Simferópol - La bandera de Crimea, territorio aún perteneciente a Ucrania pero con apenas rastro de la bandera nacional, fue reemplazada por la tricolor rusa, mientras sus habitantes hacen cola para solicitar el pasaporte de la Madre Rusia.
"Lleva seis meses, aunque la Duma rusa prometió que simplificará los trámites. Los requisitos son haber cursado estudios en una universidad rusa o que alguno de tus padres haya nacido en Rusia", aseguró ayer Valia, una mujer de unos 30 años.
Los que esperan en la cola frente al consulado ruso en Simferópol, capital de la república autónoma ucraniana, no son refugiados que huyen de una posible guerra contra Kiev, sino rusos étnicos que simplemente desean ser ciudadanos del vecino país. Mediada la tarde seguían llegando personas interesadas en conocer los requisitos para formalizar la correspondiente solicitud, mientras otros preguntan medio en broma, medio en serio: "¿Dónde regalan pasaportes rusos?".
Kiev está cada vez más lejos de Crimea, con la excepción del edificio de la asamblea parlamentaria de la minoría tártara, que mantiene contra viento y marea su lealtad a las autoridades ucranianas, lo que le granjeó las iras de las autoridades prorrusas locales.
"Los tártaros están escondidos como ratas en sus madrigueras", aseguró un cosaco que viste gorro de piel, el tradicional bigote y cara de pocos amigos. Precisamente, el líder de los tártaros, Refat Chubarov, denunció ayer que varios centenares de cosacos de la región rusa de Krasnodar ya cruzaron la frontera y se encuentran en territorio de Crimea, donde se proponen patrullar las calles.
Hombres prorrusos de todas las edades acudieron ayer a la plaza de Lenin de la capital crimea para enrolarse en las patrullas de Autodefensa. "Debemos garantizar el orden en las calles. La Policía no es suficiente. Hay muchos provocadores que son enviados por Kiev para causar desórdenes", aseguró Vladímir, activista del partido Unidad Rusa, cuyo líder es el primer ministro crimeo.
En su opinión, "el pueblo crimeo no busca la independencia, sino recuperar la autonomía de la que fue privado en 1992, justo después de que Ucrania se independizara de la Unión Soviética". "Queremos recuperar la figura del presidente de la república de Crimea. Seguiríamos siendo parte de Ucrania, pero tendríamos más libertad para tomar decisiones", destacó.
"No habrá guerra porque al fin y al cabo somos hermanos de los ucranianos que vienen a descansar a Crimea desde hace 20 años", aseguró.