La prensa de orden, especialmente alguna, se revuelve por primera vez en serio contra su hasta ayer heroína. "Ayuso vuelve a tensionar al PP" titula en su portada, bajo una foto de la aludida charlando con Pablo Casado. En la información del interior el encabeza muta para aportar más datos: "Ayuso tensiona al PP al insistir en meter al Rey en los indultos: «Quiere marcar perfil propio»".

En el editorial del vetusto diario encontramos una tercera versión: "Ayuso tensiona de modo innecesario al PP". Ya ven que cambia el verbo. Aquí tienen el motivo del azote a la díscola presidenta madrileña: "Se reafirma en una tesis que jamás debió plantear en la manifestación del domingo porque no es institucionalmente adecuado, y porque un presidente autonómico constitucionalista no debería comprometer al Rey de ese modo. Díaz Ayuso tensiona innecesariamente al PP en un momento en el que si algo necesita la oposición frente a los abusos de Sánchez es unidad de criterio, coherencia, y no dar bazas gratuitas a la izquierda".

O sea, mal por meter en un brete al rey y, de rebote a Casado. Para Juan Fernández Miranda, eso ya no es tensión (aunque también emplea el verbo), sino algo más gordo: "Ayuso ha tensionado a su partido y ha destapado un ruido hasta hora sordo. La conclusión me la envía por whatsapp alguien de dentro:«Hay guerra abierta». «¿Con Almeida, con Casado o con los dos?», pregunto ingenuo. «Entre todos». Y en ese plan".

En El Confidencial, Marta Fernández Aller afea a Ayuso darle bola a Sánchez y le acusa de segar la hierba bajo los pies a Casado: "Al final, a quien Ayuso seguramente busque beneficiar con todo este embrollo, negándose a rectificar, es a sí misma. Tan empeñada está en marcar su perfil propio en el PP, por encima incluso de los intereses del partido, que en vez de sacar los pies del charco prefiere meter en él a Casado. Por eso insiste en que es él quien piensa como ella (y no al revés). En la práctica, hay dos PP. Uno es el de Ayuso. El otro es el de todos los demás".

A Javier González Ferrari lo que le irrita no es la querella interna del PP sino que ensucie el buen nombre del intocable. "No hay que tomar el nombre del Rey en vano", comienza su filípica en Vozpópuli, cuya miga es esta: "Si alguien piensa que esa firma valida la fechoría se confunde gravemente. Igual que quienes pretenden unir a la Monarquía con lo que llaman extrema derecha desde la extrema izquierda más rancia e inculta de nuestra historia. Si el monarca es el garante de la unidad de España y de la democracia reinstaurada tras la muerte del dictador, no lo toquéis ya más, que así es la rosa".

¿Y nadie acude en defensa de la emperatriz de la Puerta del Sol? De momento, uno. Federico Jiménez Losantos desde su columna de El Mundo: "Los que ahora insultan a Ayuso por decir lo que muchos piensan sobre la firma de esos indultos son de dos tipos: los que dicen que el Rey no debió salir el 3 de octubre en televisión y los que creen que debe reservarse para mediar con el golpismo. En el fondo, coinciden: no está para defender a España, sino para liquidarla a plazos".

Tirando de excusa no pedida, Antonio Casado empieza su pieza en El Confidencial asegurando que su intención no es "justificar el desliz de la presidenta de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, cuando sugirió en una desafortunada frase que Felipe VI será cómplice de Pedro Sánchez si sanciona con su firma los anunciados indultos". Sin embargo, en cuanto coge calor, confiesa que en el fondo está de acuerdo: "Los que aplaudimos con las orejas el discurso del 3-O tenemos un problema si arremetemos contra Ayuso por atribuir al Rey una opinión contraria a los indultos. ¿Cómo olvidar que Felipe VI acusó a los que ahora van a ser indultados de "deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado" y de haberse situado "al margen del derecho y de la democracia"?".

De vuelta en ABC, encontramos un argumento muy similar firmado por Luis Ventoso: "El Rey, que como ha de ser siempre ha observado su deber de neutralidad constitucional, tendrá que firmar. Pero es innegable que millones de españoles sentiremos una profunda desazón al ver a lo que lo obliga Sánchez".

Y como más de una vez les he dicho aquí, lo que se escribe es tan importante como lo que se deja de escribir. En ese sentido, el silencio de La Razón sobre el asunto es estruendoso. No se menciona ni en las páginas de información ni en las de opinión. Y eso, que tanto la información principal como el editorial hablan de la decisión de Sánchez de meter en el cajón la Ley de Transparencia de la institución. Algo que, cómo no, se aplaude: "Sin embargo, dicha ley chocó con la evidencia de que su elaboración, tramitación y aprobación, de serlo, sería un referéndum entre Monarquía y República, de manera que es el propio Gobierno quien ha aparcado este proyecto ante el más que evidente temor a que acabase más perjudicando a la Corona que no regulando sus funciones, toda vez que serían los partidos que apoyan al Ejecutivo, Unidas Podemos e independentistas, los que no desaprovecharían la ley para deslegitimar a la Monarquía a través de un control más allá de lo admisible para la jefatura del Estado".

Es curioso —y les prometo que ya termino— que El Mundo haya puesto su punto de mira en otra cuestión que también afecta a la Monarquía. Concretamente, al esquinazo que le volverá a pegar esta noche a Felipe VI el president de la Generalitat. "Aragonès paga los indultos con otro desprecio al Rey", brama el editorial. La culpa final, como verán, es del inquilino de La Moncloa: "Sánchez actúa como la rana que vadea el río al escorpión sobre el lomo vulnerable del Estado. Pero el escorpión, según su naturaleza, no puede evitar afrentar una vez más al Estado y a quien encarna su jefatura. Así, el pretendidamente moderado Aragonès se ausentará hoy de la cena inaugural del Círculo de Economía por el hecho de que asiste el Rey".