Sujetar-Forcejear y caras duras
Es habitual ver durante los partidos como un jugador agarra por la camiseta a un adversario y la prenda, elástica, se estira aparatosamente, inmediatamente los partidarios de los colores de esa camiseta gritan y gesticulan pidiendo al árbitro que sancione una falta. ¿Están en lo cierto? ¿Debe el árbitro sancionar ese evidente agarrón? Contestaré, querido lector, “a la gallega”: Depende…
Si nos vamos a consultar las Reglas de Juego encontraremos esta definición: “Sujetar: Infracción cometida únicamente si el contacto de un jugador con el cuerpo o el uniforme del adversario dificulta el movimiento de este”. Queda pues claro que esos tirones de la camiseta, que se producen durante los habituales forcejeos, si no impiden el desenvolvimiento del adversario no son sancionables como falta, aunque resulten muy aparatosos.
Del mismo modo oímos continuamente ante un contacto dentro del área que a esa entrada le falta intensidad para sancionar un tiro penal o que una zancadilla o un agarrón no tienen suficiente “peso” para expulsar a un jugador por segunda amonestación.
Las conclusiones a las que llegamos son, en mi opinión, dos: La primera, que el fútbol es un juego de contactos, cargas y forcejeos, pretender lo contrario trasformaría nuestro juego en algo diferente y menos atractivo; y la segunda, que en esos forcejeos, cargas y contactos es imprescindible medir intensidades e intenciones.
Como esas mediciones son necesariamente subjetivas se hace precisa la opinión de un árbitro que debe conducir el partido intentando darle el máximo de fluidez a la vez que mantiene el respeto al espíritu del juego y sus Reglas. Y ésta no es tarea sencilla ni mucho menos automática, el árbitro al dirigir el juego tiene que considerar muchos factores, no es lo mismo una entrada cuando el partido discurre plácidamente que cuando el juego se endurece y se hace preciso controlarlo.
Pensarás ahora que estoy defendiendo, poco más menos, que el árbitro haga lo que buenamente quiera, al contrario, la idea es que se le debe exigir mucha preparación y sentido común, pero a cambio darle total credibilidad y respeto.
Por cierto, me llama poderosamente la atención el crecimiento de la cara de ciertos jugadores. Vemos continuamente cómo, cuando resultan golpeados en el pecho, en el hombro y hasta en la cintura o más abajo, se llevan ambas manos a la cara con gesto agónico para fingir que el golpe ha sido en el rostro… Mi conclusión es que les ha crecido la cara o que la tienen muy dura. De cemento.
*Formación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol