Justo antes de que comenzara el estado de alarma, Guillermo Dorronsoro se unió a las filas de Zabala Innovation Consulting como Management Board Advisor para reforzar el impulso que la empresa está dando a su Plan Estratégico.
Con una dilatada trayectoria profesional en el ámbito de la innovación, Dorronsoro es profesor de Economía, Estrategia y Gestión de la Innovación en Deusto Business School y ha participado como vocal en varios Consejos de Administración de organizaciones privadas y públicas vinculadas al ámbito de la competitividad, la innovación y el desarrollo sostenible (Bolsa de Bilbao, Fundación ALBOAN, Centro Unesco del País Vasco), además de ser miembro del Grupo de Expertos de AMETIC sobre el impacto de la digitalización en el sector industrial en España.
En esta nueva etapa, Guillermo Dorronsoro se siente “agradecido de formar parte de una empresa tan reconocida como Zabala” y señala la importancia de prepararse estratégicamente para afrontar la actual crisis, “desarrollando un plan de innovación que tenga en valor a las personas, además de utilizar con inteligencia los fondos públicos y privados disponibles”.
La pandemia de la covid-19 ha derivado en una emergencia sanitaria mundial, acompañada de una profunda crisis económica y social. ¿Cree que las empresas están preparadas para afrontar la situación actual y que han aprendido de los errores de las crisis pasadas?
En la historia económica reciente podemos decir que ha habido dos grandes crisis: el crac del 29 o la Gran Depresión y la quiebra de Lehman Brothers. Sin embargo, la actual situación derivada del covid-19 ya se posiciona por delante de esta última crisis financiera del 2008 por su magnitud. Es cierto que las empresas están más preparadas y que el poder de endeudamiento es menor, pero aun y todo el impacto va a ser enorme. Esta crisis que afecta, tanto a la oferta como a la demanda, va a poner muy a prueba todo el tejido productivo. Por un lado, están las compañías que están siendo afectadas por el mercado internacional, con el cierre de las fronteras, y por otro, la reducción del consumo y adquisición de productos, así como una merma de ingresos o de recaudación de impuestos por parte de los gobiernos. Es por ello, que hay que entender que se trata de una de las crisis más importantes de los últimos 50 años y que ahora se va a lidiar una importante batalla por superarla.
La innovación es una herramienta clave para superar cualquier tipo de crisis. ¿Las empresas que ya cuentan con la I+D+i en su ADN saldrán más fortalecidas?
Cuando una empresa introduce la innovación en sus procesos y lleva años por conseguirlo, evidentemente se recuperará más fácil. Pero ésta no debe ser casual y aplicada a un departamento en concreto sino que debe participar en todo el funcionamiento de la compañía de forma transversal. Es decir, la innovación debe incorporarse a la estrategia de la empresa. Su impacto ha de ser la consecuencia de adoptar de forma sistemática “el cambio” como un elemento diferenciador y un mecanismo de creación de valor. Para ello, es imprescindible la implicación de la dirección de la empresa y que la innovación se convierta en cultura para cada uno de los miembros de la organización.
Por suerte, en Navarra son muchas las compañías que trabajan en esta línea, introduciendo la innovación en la estrategia de la empresa. Y estas compañías se están adaptando mejor a los cambios y a los retos de futuro.
La Unión Europea también ha anunciado medidas que facilitarán la recuperación de las empresas, sobre todo a las más innovadoras.
Si algo hizo mal la UE en la anterior crisis fue la austeridad y la falta de inyección económica. Sin embargo, ahora va a ofrecer mucho dinero a los países miembros para solventar la crisis. Dentro de esta inversión, la Comunidad Foral va a poder beneficiarse de una partida destinada a aquellos proyectos que sean capaces de transformar la región en una Navarra más digital y más sostenible. Por tanto, esta inversión es una oportunidad única para las empresas que ya cuentan con proyectos innovadores.
