Síguenos en redes sociales:

Ilargi “Puedo estar horas pintando; es mi rato y desconecto del mundo” Ona

La jugadora y capitana del Waterpolo 9802 compagina las piscinas con su profesión: es docente en una escuela de Espinal. Aunque no pone fecha a su retirada, es consciente de que su despedida con la competición está cada vez más cerca

Ilargi “Puedo estar horas pintando; es mi rato y desconecto del mundo” Ona

pamplona - Quienes la conocen bien la definen por su constancia y perseverancia. Y así es como Ilargi Ona ha conseguido aspirar a lo más alto de todo lo que se ha propuesto. Después de haber aupado a lo más alto a su equipo, que regresa a División de Honor, la pamplonesa aprovecha estos días para descansar y prepararse para las oposiciones.

Tengo entendido que es profesora en una escuela de Espinal...

-Sí, soy especialista de inglés. Aunque también doy Ciencias Naturales, Sociales... Como es una escuela pequeña, estamos otras dos profesoras más y yo. Yo doy inglés como tal, pero también euskera, ciencias, teatro a los más peques... Me toca un poco de todo.

¿Qué tal se les da su asignatura?

-Estoy muy contenta. Todas las profesoras nos queremos sentir orgullosas de los niños, pero yo estoy contenta porque a estas edades, siendo tan pequeños es impresionante lo terriblemente rápido que aprenden.

¿De dónde le viene esta vocación por las aulas?

-En la familia no tengo a nadie. Cuando acabé Bachiller no sabía muy bien qué hacer porque siempre me han gustado los niños, pero también los idiomas. Me aventuré en Magisterio y desde la primera vez que me puse a trabajar, que fue también en una escuela muy pequeña en Arantza seis meses, me di cuenta de que quería ser profesora de niños pequeños.

¿Una nace siendo profesora?

-En mi caso no porque soy una persona a la que le gusta de todo. Los idiomas, los niños... Hice Bachiller de Ciencias; me gustaba la Biología, las plantas... tenía muchos frentes abiertos...

¿Y cómo acabó decantándose por la enseñanza?

-No quería irme de Pamplona. Soy muy de casa y no era capaz de dejar a los míos. Así es como decidí empezar a hacer eso, pero ya te digo que podía haber hecho cualquier otra cosa.

¿Tiene buena mano con los niños?

-Yo creo que sí. Como maestra no tiene nada que ver con como soy como persona. Tengo mucha más paciencia con ellos porque como persona me considero que no tengo demasiada, pero con los peques sí porque hay que tenerla. Me encanta estar con ellos, podría estar horas y horas, pero en cuanto salgo a las 16.30 horas, desconecto. Aunque de vez en cuando cuento alguna anecdotilla en casa porque son tan graciosos... Es increíble ver cómo ve un niño de cuatro años el mundo y las preguntas que te hace y cómo razona... Soy muy afortunada porque trabajo en algo que me gusta muchísimo y me llena.

¿Le sacan alguna vez de sus casillas?

-No, con estos críos la relación que tengo es muy especial. Es una educación muy personalizada e individual; como mucho puedo llegar a tener diez alumnos y suelo trabajar con grupos de seis. En esos casos llegas muy a fondo, conoces a todas sus familias, a ellos y sabes qué teclas dar para que funcionen mejor. En un colegio mayor si tienes a 25 alumnos en el aula, no llegas a todo.

¿Aplica algo de lo aprendido en el deporte?

-Sí. A los mayores les ganas mucho por eso porque para ellos es raro que sea profesora, deportista y que controle tanto de deportes. A mí el deporte me ha enseñado que tienes que esforzarte mucho, como todo en esta vida, pero que nadie te regala nada y que hay que trabajar muchísimo. Soy muy disciplinada e intento transmitir las ideas de compañerismo y de trabajo en grupo para luego aplicarlas.

¿Cómo vivió el suceso del niño de Barcelona?

-Te pones a pensar y dices: no se hacia dónde estamos yendo. Yo no trato con niños tan mayores y me parece algo muy triste porque todos somos personas. Igual antes al maestro se le tenía mucho más respeto y era más intocable y ahora se ven muchos casos de violencia donde los alumnos pegan a los profesores... Me parece algo impensable y muy triste y te preguntas: ¿Cómo ha podido ocurrir eso?

Efectivamente, ¿cómo hemos llegado hasta este punto?

