Eugenio Duque Escalona, secretario general de la sección sindical de CCOO en VW Navarra, está convencido de que el coche eléctrico va a llegar a VW Navarra. El 21 de septiembre concluye su trayectoria en la factoría después de 35 años.

Duque es un enamorado de la vida, de su familia, del sindicato, de la plantilla de VW y de la factoría.

De origen manchego, nació el 6 de julio de 1960 en Toledo, y con cuatro años emigró con sus padres y el resto de hermanos a Puenta La Reina, el primer destino de trabajadores que llegaban de otras comunidades a las minas de Potasas. Dos años después, se marchó a vivir a Burlada, donde sigue 55 años después.

Está casado con Celina Albéniz Arbizu, "mi 51%", dice, y tiene una hija, Sara de 29 años, y un hijo, Óscar de 26 años. Ambos trabajan en VW Navarra.

Apasionado de las motos, del heavy y de los pájaros, cuida a 350 canarios, llegó a VW Navarra el 25 de agosto de 1986 gracias a su pareja Celina, cuya relación dura ya 45 años.

Allá conoció a José María Molinero, quien le inculcó el sindicalismo de CCOO. "Me considero un molinerista de aquellos tiempos y rojo", confiesa.

Pero durante sus 32 años como miembro del comité ha compartido espacio con compañeros de los que ha aprendido y que luego han sido secretarios generales de CCOO: el propio Molinero, Raúl Villar y Chechu Rodríguez.

El 21 de septiembre es su último día en la fábrica, y previsiblemente le sustituirá Carlos Zalduendo. Ahora disfrutará de sus aficiones y de su faceta de abuelo. "Tengo una nieta, Elsa, de nueve meses", señala orgulloso.

¿Qué le ha aportado la fábrica?

Todo. Tranquilidad, una vida estable, y conocer a mucha gente y de ello estoy orgulloso, tanto de aquellos que me quieren como de los que no. Incluso, estoy más enamorado de los que no me quieren.

¿Y quién no le quiere?

Personas de otros signos sindicales y políticos. Pero tengo la suerte de no guardar rencor, porque solo come a la persona que lo tiene.

¿Usted que le ha dado a la empresa?

Sencillez. Soy muy fácil de tratar.

¿Piensa antes de hablar o dice lo que piensa?

La mayoría de las veces digo lo que pienso, porque lo tengo claro. Sé qué debo hacer en cada momento cuando discuto con la empresa. Mi objetivo consiste en buscar la estabilidad del empleo en la factoría, generar más puestos de trabajo y pactar salarios dignos. Eso me inquieta. En cambio, a mí no me quita el sueño que se diga ahora que sobra plantilla, cuando llegue el momento ya se discutirá, y ya se verá si eso es así, porque al final eso no se dará. VW Navarra lleva muchos años de historia, y la fábrica es muy rentable.

En su trayectoria, ha conocido a cuatro directores: Ramón Bultó, José Luis Erro, Patrick Danau y Emilio Sáenz. No incluyo a Markus Haupt, porque apenas ha coincidido. ¿Con cuál de los cuatro se queda?

Con el gran Emilio Sáenz, que entró a la fábrica hace 30 años en la sección de chapa. Le he querido mucho.

¿Qué puede decir de los otros tres directores de la planta?

Bultó me dio la oportunidad de entrar en la fábrica; nunca empaticé con Erro; y Danau peleaba por esta planta, incluso en su despedida me dedicó un pequeño libro.

¿Y de Markus Haupt?

Difícilmente puedo opinar, porque solo lo he visto dos veces, y apenas hemos conversado. Es joven, con futuro y debe mirar por esta fábrica.

Volviendo a Emilio Sáenz, ¿por qué le tiene tanto afecto?

Ha hecho todo lo que ha podido por esta fábrica, con un trato humano, y siempre ha estado enamorado de la bici. Por ejemplo, con Emilio alcanzamos el acuerdo de desplazamiento de pausas en chapa, es decir, si hacía faltaba, trabajábamos en los descansos, y si no era necesario, cobrábamos igual por esa disponibilidad. Posteriormente esa fórmula se extendió al resto de la fábrica como una medida de flexibilidad que genera mucho empleo, y aporta descanso a la plantilla.

Pero en junio despiden a Sáenz, ¿sorprendido?

Mucho. Si yo supiera los hechos por los que Emilio Sáenz fue despedido, incluso estaría más tranquilo. En el futuro se sabrá qué ha ocurrido. Hay especulaciones y algunos creen que hay una guerra político-sindical por el eléctrico entre VW Navarra y Martorell. Sin embargo, yo creo que ese no puede ser el motivo.

