Navarra es la segunda comunidad autónoma que menos utiliza el teletrabajo, según la última Encuesta de Población Activa (EPA), correspondiente al tercer trimestre de este año.

Actualmente, 21.200 personas ocupadas desarrollan su tarea a través del modelo remoto de manera ocasional o en más de la mitad de los días de trabajo. Este número supone el 7,4% del total de personas ocupadas en la Comunidad Foral. Solo por delante se sitúa Cantabria, con un porcentaje del 7,1%.

La media en España sube al 12,6%, incrementado por aquellos territorios que más han potenciado este sistema porque se amolda mejor a sus sectores de actividad. Por ejemplo, en Madrid, el número de personas que teletrabajan se eleva al 22%, debido a que muchas compañías disponen de su sede central en esta comunidad, con una actividad asociada más a oficinas que a la producción en fábricas. Lo mismo ocurre en Catalunya, con casi un 15% de empleados y empleadas que trabajan en remoto.

Con las preguntas que plantea la EPA sobre la frecuencia con la que las personas empleadas desempeñan su tarea en el domicilio particular, se deduce que las empresas aplican un modelo híbrido, que combina la jornada presencial con la remota.

En el inicio de la pandemia, el teletrabajo alcanzó al 14,5% del total de ocupados en Navarra por el 19% en la media estatal. Esta diferencia de casi cinco puntos se mantiene un año y medio después, debido al modelo económico de Navarra basado en la industria, que supone el 30% del PIB y que exige que el personal acuda al centro de trabajo para las producciones en cadena.

Año y medio después

La declaración del estado de alarma en marzo de 2020 activó de manera repentina el teletrabajo en sectores que pudieron continuar con su actividad. Las empresas actuaron con celeridad por la emergencia de la situación provocada por la pandemia. 39.500 personas en Navarra se quedaron en casa teletrabajando, pero la mayoría sin tener adaptados los inmuebles para el modelo no presencial, y sin estar regulado en sus convenios.

Año y medio después, ha disminuido casi a la mitad el número de profesionales que utiliza esta modalidad, debido a que todavía las viviendas no se han adecuado al teletrabajo tanto por carecer de un espacio físico ajustado para ello como por no contar con las herramientas necesarias; sindicatos y organizaciones deben negociar su mecanismo en muchos de los convenios colectivos y de empresas; y todavía la cultura empresarial no está acostumbrada a liderar a sus trabajadores y trabajadoras desde la distancia. Además, la ciberseguridad en los entornos de los inmuebles se convierte en otra de las preocupaciones para las compañías.

La EPA también muestra que después de los seis primeros meses de pandemia (de marzo a agosto de 2020), el número de ocupados y ocupadas que usan el teletrabajo se ha estabilizado, y se mueve en la horquilla de unos 25.000 del cuarto trimestre de 2020 y los 21.200 del tercer trimestre de 2021. Es reseñable el pico de teletrabajo en el segundo trimestre de este año, con 27.800 ocupados en esta situación, que puede justificarse por prevenir contagios después de la ola sufrida a principios de año, y por la espera a la vacunación.

Ventajas y desventajas

Después de estos 18 meses, el coronavirus ha acelerado la implantación del teletrabajo, pero no al ritmo que al inicio de la pandemia se llegó a suponer. Vino para quedarse, pero todavía hay materias por solventar, con una implantación desigual entre las comunidades por sus modelos económicos.

Tras estos meses, empresas y plantillas han descubierto ventajas del teletrabajo, como la flexibilidad, el ahorra en viajes y en traslados desde el domicilio al centro de trabajo para favorecer la sostenibilidad y una mejor organización del tiempo. Entre los inconvenientes, fomenta la brecha digital entre asalariados, al quedar fuera de esta modalidad los puestos de inferior categoría y de menor remuneración; las casas todavía no están preparadas para acoger este sistema; existe riesgo de hiperconexión y los empleados pierden el contacto social entre ellos, a veces, necesario para su rendimiento.

Además, el modelo remoto ha modificado algunas dinámicas de trabajo: ahora se llegan a realizar entrevistas a aspirantes a un empleo a través de la red sin necesidad de concertar una cita presencial; se celebran reuniones on line o se cierran operaciones empresariales. Por ejemplo, Sol Daurella, presidenta de Coca Cola Europacific Partners, confesó en el 24º Congreso Nacional de la Empresa Familiar, celebrado en Pamplona a finales de octubre, que la pandemia obligó a su compañía a comprar una empresa en Australia a través de Zoom.