La naturaleza forma parte de su vida, tanto personal como profesionalmente, ya que la escritora Maite R. Ochotorena ha encontrado su refugio en la localidad guipuzcoana de Ormaiztegi -donde vive con su pareja Jon Intxausti-, pero también su fuente de inspiración para su última novela, 'La mensajera del bosque'. En estos momentos, mientras escribe las primeras líneas de lo que será su próximo trabajo, del que únicamente puede adelantar que seguirá profundizando en su género favorito, el thriller,

¿Hace cuánto tiempo vivís en esta casa?

-Maite R. Ochotorena: Él lleva toda la vida aquí, pues es la casa de su familia. Luego, cuando se independizó, arreglaron la parte de abajo para hacer un piso independiente. Así que su familia vive arriba y nosotros aquí abajo.

-Jon Intxausti: Sí. De esto hace ya quince años... Yo soy de aquí de toda la vida, pero juntos llevamos viviendo aquí cuatro años si no recuerdo mal.

-Maite: Sí. Nos conocimos en 2013 y por aquel entonces yo vivía en Haro. Estuvimos un par de años yendo y viniendo... Jon venía a verme los fines de semana hasta que llegó un momento en el que decidimos que era el momento de irnos a vivir juntos. Y fue entonces cuando me vine yo aquí (sonríe). Soy nacida en Donosti y hasta los 30 años viví en el barrio de Amara, pero luego me he ido moviendo mucho. He vivido en Madrid, Vitoria o Haro antes de llegar aquí.

-Jon: Yo llevo toda la vida trabajando como operario en una empresa de metal de aquí del pueblo, que está al lado de casa, a cinco minutos andando.

Antes de venir hemos investigado un poco y hemos leído que aquí nació el general carlista Tomás de Zumalacárregui, ¿qué podemos descubrir en Ormaiztegi quienes no lo conozcamos?

-Jon: ¡Aquí tenemos de todo, aunque es bastante desconocido! De aquí es Tomás de Zumalacárregui sí, y aquí está su museo. Además, el antiguo recorrido que llevaba el mineral estaba aquí, de Madrid Irún pasaba por aquí.

-Maite: Sí. Esta zona está muy ligada a la minería. En Zerain, por ejemplo, quedan vestigios de cómo funcionaba todo. Tenemos la suerte de vivir en un entorno maravilloso, el Valle del Goierri. Aquí mismo, en Ormaztegi, cruzas la calle y estás en la naturaleza. A diario salgo de casa y en un momento estoy en medio del bosque. (Visita esta localidad pinchando aquí)

Acabas de presentar 'La Mensajera del Bosque', un thriller distópico ambientado en Madrid, donde la naturaleza se abre paso entre el asfalto. Aquí, como dices, vives en plena conexión con el medioambiente, ¿es tu fuente de inspiración a la hora de escribir?

-Maite: Yo diría que sí y siempre de una manera o de otra está muy presente. La utilizo como un elemento más para crear la novela. En muchas de ellas es una parte, pero en 'La mensajera del bosque' es la protagonista. El amor por la naturaleza me lo inculcó mi aita, a quien dedico este libro. Él construyó una borda con sus propias manos cerca del Aizgorri, donde he pasado allí cerca de la mitad de mi vida. Cuando era pequeña recuerdo que el viernes ya estábamos montados mis dos hermanos y yo en el Land Rover, con mis aitas, para ir allí. Aquello era un lugar súper perdido. Estabas rodeado de yeguas y ovejas, entre otros animales, y sobre todo, lo que más me llamaba la atención era que no había nadie. ¡Estábamos completamente asalvajados! (ríe). Yo he crecido mamando eso, mientras mis amigos se iban a las discotecas. Y así, mientras ellos empezaban a tontear yo pasé la edad tonta desconectada de todo.

-Jon: Recuerda, como curiosidad, que cada vez que ibáis a la borda pasabáis por aquí (risas).

-Maite: ¡Sí, es verdad! Comprábamos pan de pueblo y pasábamos por aquí, ¡cierto!

¿Y por qué decidió construir un refugio perdido en la montaña?

-Maite: Fíjate que él es oficinista, es decir, nunca antes había hecho nada relacionado con eso, pero la construyó él con sus propias manos. Creo que como solíamos pasar los fines de semana en la zona, en la borda de unos amigos, quiso hacer una propia para la familia. Consiguió un terreno y allí la levantó. Las vistas desde allí son impresionantes. Se ve por un lado el Anboto, el Udalaitz o toda la crestería del Aizgorri, y en el otro el Txindoki, el Zegama y otros montes.

