Kike García, el currante del gol
Ocurrió el otro día en Vitoria: Kike García volvía a Mendizorroza con la camiseta del Espanyol, se retiró por la banda, lesionado, y en todo su paseo hasta el banquillo recibió el cariño de la grada e incluso los abrazos de los suplentes del Alavés que estaban calentando... No puede ser casualidad que Kike García haya dejado tan buen recuerdo allí por donde ha pasado –Eibar, Osasuna, Alavés–, ni puede achacarse todo a que sea un tipo majo. Él dice, riéndose, que le gusta ese mote que le han puesto de Obrero del gol,porque se siente un currante del fútbol, y por ahí puede empezar a entenderse ese aprecio que le tienen: un delantero que nunca podría pasar por fino estilista, pero inagotable en la lucha, certero en el remate, generoso en el esfuerzo cuando toca defender y que ayuda siempre a su equipo. Uno de esos jugadores que, en este deporte profesional con tantas cosas censurables, dignifica el fútbol. Y los aficionados lo captan. Y lo quieren.
