Basket Navarra escala sin vértigo y no mira hacia abajo. A la cabeza del grupo, Jordi Juste, que capitanea el barco desde febrero de 2020. Entonces, el equipo se encontraba en la tercera categoría del baloncesto español, LEB Plata. Esta temporada compiten en la misma Liga, pero el trabajo de fondo del entrenador junto a su cuerpo técnico ha permitido un crecimiento exponencial del conjunto, que se ha consolidado en la zona de privilegio del Grupo Oeste. El preparador de Terrassa ha charlado con este periódico para analizar el gran año que está completando su equipo, que se ha ganado el derecho a soñar con el ascenso a LEB Oro.

Son cuartos en Liga y solo tienen un rival de la parte de arriba contra el que enfrentarse, el Clavijo. ¿Cómo afronta usted esta recta final, siendo que el objetivo era acabar entre los diez primeros?

– Una vez conseguida de forma virtual la permanencia, evidentemente somos ambiciosos, igual que en cada una de las fases de la temporada. Este equipo ha demostrado en los últimos años ser realista con el objetivo de permanecer en LEB Plata debido a a las limitaciones económicas y la plantilla tan joven que había. Es importante ser ambiciosos para creer en los objetivos, y este curso estamos obteniendo mejores resultados. Quedan seis partidos y tenemos la ambición como club de igualar o mejorar las 14 victorias del año pasado. El grupo ya sabe que, ahora, lo primero es la promoción, y todavía nos queda luchar por conseguir la mejor posición en Liga para tener el factor cancha a favor.

Sinceramente, ¿cree que el pensamiento del ascenso puede sobrevolar alrededor del equipo? ¿O el objetivo primordial es acabar la Liga en el mejor lugar posible?

– No podemos estar en las cabezas de la gente, sobre todo a nivel del entorno del club, aficionados, directiva... Con nuestros jugadores sí que los podemos controlar más y, como es normal, cuesta. Aun así, intentamos hacer nuestro trabajo con una plantilla que tiene que adaptar en ella a muchos jugadores grandes, otros más bajos, y por eso tenemos que preparar los partidos de una determinada manera. La ambición está ahí, pero hace falta demostrarlo y merecer el play off, conseguir la mejor posición y, después, espero que los chicos no piensen en eso. No es el mensaje que estoy lanzando ni a los jugadores ni a aficionados, pero es complicado ir a contracorriente de ese pensamiento.

¿Qué claves están marcando el éxito esta temporada y, sobre todo, la mejoría del Basket Navarra desde la jornada 1?

– Al principio, con las dos derrotas, parecía que nos iba a costar arrancar. Los jugadores fueron cogiendo confianza poco a poco y, naturalmente, los resultados fueron llegando. Si algo coincide con el año pasado es el gran ambiente que hay entre los chicos. A pesar de malos momentos y duras derrotas nunca ha habido desilusión o pesimismo, y se ha continuado trabajando bien. 

Como míster, ¿qué cambios ha apreciado en el equipo respecto a los demás años?

– Igual que el año pasado, no vamos a dejar de creer, y la verdad que eso se está demostrando en los chicos, que siempre vienen a entrenar con la sonrisa en la cara. Como grupo, hemos ido construyendo un bloque sólido, con recursos que nos permiten plantarle cara a cualquier rival. Eso se ha dado también gracias a la aclimatación de chicos experimentados que habían jugado en LEB Oro y llegaban más rodados, como Ander Urdiain, que venía de Huesca, y otros que traían muchas ganas después de competir en la Liga EBA. Lo que no puedo poner en duda es que a medida que ha avanzando la temporada el equipo ha crecido defensivamente, están muy concentrados en las normas defensivas y en el seguimiento del plan de partido. Todos estos factores nos están ayudando para seguir en esta buena línea, sobre todo, fuera de casa, donde nos está costando algo más. De un año a otro hay muchas cosas que cambian. Los jugadores son distintos, por lo que hay que adaptar un determinado sistema, y también hay más juventud. Este año, al margen de la experiencia personal que cada uno pueda tener, sabemos como equipo lo que es llegar a una final de LEB Plata, como hicimos el año pasado, y haber vivido ese tipo de experiencias y todo su proceso, nos da siempre un plus en la cancha. Respecto a las claves, la gran adaptación que he nombrado antes entre los nuevos, sumado al talento de todos y la unión fuera y dentro de la pista, es lo que nos ha llevado a este lugar.

¿Qué virtudes o factores diferenciales les han aportado ese plus para llegar al lugar donde se encuentran?

– El tiro de tres, desde luego. El hecho de tener jugadores veloces para saber manejar posesiones rápidas, que es uno de nuestros grandes recursos, nos da mucho sobre el parqué. También nos basamos mucho en el poderío de los grandes para dominar el juego aéreo. En rebotes ofensivos, vamos muy bien. Somos el tercer o cuarto equipo que más recoge de toda la Liga, y también es una de nuestras armas para fabricar puntos en segunda jugada. Por otra parte, los robos, donde también tenemos grandes números, y a partir de los cuales generamos puntos importantes al contraataque. También es importante mentalizar a los chicos de que si tienen tiro abierto, no lo desperdicien. Es por ello que el trabajo está muchas veces en entrenar esa parte más psicológica para ganar confianza y ser más decisivo. Eso parece que sale fácil, porque a todo el mundo le gusta tirar, pero no es así. Hay jugadores de todo tipo, y cada uno tiene unas características en las que tiene más confianza y otras que tiene que reforzar más. Un equipo no es mejor porque jueguen los mejores, sino porque los que están, mantenga la confianza de cara a canasta y no tengan miedo al fallo. Es complicado, pero es así como salen las cosas, y los chicos están siendo capaces de demostrarlo.

¿Cómo definiría su equipo? ¿Uno que le gusta mantener la posesión y madurar las jugadas o un equipo más atrevido que se lanza rápidamente a canasta?

– Sin duda, la valentía y el atrevimiento es lo que caracteriza al equipo. Pero eso hay que trabajarlo, y desde el cuerpo técnico tratamos de implantarlo en el estilo de juego de los chicos. Además, mi equipo siempre trata de ir hacia adelante, encarar la canasta. De normal,porque varía en función del rival, siempre que podemos intentamos ejecutar posesiones rápidas, pues tenemos buenos jugadores para ello.

¿Considera haber implantado un estilo de juego afianzado y firme? ¿O el planteamiento depende de los jugadores disponibles y el rival que haya enfrente?

– En el aspecto ofensivo, nuestra manera de jugar es una constante. Es un modo muy personal y característico, que busca siempre los puntos y marcar en ese aspecto la diferencia. Si explotamos ese tipo de facetas, los partidos se nos ponen mucho más de cara. El ámbito defensivo si que lo adaptamos más en función del rival, pues siempre es más vulnerable dependiendo de los jugadores que tengas delante, y por ello es importante remarcar más las reglas defensivas. Ligado a ello, es clave conocer con tiempo qué jugadores están disponibles y saber quién manejará y circulará el balón, quién guardará el juego interior, las marcas, y en función de ello, adaptar el tipo de defensa. Por ejemplo, si nos enfrentamos a un base que domina más el juego con las manos, buscaremos ejercer otro tipo de presión. En esos detalles sí que intentamos trabajar el partido previamente y darle unas reglas distintas cada fin de semana, sin pasar por alto el nivel ofensivo y acierto que estamos manteniendo gracias a las buenas elecciones de tiro.