"Los consumidores van cada vez más apretados". Así resume la situación Alberto Lazcoz, portavoz de la Asociación de Consumidores de Navarra Irache. Existe "preocupación" dentro de los grupos que protegen sus derechos ante el aumento de los precios, en especial después del verano. Los consumidores reclaman "transparencia y pedagogía" para conocer como se desglosan los precios en la cadena de suministro y que, a partir de ahí, el comprador decida qué producto adquirir, porque, como resalta Lazcoz, "el precio es caro o barato en función de la calidad del producto".

A pesar de que el ahorro familiar ha crecido por la incertidumbre económica generada por dos años de pandemia, los ingresos no han aumentado y "los bolsillos de muchas familias están muy tocados", dice Kepa Loizaga, delegado de la OCU en Euskadi, que advierte del riesgo, ya sugerido por múltiples organismos, de que se cronifiquen las desigualdades sociales que ya venían produciéndose antes de que estallara la crisis sanitaria. La cesta de la compra se encarece cada día y "la tendencia es que no pare", destaca Lazcoz. El encarecimiento de los precios de la energía -la electricidad es fundamental para la producción y conservación alimentaria y los combustibles lo son, lógicamente, para su transporte- repercute en el cliente, si bien determinados comercios están optando por asumir ellos esa parte y no trasladarla al comprador final, una opción que está por ver durante cuanto tiempo podrá sostenerse.

Lazcoz aboga por dotar de más información al consumidor y que conozca cuales son los márgenes que se dan en cada parte de la cadena. "Apostamos por unos beneficios razonables en todas las fases. Los precios finales no siempre se corresponden con lo que se dice que costaba ese producto", indica, defendiendo asimismo el papel "fundamental" de los productores locales. Para Loizaga, la sociedad se dirige hacia un modelo de consumidor "más vigilante y comparador", aunque advierte de que esa labor de filtro "requiere trabajo" por parte de cada ciudadano.

En este sentido, ambos coinciden en la importancia que ya están tomando los productos de marca blanca, así como los frescos y de temporada, a la hora de conceder un respiro a la cartera. También se consolida la figura del consumidor que adquiere alimentos mediante el comercio electrónico, con compras cada vez más espaciadas en el tiempo, una tendencia derivada del aprovisionamiento que caracterizó el confinamiento del año 2020.

En pandemia, debido a las restricciones, la tienda de barrio y el supermercado más cercano han constituido los principales recursos del cliente, lo que podría hacer que disminuyan otros gastos asociados al consumo, como los de desplazamiento y transporte. "También las plataformas de consumo colaborativo suman usuarios, especialmente entre los menores de 39 años", recoge el Observatorio Vasco de Comercio en su informe sobre la actividad del pasado año. l