La industria navarra, que explica una tercera parte del PIB de Navarra y casi una cuarta parte de su empleo, ya siente la debilidad de la primera economía europea. Alemania, que acumula ya varios trimestres en recesión técnica o al borde de ella, se ha convertido en el eslabón más débil del continente, con un consumo contenido y una inversión restringida que está pesando en la actividad en otras latitudes. Las exportaciones desde Navarra, por ejemplo, retroceden un 6% respecto al año pasado. 

No es un dato menor. Con 883 millones de euros en los seis primeros meses del año, Alemania es el segundo mercado para las empresas navarras, solo superado por Francia, hasta donde se exportaron mercancías por valor de 1.105 millones de euros, 11% más que el año pasado. Entre ambas economías absorben más del 35% de las ventas al exterior del tejido productivo de la Comunidad Foral. Un problema en cualquier de los dos mercados se siente con cierta rapidez en las cadenas de producción de Navarra.

Y Alemania, la locomotora tradicional del continente, la gran economía que mejor se había comportado en las últimas décadas, parece estar acusando los cambios en el orden mundial. En los últimos años, las actuaciones de los gobiernos de Rusia, China y EEUU han dañado los fundamentos de la economía alemana. Por su lado, la invasión de Ucrania ha dejado a los alemanes sin su proveedor energético habitual: Rusia no es hoy un socio fiable. China ha pasado de producir barato a producir bien y de servir como gran mercado a las empresas alemanas a disputarse con estas la supremacía en sectores como la automoción. Y Estados Unidos ha decidido replegarse y protegerse, haciendo valer su fortaleza tecnológica, monetaria y militar. El mundo de hoy ya no es de ayer y las reglas que han regido el comercio mundial en las últimas décadas ya no son tan aceptadas.

 Esta situación está lejos de suponer una derrota definitiva para Alemania, pero sí está ralentizando su crecimiento. Y la industria navarra lo nota, a pesar de que los números dicen que la producción industria de la Comunidad Foral resiste mejor que la media. En julio, sin tener en cuenta la energía, creció un 2,1% respecto al mismo mes del año pasado.

El dato tiene su truco, sin embargo. La rama Material de transporte crece más de un 100%, pero se encuentra muy condicionada por Volkswagen Navarra, que este año sí trabajó en julio y descansó en buena parte de agosto. También la agroalimentación repuntó en julio, después de varios meses en negativo. Pero el resto de las actividades acusa una debilidad destacada, con la industria del metal bajando más de un 11,5%, el papel y la madera un 9% por debajo del año pasado y el resto de las industria manufactureras produciendo un 3,6% menos que el año pasado. 

No son, por tanto, unos buenos datos, si bien parecen bastante condicionados por la situación externa. En el interior, a pesar del alza de los precios y del deterioro del poder adquisitivo, el consumo y el empleo han resistido algo mejor de lo previsto, si bien la mayor parte de los servicios de estudios apuntan a un crecimiento muy débil, de apenas dos décimas, en el tercer trimestre en España. Con los tipos de interés del nuevo al 4%, los precios de la energía de nuevo encareciéndose, algunas de las principales economías del mundo enfriándose y una mayor disciplina fiscal en el horizonte, el avance del PIB seguramente se contenga también en Navarra.