- La crisis del coronavirus ha forzado la reinvención de muchas empresas españolas que estos días transforman sus pequeños negocios en tiendas en línea para dar salida a sus productos y minimizar las pérdidas que el cierre de establecimientos por el estado de alarma está provocando en sus cuentas.

Sin embargo, varios expertos alertan de que acudir de golpe al comercio electrónico "no es sinónimo de éxito directo", por lo que recomiendan estudiar y comprender las peculiaridades del entorno digital antes de abrir cualquier punto de venta a fin de evitar posibles problemas legales o de reputación. "Es tan importante el producto o servicio que se comercializa como el entorno en el que se hace, el marketing que se aplica y la seguridad jurídica que se aporta al consumidor", explica el socio del despacho Audens experto en comercio electrónico, Marcos Judel, que advierte de que "el principal riesgo está en no saber conjugar bien esos elementos y desaprovechar la oportunidad".

En este sentido, señala la abogada de Roca Junyent-Gaona y Rozados Nuria Rando, es importante saber que la apertura de una tienda virtual está sujeta al cumplimiento de normas sobre comercio electrónico y protección de consumidores, además de otras sectoriales según los productos o servicios que se ofrezcan. "Existen apartados relativos a información legal, condiciones generales de la contratación, política de privacidad, cookies, condiciones de uso, etc... Todas estas pestañas nos indican que la empresa va a estar sujeta al cumplimiento de obligaciones", indica.

Judel insiste en que desatender estos aspectos puede hacer que "los organismos de consumo de las comunidades autónomas o la Agencia de Española de Protección de Datos puedan imponer multas por falta de información adecuada o por cláusulas abusivas en los términos de venta".

Los expertos coinciden en que la normativa del comercio electrónico es muy amplia y va encaminada a reforzar la protección al consumidor, pues "no está presente para poder efectuar las comparaciones y la venta se hace en distintas fases, primero se paga y luego se recibe".

Para Judel, es fundamental "especificar quién es el titular del comercio, los medios de contacto para comunicarse con él, las políticas de precios, el desglose de impuestos y gastos de transporte, ofrecer información específica sobre etiquetados y tener un procedimiento bien definido de devoluciones o garantías".

También se deberá cumplir con la Ley de Protección de Datos y la Ley de Servicios de la Sociedad de la Información cuando se recabe información personal de los clientes, sobre todo si se quiere usar para enviar promociones por correo electrónico y tener estadísticas de acceso a la web con el empleo de cookies.

Unos requisitos que cada establecimiento deberá adecuar, con textos legales personalizados, ya que copiar y pegar de otra página "no vale y puede dar lugar a sanciones".

Rando contempla un último paso: "una vez que el consumidor hace la compra, el empresario le debe facilitar la confirmación en un soporte duradero, por ejemplo, mail, archivo PDF o incluso en formato papel en el momento de la entrega".

El Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital exige que las empresas con presencia en Internet proporcionen además los datos de inscripción en el registro, una autorización administrativa previa si la actividad lo requiere (agencias de viajes, armerías, alquileres turísticos), y detalles de profesión regulada en el caso, por ejemplo, de las farmacias.

A nivel técnico, el Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) plantea medidas destinadas a garantizar la eficacia y seguridad de las transacciones, no sólo por el consumidor sino también por el negocio.

Judel sugiere que, lejos de iniciar la andadura en solitario, apuesten por "participar o inscribirse en un marketplace (plataformas como Amazon o eBay) que ya cuente con una infraestructura técnica montada".

"Tan importante es qué se vende como el entorno en el que se hace, el márketing y la seguridad jurídica"

Socio del despacho Audens