La llegada al fútbol grande de Félix Ruiz extendió al paso del jugador olitense una larga alfombra de elogios. Quienes le vieron debutar en San Juan (septiembre de 1958) siendo un juvenil hablan todavía de él con asombro. El chaval rompía el molde clásico del futbolista navarro racial y corajudo, encorsetada su poca o mucha técnica en el manejo de la pelota en ese carácter combativo de obligado cumplimiento por ser de aquí. De esa parte Ruiz no se ocupaba porque le venía de serie; su padre, Félix Ruiz Escalera fue un centrocampista de brega y un tipo con las botas bien puestas. De él cuentan la anécdota de que ejerciendo de entrenador y después de explicar con detalle la táctica del partido, remató la charla así: “Y ahora, chicos, cojones, cojones y cojones...”. Pues a todo eso, el hijo aportaba una personalidad y unas habilidades con la pelota que bien pronto provocaron una disputa entre Real Madrid y Barcelona por incorporarle a su plantilla de estrellas.
Pero el día de su debut en el equipo B de España todavía jugaba en Osasuna. Era principios de abril de 1961 y llegaba a la selección con 20 años y 19 goles en el Campeonato de Liga de Segunda división, el último que jugaría como rojillo antes de dejarse seducir por la oferta del Madrid, pese a que el club catalán, alertado por el entrenador rojillo Miguel Gual, había adquirido un derecho de opción. De su debut queda en la hemeroteca la descripción que de Ruiz realizó no un periodista sino Biancheri, capitán del rival, el equipo de Francia. “Tiene una intuición extraordinaria, una movilidad poco común y unas facultades tremendas”, dijo, para concluir que “Bartoli (del Espanyol), Zoco y Ruiz son jugadores excepcionales”. Está claro que el tipo sabía de fútbol.
Ruiz atesoraba muchas cualidades, sí, pero presentaba un hándicap que hace peligrosa la vida del delantero: no sabía saltar. O eso decían. Pero es que la enumeración de sus numerosas lesiones -las heridas que seccionaron una carrera que apuntaba muy alto- corroboran esa afirmación. En su informe médico hay: dos roturas de clavícula, dos roturas de menisco, desgarro total del ligamento cruzado y una lista interminable de lesiones de tobillo y de fibras... Parece que sí, que no sabía saltar.
Tanta incidencia, tanta acumulación de lesiones, terminaron por acortar una carrera profesional a la que pondría fin en el Real Madrid, en 1969, con su séptimo y último título de Liga. Un palmarés en el que tiene un lugar destacado la sexta Copa de Europa de clubes. Un adiós prematuro ya que aún no había cumplido los 29 años.
Será también por este elevado número de accidentes que la hoja de servicios de Ruiz en la selección española no recoge mas que cuatro partidos internacionales, solo dos de ellos oficiales. Y ambos en eliminatoria de octavos de final de la Copa de Europa de Naciones. Y ambos contra Irlanda del Norte.
un tipo con clase Fue el notable periodista donostiarra Erostarbe quien también prolongó esa alfombra de elogios en la primera aparición de Ruiz en el torneo, en San Mamés, el 30 de mayo de 1963. Y eso que el partido y el resultado (1-1) solo sembraron dudas sobre el ya cuestionado proyecto del seleccionador Villalonga, que, sin embargo, acabaría logrando aquel título de 1964. “El equipo de la experimentación no ha progresado absolutamente nada; y no es que siga igual: ha empeorado”, sentenció su colega Porriño. Porque según escribieron, los irlandeses no pasaban de ser “un equipo de trabajadores” o “un equipo de colegiales”, según el gusto de cada periodista.
Erostarbe no ahorró críticas al “desastre” de juego de España; pero tampoco escatimó en elogios a Félix Ruiz y Amancio -ambos entonces en el Real Madrid- “únicos supervivientes de un naufragio calamitoso”, como rezaba el subtítulo de su crónica. “Entre tanta funesta producción (?) solo Félix Ruiz y Amancio ofrecían la personalidad de su clase. ¡Bien por el ala derecha! Mejor por Félix Ruiz, el navarro, incansable en su ir y venir, ligando con su camarada de club en el uno-dos que sorprendía a la zaga contraria. A cargo de ambos (?) iría la más bella jugada de la noche que el de Olite remató espléndidamente y paró su tiro el otro Irvine (?). Todavía resaltaba más el juego de la pareja madridista por directa relación al abrumador fracaso general”.
Ruiz repitió en la vuelta, donde España logró el pase a cuartos de final tras ganar 0-1. Y todavía antes de que finalizara 1963 intervino en el amistoso frente a Bélgica en Valencia (1-2), un partido extraordinario en la historia de la selección ya que coincidieron en la alineación cuatro navarros: Zoco, Zaldúa, Glaría y Félix Ruiz. Fue el último partido del olitense, a quien una lesión de clavícula le obligó a guardar descanso entre febrero y abril de 1964, apartándole de su posible participación en la final contra la Unión Soviética. Quizá porque no supo saltar a tiempo...
Nombre
Félix Ruiz Gabari
Lugar y fecha de nacimiento
Olite, 14 de julio de 1940. Falleció en Madrid el 11 de febrero de 1993.
Debut con la selección
Francia, 1- España, 1 (10 de diciembre de 1961. Amistoso).
Partidos internacionales
4 (1 gol).