Comenta que los proyectos de innovación van a tener que reorientarse hacia la digitalización y la sostenibilidad, según las líneas que marca Bruselas. Pero, ¿cree que las empresas están preparadas para abordar estos cambios?
Esta crisis ha acortado los plazos de implementación de procesos de digitalización que las empresas tenían entre sus planes, trayendo consigo grandes avances, destacando el auge del comercio electrónico y la consolidación de la identidad digital, y el teletrabajo, con nuevas metodologías de relación, como la videoconferencia, y de formación online. Asimismo, esta crisis provocará importantes cambios socioeconómicos, entre los que destacan un mayor control de los datos privados, aumento de la colaboración entre empresas y/o entidades, regreso a la producción nacional de bienes, un impacto positivo en el medio ambiente y el establecimiento de la renta universal. Y ante esta situación, en los próximos meses las empresas deben darse más prisa en abordar estos proyectos de transformación digital.
Por su parte, la sociedad ya está mostrando cambios en sus hábitos de consumo en materia de sostenibilidad. Eliminado plásticos en sus compras, usando materiales reciclados, etc. Ante esta realidad, las empresas deben reorientar su gestión hacia una economía circular y respetuosa con el medio ambiente porque existen recursos limitados. Y esta transformación ya se empieza a atisbar en la automoción, agroalimentación, etc. Para impulsar esta transformación, la Unión Europea, a través del Green Deal o Pacto verde, promueve una serie de políticas medioambientales e inversiones para conseguir los beneficios de la estimulación económica y la creación de empleos mientras se acelera la transición ecológica de una manera eficiente. Si en la anterior crisis venían los “hombres de negro”, ahora vendrán los “hombres de verde”. Estos exigirán a Navarra proyectos sostenibles que sean capaces de transformar el tejido productivo y empresarial de la Comunidad. Para ello, habrá que trabajar conjuntamente empresa y Gobierno de Navarra para modificar el escenario.
Respecto a las personas que componen la empresa, ¿qué grado de importancia tienen a la hora de asumir retos?
Lo que creo que ha puesto en alza esta crisis es el valor de las personas. Si hace seis meses se le hubiera planteado a la empresa que tenía que mandar a casa a sus trabajadores para hacer su funciones, ésta habría contestado seguramente que no. Sin embargo, de un día para otro nos hemos confinado y hemos asumido el trabajo con fuerza, demostrando la capacidad que tenemos las personas de asumir responsabilidades. Y las compañías están aprendiendo de ello y, si no lo hacen, deben hacerlo. ¿Cómo deben agradecer a las personas este esfuerzo? Organizándose mejor y preparándose para el cambio. Porque lo que hoy es una crisis sanitaria, mañana puede ser una crisis climática o financiera o de hackeo de todas las infraestructuras informáticas. Las empresas que gestionen adecuadamente la innovación y las que valoren su equipo humano serán las que superen mejor las adversidades de futuro.
Para llevar a cabo un proyecto de innovación es necesario planificar una estrategia. ¿Cómo debe ser ésta?
La estrategia de innovación debe ser inspiradora para toda la empresa y ambiciosa. Su proceso de elaboración ha de ser abierto y tiene que ser adecuada en el tiempo en el que se desarrolla, además de adaptable y capaz de evolucionar. Esa forma de hacer estrategia exige cambios en la cultura y en la organización, exige adaptar los procesos, las dinámicas de control… La innovación deja de estar en la esquina de los que hacen proyectos con subvenciones, y se pone en el centro de la organización, rodeada de capas que van de más flexibles a más rígidas.
¿Cuáles son los problemas más frecuentes a la hora de conectar la estrategia y la innovación, dos términos que para muchas personas tienen algo de contradictorio?
Es una conexión débil, que se queda muy corta para estos tiempos de cambio que vivimos, y que la crisis del covid-19 está acelerando (y puede acelerar más todavía, si se prolonga en el tiempo). La innovación tiene que estar mucho más cerca de la estrategia, o viceversa, porque la realidad se parece cada día más a una carrera de obstáculos.
