Nunca antes hubo tanta preocupación por la salud. Y no solo por el coronavirus, cuyo impacto todavía está por calibrar. La tendencia viene de lejos y se aprecia en el ocio, en la importancia del deporte en una alimentación cada vez más verde, en decisiones de consumo que se toman todos los días. Y que impulsan a un negocio, el de la sanidad y los seguros privados, que tiene una muy baja penetración en Navarra, pero que no ha dejado de crecer en la última década.

“Todavía es pronto para saber qué va a pasar tras la epidemia. Sí que estamos observando un mayor interés de los ciudadanos, que solicitan información, pero hay que esperar para saber si esto se plasma en nuevas contrataciones”, explican desde una de las principales aseguradoras de Navarra, una comunidad que ha sido tierra fértil para alguno de los mejores hospitales privados del país, como la Clínica Universitaria de Navarra, pero donde los ciudadanos ha sido históricamente más reacios a contratar un seguro privado. Su cuota de penetración es de apenas 10,01%, muy por debajo de la media nacional, que se sitúa en el 22,48%, y solo en Cantabria, con menos de un 7%, la implantación del sector privado entre su población es inferior. En el extremo contrario se sitúan Madrid y Catalunya, donde cerca de uno de cada tres ciudadanos tiene un seguro privado.

Las diferencias entre comunidades resultan llamativas. Y se explican por múltiples factores, desde la apuesta que hacen algunas grandes empresas por ofrecer a sus empleados un seguro privado como parte de su remuneración a, sobre todo, la percepción que tienen los ciudadanos de su propio sistema público. Y, según el Barómetro Sanitario del Ministerio de Sanidad, los ciudadanos navarros figuran entre los que mejor valoran su sanidad pública. Con un 7,1% se situaban en 2019 justo por detrás de Aragón y la CAV. Y lo mismo sucede si se atiende a los datos de inversión pública en salud por habitante. Navarra destina en torno a 1.650 euros al año, unos 200 más que la media española y casi 400 euros más que Madrid, por ejemplo.

Los acontecimientos de la última década, con una fuerte crisis económica entre 2008 y 2013 y ahora con la epidemia más grave del último siglo, han situado a la sanidad pública ante dificultades desconocidas. Los recortes iniciales se tradujeron en un incremento en las listas de espera y en un empeoramiento de las condiciones en las que trabajan los profesionales, con centros de atención primaria en ocasiones al límite de su capacidad. Y el sector privado, tras superar la crisis anterior con un leve descenso en su cuota de penetración, lo está aprovechando para crecer de modo continuo prácticamente en todos los territorios. También en Navarra.

En la actualidad, más de 66.000 navarros tiene un seguro de salud, unos 25.000 más que hace una década. Un crecimiento que tiene su reflejo también el gasto de las fa familias navarras, que se ha duplicado en la última década. Atendiendo a la Encuesta de Presupuestos Familiares del INE, los navarros gastaron el año pasado unos 25 millones de euros en seguros de salud, el doble que en 2011. Y más de 43 millones en otros servicios médicos, también el doble. Según los datos del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS), el sector, con la CUN y la clínica San Miguel (IMQ) a la cabeza, da empleo en Navarra a unas 4.884 personas, de los que 1.122 serían médicos y casi 1.200, profesionales de la enfermería.

El sector, que en toda España factura ya algo más de 6.300 millones de euros, rechaza, en cualquier caso, la dicotomía entre sanidad pública y sanidad privada. Sin embargo, resulta obvio que un sistema público que soporta una presión cada vez mayor, como consecuencia del envejecimiento poblacional y de una financiación muy contenida, favorece el crecimiento de alternativas privadas allí donde más oportunidades existen. “Somos complementarios”, señala en su memoria el IDIS, un lobby del sector en el que toman parte algunos de los principales laboratorios y grupos hospitalarios privados.

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“El envejecimiento de la población, la cronicidad de las enfermedades y la constante evolución de los avances tecnológicos y científicos suponen un reto para la sostenibilidad de los sistemas de salud modernos”, explica Luis Mayero, presidente de la Fundación IDIS, quien destaca “la liberación de recursos y la generación de ahorro” que suponen la colaboración entre el sector público y el sector privado.

Mayero destaca una de las virtudes que tiene a su juicio el sector en España, su “capacidad y forma de asumir la complejidad y la implantación de la tecnología más avanzada”. Algo que a su juicio se aprecia en áreas como la neurocirugía, la cirugía cardiovascular, la oncología, traumatología o ginecología entre otras especialidades. “Nuestra aportación supera el 31% del total de intervenciones quirúrgicas realizadas en estos capítulos”.

68

En la última década, el gasto de las familias navarras en seguros médicos y otro gasto sanitario privado ha crecido de manera sensible, hasta alcanzar los 68 millones de euros.

66.000

Pese a que el crecimiento en los últimos años ha sido relevante, algo menos de 66.000 navarros cuentan con un seguro de salud privado.