad de Navarra y que en septiembre comenzará a trabajar en Madrid en una empresa de servicios profesionales de consultoría.

“A mí siempre me ha gustado lo social”, explica Nuria Luri, que antes de recibir la beca DIME gracias su expediente académico ejerció como voluntaria en distintas organizaciones, así como en Marruecos y Gales. “Una amiga me habló de esta beca y la solicité”, explica Luri, quien destaca la experiencia de hacer frente a una realidad distinta y de conocer un aspecto de las finanzas que rara vez tiene cabida en los planes de estudios. “El trabajo de los agentes es duro, incluso físicamente, porque se va a visitar personalmente a los clientes”. Muchos de ellos, en la enorme ciudad de Lima, viven en barrios precarios, de aluvión, repletos de migrantes que bajaron de la sierra y que fueron llenando, en un urbanismo indescifrable, los cerros que rodean la capital. “Hay trabajadores que llegan a caminar hasta 14 kilómetros al día visitando clientes”, explica Nuria Luri.

El contacto personal es esencial a la hora de gestionar una bolsa de préstamos que no deja de crecer. La firma incorporó a 85.000 nuevos clientes el año pasado, de los que cerca de un 55% son mujeres. La firma llega a unas 525.000 personas. “Un 19% de los que accedieron a un préstamo y estaban en situación de pobreza deja de estarlo”, explicaban desde la empresa.

La labor es minuciosa, barrio a barrio, casa por casa. “Al evaluar un cliente se tiene en cuenta no solo la parte cuantitativa, sino sobre todo la cualitativa. Estamos hablando de que hay muchos negocios informales. El agente va a hablar con los familiares, con los vecinos. Tienes que comprobar que es verdad, por ejemplo, lo que te ha dicho si se ha retrasado en una cuota “, explica Nuria Luri, quien, al terminar la beca, redactará un informe sobre aquellos aspectos en los que vea margen de mejora.

En cinco países de américa latina

70%, en vulnerabilidad. La Fundación de Microfinanzas de BBVA está presente en cinco países de América Latina y tiene un sistema de medición propio. “Apostamos por los datos como guía para marcar el camino, no desviarnos de la misión y acelerar en la medida de lo posible la consecución de nuestro objetivo”, señaló Isabel García, responsable de Análisis en Medición de Impacto y Desarrollo Estratégico. “Más de un 70% de los clientes atendidos en 2018 por Financiera Confianza están en estado de vulnerabilidad. Este dato demuestra el impulso de llegar a las capas más excluidas del país”, indicó por su parte Fernando Eguiluz, CEO de BBVA Perú. - D.N.