El vuelo fantasma
Mientras las autoridades tratan de ofrecer luz sobre el avión desaparecido, los expertos analizan un caso "extrañísimo" en el que se acumulan las incógnitas
all right. Good Night". Esa fue la última comunicación con tierra desde la cabina del Boeing 777-200ER que partía desde Kuala Lumpur con destino a Pekín con 227 pasajeros y 12 tripulantes a bordo. Apenas seis horas de vuelo para conectar Malasia con China. En ese trayecto se produjo uno de los mayores enigmas de la aviación moderna. Aún sin resolver. "Es un caso extrañísimo, un misterio absoluto", coinciden varios expertos. "Todo en orden. Buenas noches", dijo el copiloto. Una frase hecha. Una voz de costumbrismo. Pura rutina el 8 de marzo. Luego, inopinadamente, el silencio. La nada. Un misterio. Tres semanas después de aquella voz del copiloto, las autoridades de varios países, en medio de la niebla, tratan de dar con los restos del MH-370 de Malaysia Airlines, el vuelo que se evaporó, el avión que se apagó, se supone, en un punto indeterminado porque no volvió a conectarse al rastreo de los radares o de la radio desde su despegue. Las más recientes noticias indican que el avión pudo estrellarse en el Océano Índico. Algunas señales de satélites lo encuadran en una amplia zona del sur del Índico. Allí se busca el avión maldito. En el tiempo transcurrido entre el despegue y la noche absoluta; las hipótesis y las especulaciones de toda índole rodean la principal incógnita. ¿Cómo es posible que un avión desaparezca sin dejar rastro?
En un mundo donde manda la tecnología, donde los dispositivos de localización son cada vez más exactos, donde los gobiernos vigilan las comunicaciones, donde hasta los móviles disponen de GPS y existen aplicaciones que indican con precisión donde se hallan los aviones que sobrevuelan nuestras cabezas en tiempo real, es costoso imaginar que un avión pueda desaparecer sin más, como si se tratara del conejo que se esfuma en la chistera de un mago. "Es un misterio. De eso no hay duda. Es muy difícil saber cómo es posible que ocurra algo así. Resulta todo muy extraño porque los aviones están muy controlados", expone Sergio López, ingeniero aeronáutico. Comparte el asombro un experimentado piloto que ha accedido a hablar con este periódico manteniendo el anonimato. "El equipamiento tecnológico de los aviones es muy avanzado y existen varios dispositivos que sirven para que el aparato esté en contacto con tierra en todo momento, ya sea mediante el radar o la radio. Hablamos de unos serie de dispositivos que están por duplicado y por triplicado para mayor seguridad por si falla alguno de ellos".
Con los datos en la mano, el avión es el medio de transporte más seguro que existe. Se operan miles de vuelos al día, millones al año. Perder la estela de un avión es prácticamente imposible, algo "extraordinario, impensable, pero que como se ve puede ocurrir", indica Jesús Pedraz, controlador aéreo y vocal de Aprocta (Asociación profesional de controladores de tránsito aéreo), que explica el procedimiento que se emplea para dar luz verde a cualquier despegue desde la torre de control. "Antes de que emprendan un vuelo, a los pilotos se les da un código numérico de cuatro cifras que deben de introducir en el transpondedor (transmisor+respondedor, este elemento recibe la señal de interrogación de la antena de tierra y emite una respuesta en un código que puede ser modificado por el piloto)". A partir de ese instante, el vuelo queda etiquetado e identificado entre el punto de salida y el de destino siempre que el transpondedor funcione correctamente y nadie lo desconecte. Cada vuelo tiene asignado un número único.
"Una vez que el código se mete en el transpondedor, el avión y los puestos de control están en contacto vía radar", apunta Jesús Pedraz. El indicativo asignado al vuelo no solo sirve para saber dónde se encuentra el avión en cada momento de la ruta sino que también indica el destino, la velocidad o la altura del vuelo. "Digamos que desde que despega, el avión está absolutamente identificado", enfatiza el controlador aéreo. Mediante el transpondedor, los radares secundarios, los empleados en la aviación civil, conocen los datos del vuelo de cada avión porque estos están etiquetados. ¿Por qué entonces los radares secundarios no detectaron el vuelo? La respuesta podría estar en el propio dispositivo, una pequeña caja, que comunica la aeronave con las estaciones de radar.
dispositivos manipulables "El transpondedor, que tiene que estar conectado durante la duración del vuelo, se puede desconectar manualmente. No existe ningún elemento que lo impida. Se conecta y se desconecta desde la cabina", analiza el piloto. "Aunque es imprescindible la tecnología, la conexión de un avión depende básicamente de la tripulación porque los dispositivos para estar en contacto con tierra son manipulables, ya sea el transpondedor o la radio allí donde no exista cobertura de radar. Ambos dispositivos están basados en el procedimientos de la tripulación", incide Sergio López. La desconexión del transpondedor, algo que bien podrían haber hecho desde la cabina del MH-370, eliminaría la "identificación" del vuelo, pero "no borra", matiza el piloto, la señal que emite el avión en el radio de acción del radar. El avión, aunque sin 'matrícula,' continúa apareciendo en la pantalla del radar como un punto. "Apagando el transpondedor eliminas la identificación del avión, pero no así la señal. En el radar sigue apareciendo el punto, ese eco. Aunque no sepan quién eres, siempre apareces como un punto, eso no se borra". Bajo esos parámetros funcionan los radar primarios, los de uso militar.