¿Y usted lo sabe?

No. Pero el Grupo VW ha generado un monstruo tras el dieselgate, con su política compliance, el código de transparencia y buenas prácticas dentro de la compañía. En términos generales me parece correcto, pero no puede convertirse en un órgano que juzgue internamente acciones que una persona haya realizado en la factoría en la que trabaja; y que, a su vez, las decisiones que se adopten en relación a esas actuaciones, se aprueben en otros sitios como en Barcelona o en Alemania. No me gusta la vigilancia sino el orden. Es importante mostrar a la plantilla los principios de integridad y de transparencia tanto en la fábrica como para el resto de facetas de la vida. Pero, con esta vigilancia, el consorcio solo ha generado temor en la plantilla.

¿Entonces relaciona el despido con el compliance

Sí, porque hemos llegado a tal punto de integridad, que cualquier acción que se haga se considera deshonesta.

¿Cómo funciona el órgano interno del compliance

VW Navarra dispone de una oficina de integridad; y posteriormente, estos asuntos pasan a Barcelona, a otro órgano. Me temo que tras el dieselgate el grupo toma medidas excesivas, pero que quieren ser ejemplarizantes. Con esto quiero decir, que puede haber motivos, que son insuficientes para un despido, pero acaban en una extinción de contrato. Nos han dicho que en el caso de Emilio puede haber habido un aprovechamiento de recursos de la fábrica para uso personal, pero eso ha ocurrido en Alemania; y en ese caso, se ha penalizado económicamente sin despedir.

¿Hay algo más? No sabemos.

La planta está revuelta con el despido de Emilio, pero también con la crisis de semiconductores, ¿preocupado?

Sí, porque creíamos que después del verano podía cambiar el escenario, pero no ha mejorado. El consorcio calcula que pueda extenderse hasta marzo o abril. VW y el resto de multinacionales dependen de proveedores de Asia-Pacífico, porque en su momento, seguramente, ganarían mucho dinero con esta decisión. Pero ahora ha venido Paco con las rebajas.

¿La producción anual de 2020 va a resentirse?

Seguramente no podamos hacer la producción asignada, y habrá que revisar a la baja el programa.

¿EL ERTE es una fórmula para afrontar esta situación?

Estamos cubiertos hasta el 31 de diciembre con un ERTE; pero si esto no cambia tendremos que negociar otro para el primer semestre del próximo año.

Y la empresa apuesta por el Taigo.

Debíamos estar en un momento histórico con el tercer modelo, pero los semiconductores han dejado tocada a la fábrica.

¿Llegará el eléctrico?

Sí. Soy optimista por naturaleza, porque he defendido a una plantilla excepcional. Estoy enamorado de toda la plantilla de VW, no solo de mis afiliados. Siempre ha estado a la altura, incluso somos la mejor fábrica constructora de vehículos de toda Europa. ¿Alguien cree que con este galardón, la factoría va a quedarse sin eléctrico? No hay que poner nerviosa a la plantilla. El coche eléctrico no me quita el sueño.

¿Por qué?

Porque se dan todos los condicionantes para que el eléctrico pueda fabricarse en VW Navarra: el consorcio proyecta varios modelos para producir entre nuestra factoría y Martorell; y estoy convencido que aquí será el de la marca VW. La fábrica de Landaben necesita un coche pequeño con producciones de más de 300.000 unidades a partir de 2030 aproximadamente para lograr estabilidad en el empleo. Entre 2025 y 2030 convivirán coches de combustión con eléctrico. Pero lanzo una pregunta, ¿los países y la ciudadanía van a estar preparados para su llegada?

¿El coche eléctrico traerá recorte de plantilla?

Tras los estudios realizados, si la factoría navarra produce más de 300.000 eléctricos anuales mantiene aproximadamente la actual plantilla. También puede hacerse un acuerdo por el que las personas de más edad se marchen por jubilación sin cubrir, algo que no me gusta. Yo no iría a esa negociación.

¿En 2023 y 2024 sobrará personal fijo en el proceso de electrificación?

Soy optimista de cara al empleo. Puede haber bajada significativa de producción por la electrificación de la fábrica y no por falta de carga de trabajo. Si eso fuera así, ese bache sería fácil de pasar con las medidas de flexibilidad.

El 21 de septiembre, último día en la fábrica, ¿será diferente?

Un día normal.