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El mercado FIFA: utopía frente a negocio

El sindicato europeo de futbolistas (FIFPro) denunció ante la Comisión Europea el sistema de mercado del fútbol mundial por considerarlo anticompetitivo, injustificado e ilegal

El mercado FIFA: utopía frente a negocioFoto: Agencias

El fútbol mundial sufrió su mayor terremoto en diciembre de 1995, cuando la sentencia Bosman derrumbó los cupos de jugadores extranjeros en las ligas europeas. Desde entonces, el mercado de futbolistas se ha visto empujado a una espiral de precios y sueldos que no ha hecho más que ampliar el abismo entre los clubes poderosos y los más humildes. Como en cualquier otro escenario en el que se vive bajo el dictado de la oferta y la demanda, no han faltado los daños colaterales: impagos a jugadores, clubes en la ruina económica y aficiones que ven cómo sus equipos descienden de categoría por la mala gestión de sus dirigentes. FIFPro, el sindicato europeo de futbolistas, quiere acabar con todo esto y para ello ha presentado una reclamación ante la Dirección General de Competencia de la Comisión Europea en Bruselas. El colectivo pone en tela de juicio el actual sistema de mercado de transferencias, regido por el reglamento de la FIFA, al que tildan de “anticompetitivo, injustificado e ilegal”.

Según FIFPro, el actual sistema de mercado impide la justa competencia de los clubes a la hora de hacerse con los servicios del talento deportivo, lo que perjudica los intereses de los futbolistas, así como a los clubes profesionales medianos y pequeños. El sindicato ha trabajado en esta denuncia durante más de dos años y con ella pretende estabilizar la industria del fútbol con el fin de crear el mayor número posible de puestos de trabajo de calidad para los futbolistas, garantizar que se respete el derecho de todo trabajador a recibir su salario y garantizar la reciprocidad de derechos y obligaciones tanto por parte de los clubes como de los jugadores ante el incumplimiento o la rescisión del contrato. Precisamente en este último aspecto es donde Pedro Bravo, el presidente de la Asociación Española de Agentes de Futbolistas (AEAF), cree que debería incidir el colectivo de futbolistas en lugar de centrarse en el sistema de transferencias: “Yo creo que este sistema de mercado perjudica al fútbol en general, no solamente a los futbolistas. Y no es algo de ahora, es de hace mucho tiempo. Para mí, el primer problema que tienen es que la relación laboral que hay entre los jugadores y el club es absolutamente injusta. Un club puede prescindir de un jugador y, según el Real Decreto 1006/85, le tiene que pagar todo el contrato hasta el último euro. ¿Pero por qué cuando un jugador se quiere ir tiene que pagar cantidades millonarias? No hay una reciprocidad en la relación. De ahí se deriva el otro problema de transferencias”.

Stefan Szymanski es el experto en finanzas al que FIFPro encargó en su día que analizara el mercado futbolístico. Entre sus conclusiones destaca que las cuantías sumamente elevadas que se solicitan por parte de los clubes para las transferencias representan una barrera insuperable que impide que los clubes puedan competir de manera justa por el talento de los futbolistas. Szymanski apunta que “una fracción considerable del mercado de transferencias está controlada por clubes de élite que se van pasando los futbolistas de primer nivel”. Por lo tanto, los clubes poderosos utilizan el mercado para impedir que otros equipos, más modestos económicamente, entren en el prestigioso coto de los clubes que optan a los títulos. “Lo que debería saber FIFPro es que esto es un negocio. No es ni una comuna, ni estamos en el mundo de Bakunin”, replica el presidente de los agentes españoles, “esto es una realidad empresarial. Si lo que pretenden es socializar el fútbol, que tengan suerte. Las empresas más fuertes ganan más dinero que las más pequeñas. Eso es así. Claro que hay desigualdades. Pero no solo en el mundo del fútbol, en todo el mundo de las empresas. Intentar socializar el fútbol es muy complicado. Van a tener mucho trabajo y, desde mi punto de vista, muy poco éxito”.

El 18 de septiembre, día en que el sindicato presentó su demanda en Bruselas, el secretario general de FIFPro, Theo van Seggelen, dijo que “no debemos temer un mundo del fútbol sin sistema de transferencias”, algo que a Pedro Bravo le resulta utópico: “Soñar es barato, pero a veces es muy demagógico. Tenemos que luchar por lo posible, no por un sueño. Tenemos que pisar la tierra. Un fútbol sin transferencias igual es posible en el fútbol-playa y en alevines e infantiles. Yo sí abogaría por un fútbol mejor regulado, más sano, y por unos organismos, tanto de FIFA como UEFA, que se preocuparan de verdad por el mundo del fútbol y no por otras cosas. Yo abogaría por un fútbol con sentido común”. Con 22 años de experiencia en el fútbol, Bravo reconoce que le gustaría un mundo sin transferencias, igual que le gustaría la paz mundial. “¿Pero es posible?”, se pregunta, “esto es un negocio. El que piense que es un deporte, que se vaya a ver a los alevines. ¿De dónde salen las apuestas? ¿De qué vive el mundo del fútbol? De la televisión. Creo que hay mucho de utópico en las peticiones de FIFPro. Ojalá se den, pero creo que es muy poco sostenible”.