¿Seguís yendo?

-Maite: La verdad que no mucho.

-Jon: No estaba muy bien acondicionado, y como Maite tiene una alergia muy importante a los ácaros pues no vamos porque allí hay muchísima humedad y no es recomendable.

-Maite: Tengo una alergia a los ácaros muy grande (Descubre más acerca de su alergia en la pág. 20). Entonces, aquello es humedad total y además lleva mucho tiempo cerrado, porque mis padres ya están muy 'pochitos' y ya no pueden ir. Se está viniendo aquello abajo y me da una pena tremenda...

La protagonista del libro, Cris Stoian despierta con el cuerpo lleno de cicatrices en medio del bosque, ¿en un lugar como la borda de tu aita tal vez?

-Maite: ¡Sí! Me imaginé un camping de esos que tienen bungalows, en forma de una borda como la nuestra, en un sitio un poco perdido de la Sierra de Madrid. (Descubre más acerca de 'La mensajera del bosque' en la pág. 9)

¿Igual, 'Donde habita el miedo', sería la que más se parece en el entorno o referencias reales tiene, ya que las otras son de época?

-Maite: Absolutamente, el refugio que aparece es el de mis padres.

¿Cómo se vive con una escritora que trabaja desde casa?

-Jon: Pues lo llevo muy bien (risas). Maite se encierra en su despacho y comprendo sus procesos de trabajo. Antes me llamaba mucho la atención si cuando estábamos paseando con la perra dejaba de hablar de repente. Ahora sé que en su interior está trabajando y cogiendo ideas para llevarlas al papel. Ahora sé que no está enfadada, así que yo me callo para que pueda concentrarse bien y ya está, cada uno a su bola (ríe).

Nos contabas que Maite, por su trabajo, es muy observadora, ¿se te ha pegado algo a ti también?

-Jon: Bueno, yo también soy muy observador, lo que no soy es creativo. Por eso admiro mucho esa faceta de Maite. Cuando supe cuál era su pasión sabía que había que ayudarla a que lo lograra.

-Maite: Sí Jon ha sido mi apoyo y creo que si no hubiera sido por él igual no estábamos aquí hablando. Cuando nos conocimos yo estaba en un momento muy crítico. Acababa de perder mi último trabajo, comode comercia, un trabajo que odiaba, por cierto. ¡En cuatro años de trabajo no había escrito una sola línea! Estaba bloqueada y no sabía si apostar por la literatura. Fue él quien me dio el empujón que necesitaba. Tenía semejante estrés que me resultaba todo imposible y mi tiempo y mis ganas para escribir se me esfumaban.

Antes también habías estado trabajando como creativa, realizando gráficos y guiones en la industria de los videojuegos.

-Maite: Sí, en la década de los 90 estuve unos siete años trabajando de ello. En aquel entonces, veníamos de juegos de siete colores, antes de que apareciera el 3D. Todo lo hacíamos con polígonos. No tenían capacidad las tarjetas gráficas para diseños muy complejos(risas). El 3D me parece alucinante. La posibilidad de ver mundos que parecen casi reales para mí es lo más.

Fuiste pionera en la industria.

-Maite: Sí, pero yo no era consciente de ser una de las primeras mujeres trabajando en el sector.

¿Algún videojuego que nos recomiendes de la actualidad, Maite?

-Maite: Me gustaba mucho Tomb Raider y otros juegos de aventuras.

Me parece increíble lo que se hace hoy en día. Por eso tengo ganas de volver a tener una consola para fomentar la creatividad.

Tus estudios también fueron creativos. Lo tenías claro...

-Maite: Sí. Empecé Derecho por presiones y duré un año, aunque yo siempre he querido dedicarme a escribir. Lo dejé y vi lo más parecido a escribir era hacer guiones entré en la Escuela de Cine de Andoain. Luego apareció la oportunidad de trabajar haciendo videojuegos, así que me metí ahí. Di tumbos hasta que al final di el paso para empezar a escribir. Llegó Jontxu, mi escudero, y lo hice (risas)."Tengo una casa en Haro y la adecenté yo entera, hasta bajé los techos. Lo que me propongo lo hago"

-Jon: Bueno, lo único que hice yo fue darte la confianza que necesitabas para hacer lo que ya sabías. Lo hubieras hecho de todas maneras.

-Maite: Cuando acabé de publicar mi primera novela, 'El secreto de la Belle Nuit' con una editorial de Barcelona, yo acababa de dejar el trabajo y ellos habían cerrado por la crisis. Entonces, sin dudarlo, cogí los ejemplares de mi libro y los fui lvendiendo por todo Euskadi, Navarra, La Rioja, Burgos y hasta en Madrid. Fui calle por calle, tal y como hacía cuando trabajaba de comercial. Era muy duro, pero al mismo tiempo fue muy ilusionante. A la gente le sorprendía y me pedía el libro.