-Mi época era muy diferente a la de ahora. Teníamos otros valores y jugábamos en la calle hasta muy mayores. No digo que las tecnologías sean malas pero hay que moderar su uso. Nosotros no teníamos esas cosas. Además, creo que no solo se educa en el instituto o el colegio, la educación empieza desde casa y después se sigue en el colegio o en la escuela.

¿Abordaron el tema en las aulas?

-No.

¿Y los niños preguntaron algo?

-No, nada. Cuando se cayó el avión de Germanwings sí que nos preguntaron un poco sobre el tema, y a veces según que cosas cuesta explicarle a un niño de ocho o diez años y que entienda por qué ha pasado, eso es complicado.

¿Tiene miedo a que sucedan más hechos de este calibre?

-Lo del avión le podía haber pasado a cualquiera porque nadie se imaginaba que podía ocurrir eso. Y lo sucedido en el colegio de Barcelona ni me lo planteo. No soy capaz ni de pensarlo porque me parece algo tan lejano... La experiencia que yo tengo es en niños pequeños y no tiene nada que ver con Secundaria. Por eso elegí dar clases a los más peques porque te dan más trabajo físico, pero lo prefiero antes que trabajar con mayores.

Y su jornada no acaba ahí. Después vuelve para entrenar...

-Es muy duro. Todo el trabajo acaba teniendo su recompensa, pero aunque tenga que conducir e ir allí todos los días estoy muy bien en la escuela. En casa desconecto mucho porque no traslado los problemas. Acabo a las 16.30 horas y me olvido de todo. Aparte, estar allí es como una realidad diferente porque en cuanto pasas los puertos vuelves a estar en la civilización.

¿De dónde saca fuerzas?

-Una lleva ya muchos años... Además, siempre me han enseñado que si te comprometes en algo tienes que acabarlo. Si no hay nada que te lo impida creo que tienes que acabarlo, así que me comprometí en septiembre y hasta ahora.

El sofá ni lo pisará...

-Suelo llegar a casa pasadas las 22.30 horas pero siempre aprovechas los pequeños ratos. Muchos días apetece ir de juevintxo sí, pero siempre he tenido esta vida y no me arrepiento para nada porque creo que siempre va a haber tiempo en esta vida para hacer las cosas que no has hecho.

¿Qué tal lo lleva su novio?

-Bien. Me apoya en todo. Pienso que tienes que estar con alguien que entienda y respete eso porque cada uno lleva un ritmo de vida diferente y nos vemos solo a las once de la noche.

Y por si fuera poco el tiempo que pasa fuera de casa tengo entendido que le echa una mano en su negocio...

-Sí. Se quedó en septiembre en el paro porque le echaron de su trabajo y fue un shock para todos, pero al final montó un pequeño negocio donde arreglaba bicis a domicilio y más tarde, desde febrero, abrió una tienda (Azkarbike). De hecho, estuvimos en Semana Santa trabajando a tope para que el proyecto saliera adelante. A mí me gusta, es de bicis, de running y natación y cuando puedo suelo ir a echarle una mano: le ordeno la tienda, preparo el escaparate...

Es un culo inquieto...

-(Risas) Sí. Él ya sabe que tengo mi trabajo, que estudio y entreno, pero en lo que puedo le ayudo.

¿Le gustaría trabajar en ese negocio o lo suyo son las aulas?

-No, no. Yo me veo en las aulas y mi trabajo está allí. No quiere decir que en verano o cuando haga falta le eche una mano, pero yo soy maestra y es lo que me gusta.

Me han dicho que en sus ratos libres pinta. ¿De dónde le viene esa pasión?

-Hacía pintura como extraescolar en la ikastola y me gustaba mucho. Después empecé a jugar a baloncesto, gimnasia deportiva... y lo tuve que dejar. Era algo que se me había quedado ahí, siempre me han gustado las manualidades y soy muy manitas y el año pasado decidí volver. Y así es como empecé a ir a clases los miércoles.

¿Lo hace porque le gusta o porque le relaja?

-Las dos cosas. Te abstraes mucho. Yo me pongo mis ropas, mi música y puedo estar horas y horas pintando. Es mi rato y desconecto del mundo.

Hablando de Arte... ¿Ha seguido los carteles de San Fermín?

-Sí, sí. De hecho voté el último día.

¿A cuál?

-Al de San Fermín Pamplona (el San Fermín sobre un fondo blanco).

