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Suspensión de partidos

Suspensión de partidos

Ha llegado la nieve y con ella las suspensiones de partidos. Asistimos a esos minutos, a veces horas, en las que deambulan por el césped blanqueado árbitros, delegados y capitanes intentando hacer rodar el balón por el suelo y valorando mil y una circunstancias. Por eso es conveniente repasar las causas por las que se suspende un partido y a quién corresponde la responsabilidad de la decisión.

Siempre que pensamos en suspender un partido lo relacionamos con la nieve y el agua, aunque existan otros motivos. El reglamento federativo prevé cinco: mal estado del terreno de juego, inferioridad numérica de un equipo, incidentes de público, insubordinación o retirada colectiva y fuerza mayor.

Centrándonos en sobre quién recae la responsabilidad de suspender el partido, debemos dejar claro que es competencia exclusiva del árbitro. Él es el que toma la última decisión, pero en la práctica resulta aconsejable oír a las partes y en lo posible consensuarla. Habitualmente el árbitro se reúne con los delegados y capitanes de los dos equipos, inspeccionan juntos el terreno e intentan tomar una decisión. Es bastante común que no coincidan las opiniones. A veces el club local prefiere suspender el partido porque la taquilla, en un día desapacible, va a resultar escasa; y el visitante prefiere jugar porque quiere evitarse un nuevo viaje con gastos de hospedaje y locomoción. Concurren, por supuesto, otros muchos intereses relacionados con lesiones de jugadores, estilos de juego y un largo etcétera. En cualquier caso es el club local el encargado de poner todos los medios a su alcance para que el partido pueda celebrarse.

En medio de unos y de otros, el árbitro tiene como obligación inexcusable velar por la integridad física de los jugadores. Por eso puede permitir la celebración de un partido sobre un terreno con charcos o embarrado, pero nunca lo hará con la presencia de placas de hielo. Claro es que sobre algunos terrenos el espectáculo se desluce, pero un partido puede disputarse en condiciones muy diferentes sin que ello resulte antirreglamentario.

Como conclusión: el árbitro es el que debe decidir atendiendo a la seguridad de los jugadores.

El autor es vocal de Capacitación del Comité Navarro de Árbitros de Fútbol