La patata es un humilde producto omnipresente en todas las cocinas del mundo y que ha salvado del hambre a más de un país. Como plato principal, como ingrediente protagonista o como acompañante no suele faltar en casi ninguna casa.

Pero a pesar de su utilidad, de su versatilidad y de contar con un apoyo popular casi unánime, últimamente arrastra una sombra de sospecha sobre su influencia en la salud nutricional. La causa de estas sospechas es su consumo casi abusivo como fritura, especialmente como picoteo en forma de aperitivo industrial.

La mayoría de las preparaciones de patas requieren que primero se pelen y se retiren brotes y 'ojos'. Pixabay

Y esto hace que nos olvidemos, o que directamente ignoremos, de las variadas cualidades beneficiosas para nuestra salud que posee la patata, especialmente si optamos por prepararlas alejados de la sartén con aceite caliente.

De entrada, contiene vitamina C, por lo que en aquellos países en los cítricos se dan mal, la patatas fueron la fuente principal de este elemento. Se calcula que el consumo de 150 gr de patata proporciona el 15% de la dosis diaria recomendada para mantener en forma el sistema inmunológico. También destaca la presencia de vitamina B6, que en esa misma ración de 150 gr encontramos el 25% de la cantidad diaria necesaria para mantener en forma la función nerviosa de un adulto.

Entre los minerales destaca el potasio, que regula la señalización eléctrica en músculos y nervios. Pero atención, que en el caso de este elemento, la forma de preparar las patatas es importante. Si se cuecen pueden llegar a perder la mitad del potasio, que queda disuelto en el agua. Una patata asada puede contener uu tercio del potasio recomendado para una persona sana cada día. En cambio, si alguien tiene un problema renal que le dificulta eliminar el excedente de potasio en el cuerpo, será mejor que la consuma hervidas.

La colina es un compuesto que se une a la grasa para producir fosfolípidos, que ayudan a formar las paredes celulares y las patatas son el alimento con el segundo nivel más alto de colina después de la carne y la soja. Una patata asada contiene en torno al 10% de las necesidades diarias de esta sustancia, que es especialmente importante durante el embarazo, ya que el bebé en gestación está generando muchas células y órganos nuevos.

Las patatas no contienen gluten, por lo que son una excelente opción para quienes sufran de celiaquía

Asadas, fritas, cocidas en puré, solas o acompañadas, como principal o como guarnición, las patatas copan numerosas recetas sencillas y originales. Estas son tres.

La especialidad irlandesa de puré de pata y col (o berza) es por sí misma un plato, pero como guarnición, pocos lo superan. Freepik

Original y tradicional receta de Irlanda, el país que idolatra la patata, que ha sido un alimento fundamental en sus momentos más duros.

Ingredientes para 4 personas:

  • Un cuarto de col o berza
  • 2 patatas medianas
  • 50 ml de nata para cocinar.
  • 30 gr de mantequilla.
  • Sal y pimienta negra molida.
  • Cebollino fresco.

Elaboración

Pelar las patatas e incorporarlas a una olla con mucha agua y algo de sal hirviendo y cocerlas durante 20 minutos a un fuego suave pero que mantenga el hervor. Pasado este tiempo comprobar con un cuchillo fino que estén hechas. Mientras se van cociendo las patatas, limpiar la col (o la berza) retirando las hojas exteriores y el troncho interno para lavarlas con agua fría tras cortarlas en juliana. Añadirla a la olla de las patatas y cocerlas durante 15 minutos.

Cuando las patatas estén cocidas, se sacan a un plato y la berza se escurre para quitarles todo el agua. Las patatas se trituran a mano o con el pasapuré para darle una textura suave pero gruesa. En este caso es mejor olvidarse de la batidora u otro robot triturador.

Poner la mantequilla en una sartén amplia a fuego medio-bajo para que se derrita y saltear la col (o la berza) durante un par de minutos. Incorporar el puré de patatas con la nata, salar y mezclar con una varilla durante otros par de minutos o hasta que quede mezclado al gusto del cocinero.

En el plato se decora con cebollino fresco picado y se sirve como plato o como guarnición de verduras asadas o al horno, de carne o de pescado.

Las patatas panadera con cebolla al horno son un clásico de cualquier recetario. Foto: Pixabay " longdesc="Las patatas panadera con cebolla al horno son un clásico de cualquier recetario. Pixabay

Más allá de la simple patata asada, esta receta ofrece una guarnición perfecta y clásica para numerosos asados de carne y de pescado.

Ingredientes para 4 personas

  • 4 patatas de tamaño medio.
  • 1 cebolla.
  • 1 diente de ajo.
  • 100 ml de vino blanco.
  • Hierbas aromáticas
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Pimienta negra molida
  • Sal.

Elaboración

Pelar las patatas y cortarlas en rodajas finas, de medio centímetro como mucho. Con una mandolina se hace rápido y quedan iguales. Lo mismo con la cebolla, pelar y cortar en tiras. Colocar todo en un bandeja de horno bien extendidas, de manera uniforme. Precalentar el horno a 160º con calor arriba y abajo.

Mientras el horno coge temperatura, pelar y picar menudo el ajo, ponerlo en una taza o un bol junto con la pimienta, la sal, las hierbas aromáticas elegidas y cuatro cucharadas de aceite de oliva. Mezclarlo todo bien y embadurnar las patatas y la cebolla con él, que quede todo bien aceitado. Si hace falta, volver a extender bien todo por la bandeja. Cubrir esta con papel de aluminio y meterla en el horno a media altura durante una hora. Pasado este tiempo, retirar el aluminio, echar el vino blanco y hornearlas 20 minutos más a 180º.

Las patatas moradas volvieron a cruzar el Atlántico para dar un toque de color a muchos platos. Foto: Pixabay" longdesc="Las patatas moradas volvieron a cruzar el Atlántico para dar un toque de color a muchos platos. Pixabay

En el mundo de estos tubérculos, una nota de color llena de carotenos que aporta un original color a los platos y recetas.

Ingredientes para 4 personas

  • 300-400 gr de patata violeta
  • 20 alubias verdes
  • 220 gr de caballa en aceite de oliva
  • 60 gr de maíz dulce
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Pimienta negra molida
  • Sal.

Para la salsa

  • 200 gr de queso fresco batido
  • 15 gr de cebollino fresco
  • 1 cucharadilla de pimienta recién molida
  • Aceite de oliva virgen extra
  • Sal.

Elaboración

Lavar muy bien las patatas ya que no merece la pena pelarlas por lo fina que tienen la piel. Ponerlas en una olla de agua con sal hirviendo. Comprobar que están hechas pinchándolas con un cuchillo, que entre y salga fácil, sin esfuerzo. En otra olla con agua al fuego, blanquear (cocer durante tres minutos y enfriar rápidamente con agua con hielo) la alubia verde entera.

Para la salsa, poner en un bol el queso fresco batido, el cebollino picado, la pimienta, un chorrito de aceite de oliva y la sal. Mezclar bien. Después, escurrir bien la caballa en aceite (que se puede aprovechar para hacer la salsa) y el maíz.

Tras trocear las patatas, ponerlas en los platos, y repartir también las alubias verdes, (que una vez enfriadas se puede cortar por la mitad longitudinalmente), la caballa y el maíz. La salsa se puede presentar en el plato o en una salsera para que cada cual se sirva al gusto.