"El funcionamiento del radar clásico consiste en la emisión de una señal de radio al espacio con una frecuencia determinada. Si existe un objeto en la trayectoria de la onda, esta rebotará y volverá a la antena emisora. El sistema se encarga de medir el tiempo que ha tardado la señal en ir y volver y de esta manera es capaz de determinar la dirección y distancia de un objeto", especifica Jesús Pedraz. Ni los radares de esta clase, más primarios, detectaron el vuelo MH-370 de Malaysia Airlines o al menos es lo que se ha trasladado a la opinión pública. ¿Cómo escapó a la aguda vista de los militares?
zonas ciegas Lo cierto es que existen zonas ciegas a los radares, ángulos muertos de grandes dimensiones. "Tanto en los océanos como en los lugares inhóspitos por su orografía o en los desiertos es posible que los radares no detecten a los aviones", afirma Sergio López. Esa situación se repite allí donde la tecnología no está suficientemente desarrollada. En algunos países es posible la ceguera del radar. "Hay lugares en los que no hay contacto mediante radar ya sea por razones orográficas o porque hay un déficit tecnológico en tierra", alumbra el piloto. De hecho, allá donde los radares tienen la capacidad de barrer el espacio aéreo nada escapa a su vigilancia en condiciones normales. Es más si el avión en cuestión no se identifica ante los requerimientos de las controladores aéreos, entran en juego los cazas del ejército, los policías del aire. "Esta clase de situaciones no son tan excepcionales. A algún compañero mío, sobrevolando Europa, le ha ocurrido. Basta que en un descuido hayas desconectado los dispositivos para comunicarte con tierra para que el protocolo se ponga en marcha. Si no contestas por la radio a las llamadas que te hacen desde tierra y no te identificas, los cazas (aviones militares de combate) no tardan en aparecer. A la mínima sacan los cazas a pasear y los tienes volando al lado. Más de uno se ha llevado un susto por algún descuido con las comunicaciones", recuerda el piloto.
El espacio aéreo, más vigilado que nunca tras los atentados del 11-S, pertenece a la soberanía de cada estado y por tanto lo custodia el Ejército. El uso del espacio aéreo civil es una concesión de las autoridades. De alguna manera se trata de un permiso militar. "En más de una ocasión, controladores aéreos militares se han puesto en contacto con nosotros para que identificásemos algún avión que les aparecía en el radar y no conseguían identificar", establece Pedraz, que en-tiende que "en el trayecto entre Malasia y Camboya tiene que haber algún tipo de contacto de cobertura radar".
aerovías No existe constancia de que en el caso del vuelo MH-370 y a pesar de la desaparición del aparato de las pantallas de radar, cazas de ningún país fueran al encuentro del avión. El Boeing 777-200ER agitó de todo el rumbo previsto en el plan de vuelo inicial que debía llevarle desde Kuala Lumpur hasta Pekín. "El avión sale de Malasia con destino a China, pero sin embargo se da la vuelta. Eso no es normal. Esa es otra pregunta. ¿Por qué cambió el rumbo?", se cuestiona el piloto, incapaz de encontrar una razón plausible a semejante comportamiento. Más si cabe porque los aviones, por definición, tienen asignadas ciertas aerovías para unir distintos puntos. Los aviones no vuelan "libremente", sino que están obligados a seguir "carreteras aéreas", asegura el ingeniero aeronáutico Sergio López.
"Dependiendo de los destinos y las rutas deben pasar por unos puntos fijos y mediante un dispositivo, el VOR, se ponen en contacto con tierra con unos puntos concretos señalados en cada aerovía, como si se tratara de estaciones. Si no hay radar, se comunican en la frecuencia de radio asignada con otros aviones y dan la información sobre dónde se encuentran, cuál es su destino, altura, velocidad etc... en cada estación que pasa ofrecen esos datos". El piloto lo ilustra de forma gráfica: "allí arriba estamos todos conectados, como si se tratara de radiotaxi". El MH-370 no lo estaba. El avión invisible abandonó la carretera sin que los radares civiles ni militares lo detectasen y sin que los cazas apareciesen para interceptarlo. Tampoco se enganchó a la radiofrecuencia ofreciendo información sobre su situación en las zonas ciegas al radar. Más preguntas sin respuesta que confluyen en una: ¿su desaparición se debió a un accidente o alguien quiso que el avión no dejara rastro?
"Todo en este caso es raro. Lo comentamos entre los compañeros. Tengo la impresión de que no se ha dado todo la información o de que se está contando a trozos", sopesa el piloto, que tampoco entiende que si el avión se ha estrellado en medio del Océano Índico, no haya noticias de la balizas de emergencia "que se ponen a funcionar en el momento en el que el avión toca el agua. Las balizas emiten señales vía satélite durante 24 horas". A la espera de dar con los restos Boeing 777 y de encontrar las cajas negras que servirán para desentrañar el misterio, las especulaciones sobre qué le sucedió al vuelo MH-370 se apilan en el imaginario colectivo. Las hay de todo clase, desde un accidente hasta el suicidio pasando por el secuestro. Dos pasajero volaron con pasaportes falsos. En el caso de un secuestro , los pilotos insertan un código de cuatro dígitos en el transpondedor para advertir a los controladores sobre la emergencia. No hay constancia de un aviso así. "El tiempo dirá que ha pasado", concluyen los expertos sobre el vuelo fantasma.
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