e empieza a vislumbrar el final oficial de la pandemia y comienza a detectarse un interés creciente por sus consecuencias económicas tanto a nivel global como en un entorno local. Lo percibimos en que llevamos semanas hablando de recuperación y en las actualizaciones constantes de las principales estimaciones. Y aunque el objetivo durante todo este tiempo ha sido el volver a la situación previa a la crisis, en un intento lógico de minimizar su impacto, sin embargo, ahora estamos ante una ocasión histórica para acometer inversiones en nuevos e innovadores proyectos empresariales que nos permitan afrontar los desafíos económicos y sociales de la nueva era postcovid.

La elevada cantidad de fondos que se empezarán a movilizar en los próximos meses con el plan Next Generation, unido a una activación rápida de la demanda embalsada y a la recuperación del turismo y del comercio nos permiten ser optimistas. Pero para evitar que la inercia nos lleve al momento anterior a la crisis sanitaria, algo tentador después de tanto sufrimiento, debemos empeñarnos en tomar las riendas de una reconstrucción que nos dirija hacia una economía basada en la transición ecológica, la transformación digital, la igualdad de oportunidades y la cohesión social.

Navarra ya está trabajando en estas líneas estratégicas destacando la estrategia de innovación digital, que tiene como propósito convertir la Comunidad Foral en una región con conectividad total; la denominada Navarra Green, que nace con la vocación de crear alternativas sostenibles al modelo productivo actual; y la estrategia de cohesión social y territorial que busca mitigar la despoblación y combatir las desigualdades. Este esfuerzo colectivo implica la colaboración de todos los agentes que trabajan en el desarrollo socioeconómico de nuestra comunidad: Gobierno y entidades públicas, tejido empresarial, asociaciones profesionales, centros tecnológicos y universidades... Una colaboración que favorecerá la transferencia de conocimiento, generará sinergias para afrontar de la mejor manera posible la necesaria digitalización y facilitará la necesaria renovación tecnológica.

El mayor ejemplo de la importancia que la colaboración tiene en nuestras empresas y por tanto en nuestra sociedad, lo hemos tenido, paradójicamente, durante una de las peores crisis que hemos vivido. La consecución de vacunas contra la covid-19 en un tiempo récord ha supuesto el trabajo colaborativo de compañías farmacéuticas, gobiernos, instituciones, hospitales y fabricantes de muchos lugares del mundo que han unido sus fuerzas para lanzar un producto eficiente, seguro y necesario. Y Navarra es tierra de grandes y potentes asociaciones y clústeres empresariales que siempre han estado en la vanguardia de sus respectivos sectores.

La pandemia ha acelerado muchos cambios que aún no habían recibido el impulso necesario para eclosionar. Es el caso, por ejemplo, del teletrabajo, los negocios virtuales, el delivery, la educación on line o la telemedicina. También los consumidores hemos cambiado nuestros patrones de consumo; las empresas, muchos de sus procesos productivos; y la sociedad en general, nuestra forma de relacionarnos, al menos momentáneamente. Parece claro que se avecinan más cambios, algunos ya los empezamos a intuir, pero otros no los imaginamos siquiera. En CaixaBank hemos querido anticiparnos para tener un papel protagonista en la banca del futuro. La robustez de nuestro balance y los elevados niveles de liquidez nos van a permitir seguir financiando a empresas, autónomos y particulares para contribuir a una recuperación económica que ya se ha iniciado.

Nos quedan grandes retos por afrontar. Uno de los principales es el paro juvenil, que en Navarra ha aumentado 11 puntos porcentuales en el primer trimestre de 2021 en relación con el cuarto trimestre de 2020; pero también el del emprendimiento, ya que los jóvenes empresarios navarros suponen únicamente el 4% del total de nuestra población activa.

Nuestro objetivo fundamental como sociedad es salir conjuntamente de esta crisis apoyando a los que más han sufrido el impacto de la pandemia. Esto solo será posible garantizando la supervivencia de los autónomos y de las empresas como piezas clave generadoras de riqueza y de empleo estable. Será imprescindible la excelencia en la gestión de los fondos europeos y, por supuesto, una colaboración público - privada que anteponga el interés general para lograr una salida sin exclusión social. Por ello, es hora de acometer medidas estratégicas de calado. Y debe hacerse con anticipación para asegurar la sostenibilidad de las empresas, con la convicción de que es imposible sobrevivir en un entorno cambiante sin capacidad de adaptación, y con la confianza de que, así, lograremos afrontar con garantías la nueva era postcovid.