Controlador de tráfico. Un número cada vez mayor de empresas implanta la tecnología que permite volar a los drones y sustituir en muchos casos vuelos pilotados. El ahorro de costes y de riesgo se encuentra detrás del auge de un sector por el que apuestan gigantes empresariales como Amazon, que aspira a repartir paquetería con ellos. Con su implantación en sectores tan diversos como la agricultura a escala industrial, la topografía, la vigilancia fronteriza, se prevé que uno de los usos que genere empleo sea el que hagan los gobiernos al controlar el tráfico. Garantizar la seguridad seguirá siendo una de las prioridades que ofrezca oportunidades laborales.

Diseñadores. De momento es poco más que una tendencia de futuro, reservada a modelos exclusivos y a diseños llamativos, con series muy cortas y precios aún bastante elevados. Pero la impresión en tres dimisiones se encuentra muy lejos de haber agotado todas sus opciones y parece haber abierto un camino nuevo en el mundo de la moda, especialmente en el de la joyería y los complementos. En un sector que ha hecho de la inmediatez una de las claves del éxito, la impresión 3D permite agilizar el tiempo de producción de los prototipos y personalizar al máximo las creaciones, una de las demandas del público.

Sin conductores. El coche autónomo avanza con paso firme de la mano del desarrollo de tecnologías como el Big Data y la inteligencia artificial. General Motors ya se ha reunido recientemente con el Gobierno de Estados Unidos para poner en las carreteras de aquel país una flota de 2.500 coches sin pedales ni volante. Se prevé que esta evolución se mantenga durante los próximos años y que dentro de una década su consolidación se encuentre muy cercana. El de conductor será uno de los empleos más amenazados y es bastante probable pensar que las villavesas y taxis del futuro no lleven un chófer, sino que se encuentren guiadas por sistemas tecnológicos asegurados, organizados y controlados por analistas capaces de manejar los programas y controlar el tráfico.

Analizar y explicar. Hablar de presente y de futuro es hablar de Big Data. La puesta a disposición del público de cantidades hasta ahora inimaginables de datos abre campos en sectores muy diversos. Y aquellas empresas que no los empleen para anticiparse y descubrir los intereses, preferencias y necesidades de sus clientes, tendrán los días contados. De la mano de su extensión a casi todos los sectores, el contextualizador o analista de datos será uno de los perfiles que comience a ser demandado por las compañías. Estas buscarán profesionales con los conocimientos de estadística, matemáticas e incluso sociológicos necesarios para encontrar patrones en las secuencias de datos y para poder explicarlos. Junto a ellos, los desarrolladores de Big Data tendrán también sus oportunidades.

Nueva tecnología. Sostenibilidad será una de las palabras que guíen la tercera década del siglo XXI. También en lo económico: hoy las empresas, las organizaciones y hasta los cantantes de rock buscan ser medioambientalmente sostenibles. El empleo verde es ya una realidad desde hace años, pero seguirá sofisticándose y especializándose. Una de las nuevas profesiones que podrían surgir en los próximos años es la de cosechadores de agua atmosférica. Con desarrollos tecnológicos ya presentados en Estados Unidos (MIT y Virginia Tech) los prototipos se presentan como una alternativa a las desaladoras para, por ejemplo, mejorar sistemas de riego.

Contra el alzheimer. La lucha contra la pérdida de la memoria y el envejecimiento es uno de los retos de los próximos años, en los que decenas de millones de personas en Europa y América se harán mayores de modo inevitable. De este modo, las empresas especializadas en recursos humanos como Randstad prevén que aquellos profesionales especializados en las nuevas tecnologías y terapias más avanzadas (como los diminutos dispositivos electrónicos implantados en el cerebro o las terapias de estimulación gamma, ya probadas con ratones) cuenten con abundantes ofertas de empleo dentro de diez años.