las cuentas pendientes El reglamento de la FIFA para la transferencia de jugadores propicia y sostiene, según FIFPro, una disparidad competitiva y financiera creciente e invita al abuso económico por parte de agentes y de terceros propietarios de derechos, dejando a los futbolistas desprotegidos contra el incumplimiento de sus contratos ante la práctica sistemática de impagos: “Miles de nuestros miembros se encuentran desmoralizados por tener que pasar un mes tras otro sin recibir su salario”. Esta crítica de los futbolistas hace que el presidente de AEAF les recuerde otra deuda en la que están implicados los jugadores: “Lo que es penoso y real es la deuda que tienen los jugadores con sus agentes. Lo penoso es que no quieran pagar por el trabajo realizado. En España no hay un solo jugador que no cobre. El jugador español tiene la garantía de la Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), que es mucha más garantía que irse a un juzgado. Lo que tienen que hacer desde FIFPro es establecer el sistema español en los países donde no esté establecido. Que hablen con Luis Manuel Rubiales (presidente de AFE) y que les explique cómo lo han hecho”.

Además de centrar su denuncia en el derecho de la competencia, FIFPro plantea ante la Comisión Europea otros argumentos como la libertad de circulación, las restricciones que el sistema de transferencias impone a la circulación de los trabajadores, o los derechos fundamentales de los futbolistas, que viven en un mercado donde su trabajo se comercializa como si fuera una mercancía. A pesar de sentirse “amigo” de los futbolistas, Pedro Bravo cree que los dirigentes de su sindicato europeo se equivocan al comparar a sus clientes con mercancía: “El señor que diga eso, no está hablando de mí. Y si está hablando de mí, es que no me conoce. A mí me haría daño si ese comentario lo hiciesen mis jugadores. Que le pregunten a Carlos Cuéllar, que lleva conmigo 17 años, a Valdo, que lleva conmigo 15 años, o a mil jugadores que he tenido”. El agente, dolido ante este tipo de acusaciones, recuerda que lleva reclamando desde hace veinte años que se regularice la figura de los intermediarios: “Claro que en España habrá agentes malos. En 22 años he conocido a los buenos, a los malos y a los regulares. Pero hay más buenos que malos y regulares. Seguro. Pero queda muy comercial echar las culpas al agente. Desde mi posición de agente le pregunto a FIFPro, ¿por qué permiten las cláusulas de rescisión tan elevadas? Eso lo permite el sindicato y es algo contra lo que tienen que luchar ellos, no el agente. ¿Por qué solo hablan del fútbol de élite y no del de base? ¿Por qué generalizan la mala práctica de los agentes y no la buena, que somos la mayoría? ¿Por qué no hablan de los jugadores que no pagan a sus agentes? Y ahora yo me pregunto: ¿Son ellos los que buscan trabajo a los jugadores? ¿FIFPro tiene algún mecanismo en alguna parte del mundo para darles trabajo a los futbolistas? ¿Quién pelea con los clubes cuando no pagan hasta que llega la fecha de la denuncia? ¿Quién aguanta a los padres de los jugadores? ¿Quién recorre kilómetros para ver los partidos? ¿Lo hace FIFPro? Mis jugadores no saben dónde está FIFPro, ni AFE. Porque todos sus problemas se los ha resuelto su agente”.

El presidente de los representantes españoles le recuerda a FIFPro que no hay un solo agente del Estado en prisión por asuntos en el mundo del fútbol, sin embargo sí hay presidentes de clubes que han dormido en el calabozo. Además, en los casos que se están destapando de amaño de partidos, hay futbolistas implicados. “A FIFPro le digo que ojo con escupir hacia arriba. Vamos a limpiar cada uno su casa”.

En cuanto a si cree que la demanda del sindicato puede tener consecuencias en el panorama futbolístico, Pedro Bravo reconoce que todo es posible en el balompié: “En el fútbol el más tonto hace un reloj de madera y da la hora. Hay gente que, con cierta prepotencia, dice que ya no le extraña nada. Yo digo que, después de tantos años, el fútbol sigue sorprendiéndome. El fútbol, si tiene una característica, es que no tiene sentido común. Me hubiera jugado la vida a que jamás se habría aprobado un Mundial en Qatar. Y ahí lo tienes. El fútbol es tan imprevisible que no me atrevo a vaticinar si tendrá recorrido o no”.

Philippe Piat, presidente de FIFPro, apuesta por dar un giro de 180 grados al mundo del fútbol a través de la justicia para acabar con algo que cree que a la FIFA se le ha ido de las manos: “Prevalecen los intereses comerciales de unos pocos, mientras que la mayoría de los futbolistas y de los clubes se ven desfavorecidos. Es hora de que prevalezca el derecho sobre los intereses de los cárteles. Son pocos los beneficiados por esta situación: los grandes clubes, los agentes y los terceros propietarios de derechos. Por el contrario, los perjudicados son muchos y por ello exigimos un cambio”. Sin embargo, Pedro Bravo advierte: “Lo diga FIFPro, lo diga la FIFA, o lo diga quien lo diga, mientras que haya un jugador que quiera llevar a una persona de confianza a su lado, existirán los agentes”.