El juego de la muerte
Un conjunto fúnebre de Lego para niños se convierte en un éxito avalado por los psicólogos, que coinciden en la necesidad de no ocultar a los más pequeños el fallecimiento de sus seres queridos
Familiarizar a los pequeños con el tema de la muerte. Ese es el objetivo de un horno crematorio, un cadáver y una familia de luto en miniatura. Forman parte de un exclusivo conjunto de Lego que en pocos meses se ha convertido en un auténtico éxito de ventas.
Aunque puede parecer extraño a primera vista, el conjunto de piezas es presentado por el Museo Funerario de Bestattung Wien, las empresa pública de Pompas Fúnebres de Viena, como una idea seria, llevada a cabo tras numerosas consultas con diversas asociaciones de psicólogos.
“Muchos padres se dirigen a nosotros cuando muere un ser querido. Nos preguntan cuál es la mejor manera de explicárselo a sus hijos pequeños”, explica Cornelia Fassl, portavoz de la empresa funeraria municipal.
Los psicólogos resaltan la importancia de explicar a los niños de la forma más apropiada, según su edad, lo que ha pasado con el abuelo, con otro familiar o con un amigo cuya pérdida tienen que afrontar, para que puedan así encarar la situación sin miedo, como algo normal que forma parte de la vida.
De ahí surgió la idea de crear una serie de juguetes, sobre todo para aquellos en edad preescolar.
Fue encargada a una empresa local que puede usar oficialmente componentes de Lego y que ahora fabrica estas piezas exclusivamente para el Museo Fúnebre, situado en el Cementerio Central de Viena, desde donde se venden ya en todo el mundo.
de tumba a crematorio La oferta incluye una unidad de camposanto con tumba, lápida, ataúd, excavadora y personal funerario, mientras que otro set consta de un horno crematorio y un féretro que se puede introducir en él.
En el juego, a la despedida de un ser querido puede asistir una pequeña “familia desconsolada”, que consta de pequeñas figuras: un padre, una madre, un hijo y un fallecido en forma de esqueleto.
Se suman a otros productos de componentes Lego creados hace un par de años para coleccionistas, como el modelo de un tranvía histórico que llevaba cadáveres al Cementerio Central de Viena en la época de entreguerras, así como el de una carroza, una camioneta y un coche fúnebres.
Los precios de las piezas oscilan entre 7,90 euros para una figurita, y 112,90 euros que cuesta el tranvía histórico, para armar con 350 “ladrillos”.
“Lo hablamos con la asociación de psicólogos, que dijeron que era una buena idea. Muchos psicólogos los han comprado”, dice Fassl, y añade que “también se han vendido en escuelas y guarderías”.
La Asociación de Viena para Psicoterapia desaconseja callar y guardar silencio frente a los niños cuando muere un ser querido en la familia.
Según explicó ya en la presentación al público del nuevo juguete, el silencio hace que se forme una especie de tabú que genera “miedos e inseguridades. El pequeño siente que algo anda mal y se queda solo con esa sensación”.
Por el contrario, necesitan que se les hable de los sucedido, en lo posible “con un lenguaje simple y claro”, adaptado a la edad correspondiente, y en este proceso los juguetes pueden ser una gran ayuda, dado que “los niños afrontan mejor sus sentimientos a través del juego”.
Eso sí, los Legos fúnebres no deberían ser entregados a los más jóvenes sin las explicaciones correspondientes de adultos.
“Fueron pensados para la vía psicológica, para que los niños aprendan jugando sobre lo que pasa en un crematorio, sobre lo que pasa en una tumba. No fueron ideados como regalo de Navidad o cumpleaños para un pequeño. El kit está ideado sobre todo para psicólogos o educadores”, advierte la portavoz.
Explica que “en cada Kindergarten (jardín de infancia) pasa alguna vez que muere alguien, un familiar de un niño o un ser querido, y entonces se explica a todo el grupo lo que ha pasado”.
“De ninguna manera se puede dar a los niños sin acompañamiento de personas mayores. Lo ideal es que se haga de forma profesional, teniendo en cuenta lo que puede entender bien un niño según su edad”, añade.
Aunque es aún prematuro para manejar cifras, según Fassl, las piezas para los pequeños son todo un éxito que traspasa las fronteras de Austria.
Además de las diversas entidades de educación y atención psicológica de niños, también la han adquirido muchos padres para sus hijos, así como adultos coleccionistas, sea de productos Lego como de objetos relacionados con las pompas fúnebres en general.
“Cada día nos llegan nuevos encargos”, asegura la portavoz, tras explicar que se han vendido ejemplares a diversos países, como Estados Unidos, Malasia, España o Australia.
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