La directora general de la Asociación de la Industria de Navarra (AIN), Ana Ursúa hace balance del desarrollo de la actividad industrial en la Comunidad Foral y de cómo las empresas y organizaciones han tenido que superar los retos que ha causado la covid-19.

En un año marcado por la pandemia y en el que muchas empresas y organizaciones han sufrido alteraciones en su actividad, ¿ha estado el tejido empresarial navarro a la altura de las circunstancias?

El tejido industrial navarro ha sabido estar a la altura priorizando en todo momento la seguridad de los trabajadores y demostrando que los navarros somos muy solidarios. Fue muy emocionante comprobar como las empresas navarras se movilizaron y prestaron su ayuda a las necesidades que fueron surgiendo. Nosotros desde AIN nos hicimos eco de sus iniciativas solidarias. Sobre todo, en los primeros momentos de la pandemia, la cooperación y la colaboración fueron las palabras que más se oyeron en el sector empresarial. Todo esto unido a la resiliencia de nuestro sector empresarial que ha sabido demostrar una vez más a la altura de las circunstancias.

¿Qué sector industrial se ha podido adaptar mejor y cómo está afectando al PIB de Navarra con relación al resto?

No creo que ninguno lo haya tenido más fácil que otros€ la exigencia de seguridad sanitaria ha sido muy alta en todos los sectores industriales y las empresas han estado a la altura redefiniendo formas de trabajo, adecuando instalaciones, organizando el trabajo de manera segura€. La exigencia mayor ha podido ser en aquellos sectores que, además de dar respuesta a los requisitos de seguridad, han visto una demanda muy por encima de lo esperado o planificado y han tenido que dar respuesta con todas las limitaciones previas. Este es el caso, por ejemplo, del sector agroalimentario o del papelero en los primeros meses.

¿De qué manera se ha visto afectado el resultado de la actividad económica, en comparación con las previsiones precovid? ¿qué desvío estiman que se ha producido?

La desviación global de la economía a nivel agregado e interanual alcanzó un -18,5% en el segundo trimestre, mejoró a un -6% en el tercero y parece que el año acabará en torno al -9-10% con respecto a 2019. Sin embargo, este año se preveía un relativo crecimiento de la economía con lo que el impacto es mayor.

A nivel individual, sinceramente, se están viendo todas las casuísticas: desde crecimientos muy por encima de expectativa hasta reducciones del más 50% e incluso cierres. Cada sector y cada empresa dentro del mismo se ha visto impactada de una manera por su tipo de producto, canal de venta y estructura de su cadena de proveedores. Los patrones han sido muy diversos pero el agregado habla de una desviación media de en torno al 10%.

¿Cómo ha sido el apoyo y el acompañamiento de AIN con sus socios?

Al inicio de la pandemia creamos una web dónde actualizábamos la situación, normativa, buenas prácticas etc. y hablamos con nuestros asociados para ver qué necesidades concretas tenían y colaborar en su solución. Durante todo el año, hemos colaborado con la iniciativa de Sodena y la CEN en la compra agrupada de EPI, algo que resultó crítico en los primeros meses en los que era difícil garantizar su calidad y suministro.

Además, hemos adecuado nuestra formación a formato on line y, cuando ha sido posible, de forma presencial, pero con las máximas medidas de seguridad. Actualmente, estamos muy pendientes de los fondos de recuperación y de presentar propuestas sólidas, colaborativas y tecnológicamente punteras que nos permitan, no sólo una rápida recuperación, sino incluso salir más reforzados competitivamente. Estamos trabajando en propuestas de digitalización, sostenibilidad y eficiencia energética y algunos ejemplos de ellos son las manifestaciones de interés que hemos presentado sobre hidrógeno verde y circularidad.

¿Qué oportunidades creen que pueden aprovechar las empresas navarras de esta situación vivida en 2020?

Todos hemos aprendido muchísimo, de adaptación y flexibilidad, así como de gestión de la incertidumbre. Cualquiera de estos conceptos aparece en todos los libros de gestión: el curso acelerado que han vivido las empresas nos da más fortalezas para afrontar distintas situaciones futuras.

Pero hemos aprendido mucho más: que la incorporación de la tecnología ya existente mejora nuestra productividad, que nuestro modelo económico es vulnerable y que debemos de incluir la sostenibilidad como prioridad en la gestión para no romper este débil equilibrio. Además, hemos comprobado que la innovación sigue siendo necesaria para dar saltos importantes en el valor que las empresas aportan a la sociedad y que, también, la colaboración entre empresas, público-privada o entre agentes, acelera cualquier proceso de adaptación o cambio.

¿La pandemia ha acelerado el proceso de transformación digital?

Claramente. Las tecnologías sobre las que se soporta la transformación digital existen, pero su incorporación a procesos de gestión y productivos no estaba siendo lo rápida que, al principio de esta década, entendimos. La situación que hemos vivido nos ha hecho abrazar la tecnología con más rapidez y menos medios ya que, en muchos casos, no ha quedado más remedio. Esa inercia no debemos perderla, incluso la debemos acelerar para que nuestras empresas sigan ganando en competitividad.

¿Qué otros retos se deben plantear las compañías de cara al próximo año?

El año que viene lo afrontamos con las lecciones aprendidas de éste, pero, no sabemos hasta dónde puede llegar la inercia de la actividad y hasta dónde o cuando va a llegar ese repunte de la demanda que vaticinan los expertos. Esto lo iremos viendo conforme avance el año. Lo que consideramos un gran reto para el año que viene es saber aprovechar y explotar los fondos que llegan desde Europa en el marco del Next Generation. A través de estos fondos, disponemos de una ocasión única para dar un salto y provocar un cambio en nuestra estructura económica con un mayor peso de una industria de alto valor añadido que apueste y aplique nuestra capacidad innovadora.

A pesar de las circunstancias, siguen apostando por la formación presencial ¿Por qué se ha decidido por la modalidad tradicional? ¿Cómo se está gestionando?

Con la Formación se ha producido un efecto péndulo y pasamos de una actividad principalmente presencial a una totalmente digital. La formación on line, como modelo alternativo de enseñanza, lleva existiendo más de 20 años, pero, aunque ha crecido considerablemente, siempre se ha mantenido como complementaria a la presencial.

El salto obligado a la formación digital en los primeros meses de la pandemia ha puesto de relieve sus virtudes y sus defectos. Por eso, se ha reforzado nuestra apuesta por la presencialidad para una tipología de cursos o formaciones dónde la relación personal, potencia el aprendizaje. En cuanto a la gestión de la misma, seguimos rigurosamente los protocolos de educación, que están demostrando una alta eficacia en la contención de la propagación del virus.