Un cambio histórico en Córcega, una preocupación en París
La victoria nacionalista corsa ha removido a los sectores más jacobinos de la República francesa a los que el primer ministro, Manuel Valls, se ha apresurado a intentar tranquilizar
Francia centró hace unos días toda su atención en celebrar la derrota del Frente Nacional en las elecciones regionales del pasado 13 de diciembre, en las que no consiguió hacerse con ninguno de los gobiernos locales a los que optaba. Sin embargo, en plena resaca electoral, los sectores jacobinos se despertaron al día siguiente con una novedad en Córcega, dónde la alianza entre autonomistas e independentistas corsos ganaron las elecciones en la región. La isla mediterránea es famosa por el entorno idílico que ofrece cada año a miles de turistas y también porque su tasa de criminalidad es una de las más altas en Europa. En cuarenta años, casi 400 personas han sido asesinadas, entre ellas numerosos cargos electos, entre los que destaca el delegado del Gobierno francés en la isla Claude Erignac, asesinado en 1998. La isla, que fue anexionada por Francia en 1768 es la tierra natal de Napoleón Bonaparte y fue el primer territorio liberado de la ocupación nazi en octubre de 1943.
Córcega, cuya superficie es mayor que la de la Comunidad Autónoma del País Vasco y con tan sólo 322.000 habitantes, vive estos días un cambio histórico con la llegada al poder de la alianza de las dos listas nacionalistas que fue la opción más votada, al conseguir un 35% de los sufragios y 24 escaños en la Asamblea Territorial, a dos escaños de la mayoría absoluta. En el debate de investidura, el nuevo presidente de la asamblea local, el abogado y profesor de derecho y literatura Jean Guy Talamoni, pronunció un discurso íntegro en lengua corsa en el que tendió la mano a las demás fuerzas políticas y fijó como prioridades el desarrollo económico de la región, un estatus legal para la lengua corsa y la amnistía de los presos. Los nacionalistas se limitarán a gestionar la región y aparcan de momento la reivindicación independentista. Talamoni, de 55 años, lleva más de 20 como cargo electo en la isla y desempeñó un papel importante durante la firma de los acuerdos de Matignon en 2002, un proceso político cuyo objetivo era conceder más poder a la región. El histórico independentista mantiene buenas relaciones con personalidades en París, Bruselas y Barcelona, y muchos le presentan como embajador de Córcega durante sus visitas a Escocia o Iparralde. Durante la década de los noventa, Talamoni no podía dormir dos noches seguidas en el mismo lugar.
Tras varios años de alternancia entre el centro-derecha y la izquierda francesa, esta última perdió el poder después de que su cabeza de lista se viera imputada por malversación de fondos. La justicia reprocha a Paul Giacobbi haber utilizado de forma personal una subvención pública de 380.000 euros. El clientelismo y el hecho de que los nacionalistas hayan conseguido demostrar a la sociedad corsa, sobre todo a los electores más jóvenes, que representan la única alternativa al sistema, han provocado el histórico cambio, parecido al que se vivió en Navarra el pasado mes de julio con la llegada al poder de Uxue Barkos.
las lágrimas de Edmond Simeoni El día de la victoria, Edmond Simeoni, 81 años, padre del nacionalismo corso y de uno de los principales candidatos, no pudo contener las lágrimas. Su hijo Gilles Simeoni es desde el año pasado alcalde de Bastia, la segunda ciudad de la zona después de Aiacciu, con 46.000 habitantes. En los comicios regionales, Simeoni obtuvo un 45% de los sufragios siendo la opción más votada en todos los colegios electorales de Bastia. Nada más ser nombrado presidente del ejecutivo corso, el cargo electo de 48 años fue aplaudido durante tres minutos. Tras décadas de militancia a favor de la autonomía, en pocos meses Simeoni se ha convertido en el hombre más poderoso de la isla. El líder de la alianza entre autonomistas e independentistas sufrió hace pocos años sesenta ataques y evitó varios atentados por parte de sectores claramente más radicales respecto a su línea pragmática, que prioriza el diálogo para llegar a su objetivo.
a todos, menos a los corsos En un primer momento, el cambio en Córcega ha estado marcado por la ausencia de llamadas telefónicas de París a los ganadores de las elecciones, ya que el presidente de la República y el primer ministro felicitaron a todos los vencedores a excepción de Simeoni y Talamoni. El Gobierno francés, que tampoco reconoció el abandono de la lucha armada del Frente de Liberación Nacional Corso en 2014 después de cuatro décadas de lucha clandestina, lleva a cabo una auténtica campaña de desprestigio contra la alianza que se impuso en las urnas.
Mientras el Elíseo sigue ignorando el cambio, al considerar que el tema corso puede perjudicar todavía más la imagen de François Hollande ante la opinión pública, el primer ministro Manuel Valls ha advertido que existen líneas rojas sobre las que no se discute, que Córcega es parte de Francia y que nada romperá esta relación. Valls ha aclarado que la única lengua de la República es el francés y que nunca habrá amnistía para los 25 presos corsos ya que no existen prisioneros políticos en Francia. El exministro de interior Jean Pierre Chevènement ha comparado a Talamoni con Bin Laden al considerar que en los dos casos existen una negación de la democracia, ya que una pequeña minoría habla en nombre de una mayoría silenciosa. El jacobino asegura que los resultados de las elecciones en Córcega son el fruto de muchos años de complacencia del poder central hacia la isla.
En pocos días, Simeoni y Talamoni se han convertido en estrellas televisivas, en las personalidades más invitadas en las radios parisinas y en los autores de los mensajes más comentados en las redes sociales. Los dos explican que en Córcega un 30% de la población domina la lengua corsa, que un 60% la entiende y que nadie critica o pone en duda su uso en la vida pública.
Ante las advertencia de Valls, Talamoni agrega que sólo tiene que rendir cuentas al pueblo corso que le ha elegido y recalca que Córcega fue anexionada a Francia por la fuerza de las armas. El nuevo presidente de la Asamblea Territorial Corsa critica la existencia de leyes especiales aplicadas contra los militantes independentistas corsos condenados por terrorismo y recuerda que 47 de los 51 consejeros territoriales reclamaron ya su amnistía hace unos meses antes de la llegada al poder de los nacionalistas.
Talamoni añade que en Europa Francia sigue aislada en su política contraria al reconocimiento de las lenguas minoritarias. Simeoni y Talamoni aclaran que ha llegado la hora del diálogo y de la negociación entre París y los nuevos dirigentes insulares.
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