¿Por qué a ese?

-Estábamos entre ese y el Caravinagre. Sabíamos que el Caravinagre es casi como un icono y por eso votamos al otro. Pero hoy (el día de la realización de esta entrevista fue el mismo en el que se anunció el ganador) al salir ganador Kilikón me he alegrado porque es un símbolo. Todos los niños de Pamplona hemos tenido nuestros pensamientos y veíamos a la gente mayor como a Caravinagre.

¿Algún día veremos un cartel suyo?

-Me lo dicen mucho. Mi familia me anima. Para eso necesito tiempo, pero, ¿quién sabe? Como reto personal me gustaría aunque después no sea elegido entre los ocho mejores. Ahora quiero pintar a Caravinagre para el pasillo de mi casa porque tiene muchos matices. Las paredes están vacías y las he ido llenando con mis cuadros.

Jugó también a baloncesto ha dicho...

-Sí. Empecé en quinto de Primaria porque nos apuntamos casi todas las chicas de clase.

Y lo habría hecho también por su altura...

-Entonces no era tan alta. No era de las que destacan desde que tienen tres años. Crecí más tarde y de repente. Hacía también gimnasia y natación, pero cuando me inicié en waterpolo ya solo lo compaginaba con el baloncesto.

¿Y cómo se decantó por el deporte que practica en la actualidad?

-Empecé dándole prioridad al waterpolo. Sentía que en lo que me comprometía tenía que darlo todo y me di cuenta que en baloncesto les fallaba, así que lo acabé dejando. El waterpolo se estaba poniendo más profesional, aunque en ese momento no sabía hasta dónde llegaría.

¿Ha podido seguir al Planasa?

-He ido alguna vez. Cuando puedo voy porque me gusta ver el deporte en directo. Soy rojilla y voy también a El Sadar. Viendo al Planasa este año estuvimos en el último partido de Sonseca. No tengo mucho tiempo, pero cuando puedo voy.

Como rojilla, ¿cómo está viviendo la situación de Osasuna?

-Desde el minuto uno que vas al campo se nota que hay mucha tensión. Yo me suelo controlar pero la gente chilla más de la cuenta. La situación está complicada pero espero que se salve. El equipo lo estará pasando mal porque el año pasado nosotras tampoco ganamos ningún partido y fue muy duro. Es triste que se haya llegado hasta esta situación para utilizar a la gente de casa. Soy partidaria de eso porque son los que realmente sienten más los colores. Esa garra que siempre ha caracterizado a Osasuna parece que ha desaparecido.

¿Cómo es jugar con su hermana?

-La quiero muchísimo pero como todos los hermanos, más aún siendo chicas, teníamos nuestros más y nuestros menos y a veces íbamos a entrenar y ni nos hablábamos porque nos habíamos enfadado. Este año se fue a Madrid y para ha sido muy duro para mí. Se ha ido el gran apoyo que tenía dentro del vestuario. Siempre he dicho que es mejor que yo y ha sido una persona a la que seguir.

Siendo más joven que usted, ¿la consideraba como su referente?

-Sí. La he admirado mucho porque tiene mucha habilidad y mucho talento y siempre se le han dado bien todos los deportes.

Cambiando de tema... Algunos políticos dicen que estamos saliendo de la crisis. ¿Usted se lo cree?

-No lo sé. Yo me fijo en lo de alrededor mía, en mi gente y por suerte ahora mismo no hay nadie en paro.

Rajoy quiere presentarse de nuevo a las generales y pidió que confiaran en él. ¿Confía en él?

-Eso lo tendría que decir la gente que le vota. Es difícil confiar porque casi nadie se salva.

¿En quién confiaría del panorama actual?

-Tienen que demostrarlo y se lo tienen que ganar porque el que tengan tu voto no significa que tengan todo hecho.

En menos de un mes, las elecciones en Navarra. ¿Va a votar?

-Sí, por supuesto. Es un derecho y creo que tenemos que utilizarlo.

¿Qué cree que va a ocurrir?

-No lo sé, pero es hora de que haya un cambio.

¿Es partidaria de que lo haya?

-Sí, llevamos ya muchos años así y creo que hace falta un cambio.

¿Qué le hace falta?

-Que la gente que llegue al poder escuche la pluralidad de todo el mundo porque lo que enriquece a una sociedad es la gente diferente. El que llegue, que haga cambios y que después se acuerde de los votantes.