Inaxio Perurena no pudo con la piedra de 303 kilos
El harrijasotzaile leitzarra no consiguió ayer batir su propio récord No hubo un segundo intento porque el levantador se sintió sin fuerzas tras la primera alzada
leitza. El frontón Amazabal rozó el lleno ayer al mediodía para ser testigos de la gesta de su paisano Inaxio Perurena, pero no pudo ser. El harrijasotzaile intentó colocar correctamente la piedra de 303 kilos encima de los hombros pero no pudo equilibrar la piedra y la alzada no se consideró válida. "Ha sido una pena, la verdad, pero el miedo me ha podido. Cuando sientes ese miedo no puedes seguir adelante y es lo que me ha pasado", expresó Perurena, resignado tras concluir el intento de récord.
Al harrijasotzaile leitzarra le supuso un gran esfuerzo llevar la piedra a la altura de la cintura. "Se me ha quedado clavada en los muslos, con mucha dificultad para llevarla a la cintura y en un momento, incluso he pensado que se me iba a escapar de las manos y, a partir de ese instante, he sentido muchísimo miedo", explicaba al término de las intentonas.
Entre los asistentes al intento de récord, pocos percibieron el miedo que sentía Inaxio Perurena. Tras llevar la piedra a la cintura, el leitzarra dio cuatro golpes a la mole para acercarla al pecho antes del definitivo arreón que no fue suficiente, y fue incapaz de equilibrar la piedra al hombro.
Un esfuerzo que duró 20 segundos pero que exige muchas horas de entrenamiento y sacrificio. La preparación de Inaxio quedó patente, tal como subrayó Gabriel Saralegi, especialista en Deporte Rural y organizador del festival. "Aguantar durante tantos segundos la piedra a la altura de la cintura demuestra que detrás hay un duro entrenamiento y una constante preparación", indicó.
Inaxio Perurena disponía de un segundo intento dentro del tiempo reglamentario de cinco minutos, pero finalmente desistió. " Veía que el segundo intento sería un desastre porque el esfuerzo realizado me ha dejado prácticamente sin fuerzas", comentaba. El harrijasotzaile abandonó el frontón agradeciendo con un saludo el caluroso apoyo recibido.