Como en todo, influye la actitud con que se haga algo, ¿no?

-Maite: La verdad es que sí, la gente lo valoraba, me decían que iba con una ilusión tremenda.

-Jon: Mucha gente, en un primer momento, se lo compró por los ovarios que tuvo, pero luego fliparon al leerlo y se lo han dicho.

¿Recibes notas o mensajes de tus lectores de forma habitual?

-Maite: Sí. De muchos que me apoyan desde el principio y también de los nuevos que se van uniendo por el camino. Aun así, la gente del principio para mí es muy especial. Les tengo mucho cariño.

¿Cómo os ha afectado la pandemia?

-Jon: Ha sido un lujo nuestro confinamiento, no nos podemos quejar. Tenemos jardín y un camino aquí al lado, para una autovía que se iba a haber hecho pero que no se hizo, así que tenemos unos 300-400 metros para andar a nuestro aire con Nala, nuestra perra. ¡Todo un lujo!

-Maite: Además aprovechamos esos días para arreglar varias cosas de la casa, porque siempre hay algo que hacer.

¿Cuánto habéis tardado en reformar vuestra casa?

-Maite: Pues hemos estado un par de años adecentando todo un poco. ¡El jardín estaba lleno de zarzas!

-Jon: Sí. La verdad es que estaba todo bastante descuidado. Tuve unos años en los que no tenía tiempo para nada y creció todo rápidamente.

¿Sois manitas?

-Maite: Bueno, la casa de Haro la arreglé yo entera, hasta bajé los techos, tengo que fardar (risas). Al final lo que pienso lo tengo que hacer y en la vida todo es empezar... De repente te pones a hacerlo y te das cuenta de que no era para tanto.

Una casa en el monte tiene mucho trabajo.

-Jon: Sí. Y en el jardín no hemos tenido mucho éxito los últimos años, así que hemos pensado en reducirlo al mínimo para que lo que salga nos salga bien. Ella lleva la jardinería y yo llevo más la huerta. En la huerta tenemos tomates, vainas, acelgas, guisantes, puerros€

¿Aprendiste de tus aitas?

-Jon: Sí, aunque le dije a mi aita que yo nunca iba a tener una huerta y se reía. Al final he terminado poniendo la huerta, si pudiese verla ahora, se descojonaría. Me acuerdo mucho de él cuando estoy trabajando y cada vez que descanso y me siento sobre la piedra que tenemos junto a la huerta, que antiguamente se ataba a un burro para que aplastara la tierra.

También tenéis un hermoso nogal.

-Maite: Sí, hay unos cuantos. Lo malo es que tienen una planta trepadora que les acaba asfixiando y estamos tratando de liberarlo quitándole una parte de ese parásito, que está en la raíz.

-Jon: Y tenemos unos frutales y otros arbolitos que estamos plantando por aquí.

-Maite: Sí. El año pasado me salió un manzano de las semillas de una manzana (ríe). Me da pena tirar las semillas de la fruta que comemos. De esa manera tan tonta, tenemos cuatro naranjos y un manzano. Además Jon me suele regalar semillas por mi cumpleaños. En el último me desperté y ya se había ido a trabajar, pero me había dejado dos semillas de hayas con una tarjetita y un libro.

¿Cuáles son las ventajas e inconvenientes de vivir en un pueblo?

-Maite: Lo mejor es que tenemos todo al lado.

-Jon: Sí. Ormaiztegi está muy bien comunicado, y tienes tanto Beasain como Zumarraga a 20 minutos. Donosti a 50, que no es nada.

¿Qué os gusta hacer en vuestro tiempo libre?

-Maite: La mayoría de nuestros hobbies los hacemos juntos. Nos gusta ir al monte y pasear por la naturaleza. En nuestras vacaciones siempre buscamos sitios como Pirineos. Y a mí, además, me gusta mucho la jardinería, además de leer. Las tardes me las paso enteras leyendo, menos cuando escribo.

¿Cuáles son tus libros de cabecera?

-Maite: Siempre tengo en mente 'Jane Eyre', de Charlotte Bronttë. Lo he leído millones de veces. El romanticismo y misterio de esta novela me encanta y también la valentía de su protagonista. Es uno de mis referentes. Y autores como Agatha Christie o Alejandro Dumas siempre me han inspirado.

¿Y de los actuales?