Según mi experiencia, existen tres tipos de problemas a la hora de desarrollar una estrategia de innovación. Por un lado, nos encontramos con empresas que únicamente muestran interés por innovar cuando hay ayudas o subvenciones. Por otro, con compañías que tienen disposición por innovar pero no disponen de recursos o apoyo; y, por último, con organizaciones que tienen interés y recursos, pero no saben cómo hacerlo.
Para estas tres enfermedades hay medicina. Para el primer caso, hay que trabajar con los equipos directivos para convencerles de por qué la innovación es importante y para que vayan interiorizando su trascendencia. Para el segundo problema, debemos facilitar los recursos financieros y mostrar las ayudas y subvenciones a las que la empresa puede acceder. Para el último, tenemos que trabajar para enseñar cómo mejorar en la gestión y en el desarrollo del plan de innovación.
En Zabala Innovation Consulting llevamos muchos años abordando estos tres problemas y trabajamos con cada compañía de manera individualizada, afrontando cada caso como un reto y cosechando éxitos.
La innovación siempre supone riesgos. ¿Cómo se abordan?
Uno de los aspectos importantes que se aborda en la estrategia de innovación es el cómo gestionar esos riesgos. Hay dos formas de afrontarlos. La primera, es balancear el plan estratégico hacia varias proyectos. Y, la segunda manera, es utilizando con inteligencia el dinero público y privado disponible para este tipo de iniciativas que requieren ciertos peligros. Un empresario no puede arriesgar su dinero; tiene que dedicarlo a mantener la empresa en funcionamiento. Sin embargo, las ayudas de I+D se han destinado para asumir esos riesgos. Y hay fondos de capital riesgo que están deseando de encontrar proyectos arriesgados porque de diez apostados, si uno salen bien, ya han ganado. En este sentido, muchas veces es recomendable crear una start up para externalizar la inversión en un proyecto que puede suponer cierto riesgo y, para ello, es necesario que las empresas aprendan a gestionar bien los fondos públicos y privados. Sobre este aspecto, Zabala hace una gran labor analizando y diagnosticando a cada compañía, estableciendo los pasos para mejorar.
Recientemente, el Gobierno de Navarra ha regulado la figura de las Unidades de I+D+i Empresarial (UIE). ¿Qué valor aporta en la gestión de una estrategia de innovación?
Con las Unidades de I+D+i empresariales las empresas podrán contar con su propio instituto de investigación o entidad de I+D+i, concurrir a las convocatorias forales de proyectos de investigación o infraestructuras en los mismos términos que universidades o centros tecnológicos, así como participar en programas y convocatorias de ayudas específicas para entidades de I+D a las que anteriormente no tenían acceso. También podrán hacer uso de las infraestructuras de investigación de todos los agentes del Sistema Navarro de I+D+i (SINAI) en condiciones preferentes a través del sistema SIESS, gestionado por Aditech. Asimismo, podrán participar en los programas de atracción de talento internacional investigador gestionados por la Administración de la Comunidad Foral. Por su parte, las empresas matrices de las Unidades de I+D+i Empresarial podrán beneficiarse de una deducción en el Impuesto de Sociedades del 50% de los gastos correspondientes a proyectos de I+D contratados con dichas unidades acreditadas como agentes de ejecución del SINAI. Y desde Zabala Innovation Consulting ayudamos a gestionar y conectar a las empresas con el Sistema.
¿Qué consejos da a las empresas para salir fortalecidos de esta crisis?
Me parece muy importante que las empresas tengan en cuenta el valor de las personas porque, gracias a ellas, siguen sobreviviendo. Y este esfuerzo debe ser reconocido.
Este virus ha cambiado muchas cosas y vamos a seguir viviendo alteraciones en nuestro ritmo de vida. Si la innovación ha sido importante, ahora lo es mucho más. Por último, destacar que siempre se puede mejorar. El camino de la innovación no se acaba nunca y tiene grandes aliados.