En 2018, Mikel Unanue (Donostia 41 años) logró el subcampeonato del mundo mixto por equipos de curling y tomó una decisión que ha marcado su vida: dedicarse a fondo a esta práctica deportiva. Su gran objetivo, junto a su pareja Oihane Otaegi, es lograr clasificarse para unos Juegos Olímpicos. No tienen vacaciones. Su ocio se ha esfumado. Todo el tiempo libre de ambos deportistas transcurre sobre una pista de hielo y lo compaginan, como pueden, con sus trabajos.

Mikel Unanue Morten Svendsen

Compiten por todo el continente: la próxima parada será en los Países Bajos. En los últimos tiempos están cosechando unos resultados excelentes y tanto esfuerzo está dando sus frutos. En su horizonte, los Juegos Olímpicos de Milán-Cortina d’Ampezzo 2026.

“A día de hoy estamos más cerca de lograr ir a unas Olimpiadas, tenemos muchas más opciones que en el anterior ciclo olímpico”, asegura Unanue por teléfono desde Jaca, donde compite con Otaegi en el campeonato de España.

Mikel Unanue de espaldas. Morten Svendsen

En su penúltima proeza, se volvieron a colgar la medalla de plata en los campeonatos del mundo disputados en Escocia a finales de 2023. El pasado enero la dupla Unanue-Otaegi alcanzó las semifinales en la prueba del World Curling Tour de la localidad sueca de Gävle. Ahora parece que sí, que están en la buena dirección; si siguen así, pronto acariciarán el ansiado billete olímpico.

"A falta de un mes del campeonato mundial estamos muy arriba en el ranking”, corrobora el deportista donostiarra. Obviamente, no va a ser fácil. Solo compiten 10 países, 9 en realidad si excluimos a Italia, el país anfitrión.

En su anterior camino a Pekín 2022, la pareja quedó apeada en el último peldaño, el preolímpico de Leeuwarden de los Países Bajos. 

Unanue iba para periodista. Se licenció en la carrera de Humanidades y Comunicación de la Universidad de Deusto y después se especializó en Comunicación Audiovisual. Le tiraba la natación, así que, en paralelo, para sacarse un dinero extra, dio clases y también obtuvo el título de socorrista. Pero lo que iba a ser un trabajo de verano tomó otro cariz.

Oihane Otaegi Morten Svendsen

Tras su paso por la Cruz Roja como responsable de comunicación interna, lo llamaron de la Federación Guipuzcoana de Natación. Su perfil, bregado ya en diversas batallas, les había llamado la atención a los responsables de la entidad.

“Querían un chico para todo que les sacara las castañas del fuego”, recuerda Unanue, quien en 2008 comenzó a combinar tareas periodísticas con otras que tenían que ver con la natación, la enseñanza de los primeros auxilios y el impulso de deportes acuáticos en el territorio. 

“Para mí ya somos olímpicos”

Se especializó en la disciplina de salvamento y socorrismo, un deporte federado en el Estado desde 1961. En la actualidad, Unanue continúa impartiendo formación acuática en colegios e institutos guipuzcoanos. Sobre las particularidades del curling, a menudo comparado con el ajedrez o incluso la petanca, no sabía gran cosa.

Mikel Unanue celebrando un buen lanzamiento Morten Svendsen

Su chica se había introducido en la disciplina en el invierno de 2004. Y le picó la curiosidad. En su caso, el curling es un asunto de pareja que empezó a explorar en 2008. Un camino desconocido sobre la pista de hielo que, al principio, le costó un mundo; no daba una.

“Los primeros tres o cuatro años fueron un vía crucis, no ganaba un partido”, recuerda Unanue. Pero el partido es largo, como reza el cliché futbolístico. “Oihane y yo somos como hormiguitas. Todo ha sido muy poco a poco: los campeonatos del mundo, las competiciones… Yo ya tengo 42 años, así que también somos de aprendizaje lento”, afirma.

El curling tiene fama de ser un deporte igualitario. ¿Es así? “Totalmente, en este sentido es un auténtico ejemplo”. 

Cosa de dos

Más que olímpicos. La sombra de los Juegos Olímpicos es alargada o tal vez no tanto: él se lo toma sin demasiada presión, tratando de centrarse en el presente, como si ya hubiera bastado con la espectacular progresión de los últimos diez años. “Para mí ya somos olímpicos”, proclama orgulloso. 

Media naranja. Compite en las tres modalidades del curling, pero con su pareja es con quien mejor se entiende en la pista de hielo. “En lo que yo no destaco tanto lo hace ella, y al revés. Este deporte no radica solo en la fuerza sino en un equilibrio entre la técnica, la precisión, la estrategia y la fuerza”, explica.