-Maite: Ahora mismo diría Santiago Lorenzo y su libro 'Los Asquerosos'.

-Jon: A mí también me ha gustado mucho.

-Maite: Sara Mesa, con su novela 'Cara de Pan', o Gonzalo Giner con 'La Bruma Verde'. Y me encanta Ken Follet.

¿Y en tu caso?

-Jon: Los libros de Maite. El que más me gusta es el primero. Igual es porque me sorprendió mucho. Fue un libro muy especial para mí.

-¿Cuál es la última película que habéis visto en el cine?

-Jon: Pues nos gusta mucho ir al cine, aunque últimamente vamos poco. La última que vimos fue 'La Trinchera Infinita', que nos encantó.

-¿Y en casa qué os gusta ver?

-Maite: Yo soy devoraseries, aunque luego no me acuerde de sus títulos. Me gustó mucho la de 'El Alienista', y todo lo que tenga que ver con el espacio me encanta, del tipo de películas como Interstellar' o 'Avatar'. El mundo de Tolkien también me fascina.

-Jon: A mí, en cambio, el cine fantástico no me gusta nada, aunque si algún día me toca ir€ pues voy (risas). De series 'Fleabag' me gustó mucho. Y 'Días de vino y rosas' es una película que vería una y mil veces.

-Allí en la esquina hay una guitarra, ¿os gusta la música?

-Jon: Sí. ¡Me encanta! Me hubiera gustado formar parte de algún grupo, porque me parece flipante estar en el escenario tocando canciones compuestas por ti delante de tantísima gente. Tocar la guitarra podría ser mi puesto en el grupo, aunque la tengo ahí aparcada y todavía no he empezado, igual algún día de estos me pongo (risas).

De hecho, otra de mis aficiones es ir a conciertos y festivales, aunque ahora también es difícil. Probablemente, el festival que más me gusta es el Primavera Sound de Barcelona. Tiene un ambiente muy especial y en él se encuentran cosas más variadas, música independiente. El Pirineos Sur también me gusta mucho.

¿Practicáis deporte?

-Maite: Cuando era joven tenis, correr y lo que se terciara, pero ahora mi cuerpo ya no me da. Me gustaría recuperar la bici y nadar.

-Jon: Yo hago bici montaña y antes hacía carreras tipo la Behobia. He subido en plan serio a los Pirineos y el Monte Perdido.

Maite, al comienzo de la entrevista has mencionado que tienes una alergia a los ácaros muy grande.

-Maite: Sí. De pequeña era alérgica a todo llegué a tener hasta una púrpura reumática con cinco años. Me vacunaron durante años y vieron que tenía alergia a todo, pero ahora, por suerte, sólo tengo a los ácaros. Me limita un poco en el día a día, pero lo llevo más o menos bien porque limpiamos todo en profundidad. Cuando trabajaba de comercial lo llegué a pasar bastante mal al entrar en alguna fábrica, por el polvo. Y aquí en Ormaiztegi, que hay bastante humedad, hay días en los que lo paso muy mal, la verdad, pero me compensan otras cosas (ríen). No voy a la biblioteca y aunque no debiéramos tener a Nala, la queremos tanto que no podría desprenderme de ella.

¿Qué nos podéis contar de Nala?

-Maite: Tiene 7 años y es lo mejor que hemos podido hacer. Vimos una foto suya en redes de una protectora diciendo que urgentemente tenía que ser adoptada. En seguida fui a buscarla a Valladolid y me la traje. Es buenísima.

La encontraron con dos meses metida en una bolsa dentro de un contenedor y casi se muere así. ¡Hay gente sin corazón!

Su madre era shetter y su padre pointer. La actitud tiene de caza, pero es súper sociable y le gusta jugar con otros perros. E so sí, odia a los gatos, pero con el de arriba se lleva bien. Tuvimos un gato que adoptamos muy pequeñita y pasó de querer comérselo a tratarlo como a su cachorrito.

-Jon: En casa es tranquila, pero en el monte le puede el instinto. Como vea un corzo se va.

Por último, ¿qué receta nos recomendaríais?

-Maite: Pues he aprendido a hacer las croquetas de jamón y me gustan mucho. En sí todo lo que tenga bechamel es mi perdición. Mi madre cocina genial y cuando hace rebaño la cazuela. Me puede eso más que el dulce, no soy nada golosa.

-Jon: Eso dices siempre, pero luego... (ríen) A mí me encanta el chocolate.

-Maite: Ah y recomendamos que vayan al Bar Kuko, la comida está increíble. Nos gustan mucho unos crêpes de hojaldre rellenos de morcilla que hacen.