“Cinismo”

Como no podía ser de otro modo, el 43 aniversario de la Constitución afiló las plumas diestras que le niegan a Sánchez el derecho a reivindicarla. “Una cínica reivindicación”, clamó el editorialista de El Mundo. Y en la primera línea explicaba el porqué: “No cabe calificar de otro modo que Sánchez pidiera sin despeinarse «cumplir de pe a pa la Constitución» mientras sus propios socios en el Ejecutivo -Podemos- y toda la ristra de formaciones nacionalistas e independentistas que le sostienen la impugnan”.

“Golpistas y filoetarras”

Lo de “ristra de formaciones...” es precio de amigo al lado de la denominación que escogían la mayoría de los columneros. Jorge Vilches, sin ir más lejos, retrataba así a esos partidos en Vozpópuli: “Lo chirriante es que a sus votantes les dé igual que su líder pacte con ERC y Bildu. La única respuesta es que todo vale para apartar a la derecha, incluso ir del brazo de golpistas y filoetarras”.

“¡Y comunistas!”

Efectivamente, en la enumeración faltan los comunistas. Pero eso algo que pronto lo corrige el editorialista de Libertad Digital: “Sánchez es el único gobernante del mundo desarrollado que tiene comunistas en el Gobierno y golpistas como socios parlamentarios de referencia. Así que, por más que finja ser su fiel guardián, la Constitución es un papel mojado en sus manos y las de sus socios, que ni siquiera en el aniversario de su proclamación esconden sus intenciones de destruirla”.

Con Parot

Por si no les ha quedado claro, Antonio R. Naranjo les da una dosis de recuerdo en El Debate:: “Todo aquel que quiere acabar con la Constitución recibe por respuesta un indulto o una silla en el Consejo de Ministros. Y el sistema vigente, olvidadizo y cruel, prefiere ver lejos a Juan Carlos I y cerca a Henri Parot que al contrario”.

Decir España es...

Para el postre, Isabel San Sebastián en ABC: “Decir España es mencionar el nombre de una gran nación, determinante en la historia del mundo, que hunde sus raíces en el reino visigodo fundado en el siglo VI, reafirmó en Covadonga su identidad inequívocamente occidental, recuperó la unidad perdida con la reconquista de Granada y protagonizó a partir de entonces una gesta sin parangón, tanto en tierra como en los mares”. Pero no es nacionalista, jura.