madrid - Las peores perspectivas económicas internacionales y la revisión a la baja de la contabilidad nacional de 2018 y del primer semestre llevan a los expertos a pronosticar que el crecimiento de la economía española estará en torno al 2 % este año, por debajo de la meta gubernamental.

El director de Coyuntura de Funcas, Raymond Torres, ve difícil que España pueda llegar a crecer este año el 2,2 % previsto en el cuadro macroeconómico del Gobierno por dos razones.

“Una, que ha habido una revisión estadística de las cuentas nacionales en trimestres anteriores, que disminuye lo que se arrastra de crecimiento del año pasado y del primer trimestre en una décima. Y por otra parte, la desaceleración es algo más de lo que habíamos pensado”, afirmó.

En su opinión, al enfriamiento de la economía europea hay que añadir el repunte del precio del petróleo, que suele ser un factor que frena el avance de la economía y que ha retomado la senda alcista tras los ataques hace una semana a dos refinerías en Arabia Saudí. “Con lo cual, la previsión de crecimiento más razonable es entorno al 2 % para este año”, añadió Torres.

desaceleración El analista de Renta Juan Ignacio Crespo señaló el impacto que sobre la economía española va a tener la desaceleración de la economía internacional y el encarecimiento del petróleo, que va a restar poder adquisitivo a las familias y aumentará los costes de las empresas.

“Si el crecimiento se queda en el 2 % raspado, o incluso en el 1,8 %, creo que nos podríamos dar por satisfechos”, aseguró.

Sin embargo, el profesor del Instituto de Estudios Bursátiles Aurelio García del Valle, cree que se podría llegar al 2,1 %, ya que considera que a España va a llegar más atenuado el efecto que la guerra comercial entre EEUU y China está teniendo sobre la economía global. A su juicio, cuestión distinta es el escenario para 2020 si finalmente EEUU entra en recesión.

Se trata de un fenómeno que se produce al reclamar los inversores mayores rentabilidades para la deuda a corto plazo, cuando lo habitual es que se paguen tipos más altos por la deuda a largo plazo. - Efe